Hasta el ajedrez, unas de las disciplinas más canónicas, tiene margen para innovar. Alejandro Duque les presenta al arquero, una figura con la piel del alfil pero diferentes poderes. Se mueve en diagonal y puede saltar a una pieza de su propio color para cazar a una rival. Este segoviano plantea un juego en el formato tradicional (8×8) en el que el arquero sustituye al alfil y otro formato expandido (10×10) en el que se añadirían dos arqueros y dos peones a las 16 piezas que habitualmente componen el ejército sobre casillas blancas y negras.
La nueva pieza simboliza la biografía de Alejandro. La base es el ajedrez, el juego que practica desde niño. “Siempre ha estado persiguiéndome”, sonríe. Después, llegó su afición al tiro con arco y su destreza como escultor. “Las tres requieren una concentración especial. Y yo soy una persona que está constantemente creando”. Empezó como cantero y la mayoría de sus esculturas han sido sobre piedra. “Estaba acostumbrado a relacionarme diariamente con muchas personas debido a que impartía talleres didácticos, así que cuando terminaba la tarea diaria buscaba distracciones en las que no necesitase demasiada compañía”.
El prototipo lo hizo antes de la pandemia; con el tiempo libre de estos meses ha culminado su ensayo y lo ha enviado al Registro de Propiedad Intelectual con el manual de movimiento de las piezas. Una vez protegidos los derechos, su intención, como jugador habitual de ajedrez online, es divulgarlo por las plataformas profesionales y ver cómo lo recibe la comunidad. Ya ha practicado en partidas con su entorno familiar y amigos. Hasta el momento, solo unos pocos saben jugar con arqueros.
Un sinfín de variantes
“Variantes se han creado muchas a lo largo de la historia por parte de grandes maestros y aficionados”. Son modificaciones que cambian la forma o añaden nuevas piezas. “Está claro que no van a desplazar al ajedrez oficial, pero da qué pensar. De hecho, se juega mucho a ellas. Lo que hace es crear un nuevo juego y a la gente le gusta salirse de la norma”. Él juega diariamente una media de 30 partidas –con diferentes formatos, desde un minuto a 30- y dedica entre una hora y media y dos horas.
Lo que he hecho es una fusión entre las dos piezas
Los orígenes del ajedrez y del charatunga, el juego indio del que procede, tenían un elefante, una figura que saltaba una casilla en diagonal. En la edad media, la cultura musulmana introdujo el alfil –los Reyes Católicos concretaron su forma o la de la reina- y ya no saltaba. “Lo que he hecho es una fusión entre las dos piezas. Y la verdad es que añade una dificultad muy interesante. Estás acostumbrado a que los alfiles trabajen con líneas abiertas y el hecho de que puedan saltar piezas obliga al adversario a pensar más”.
Añadir una pieza implica tejer nuevas aperturas, ataques y finales. El tablero de grandes dimensiones (10×10) lleva a una partida más tranquila. “Hay más casillas y hay que dominar el terreno. No es como el convencional, que sacas un peón y enseguida estás en la mitad del tablero. Añade tranquilidad para ir desarrollando las piezas”. La idea es que los arqueros sirvan de amenaza a distancia. “La nueva posibilidad de capturar implica, por poner un ejemplo, que en las aperturas no sea necesario moverles demasiado, sino buscar casillas estratégicas desde las que dominar la defensa”.
El arquero, a la hora de capturar una pieza, puede realizarlo como los alfiles, pero además tiene el poder de capturar (siempre en diagonal) saltando una o varias piezas de su mismo color, lo que le convierte en una pieza muy útil para la defensa del rey a larga distancia. “He querido hacer un símil a la trayectoria que realiza la flecha en forma de parábola cuando es lanzada por el arquero al inclinar su arco ligeramente hacia arriba”. Si la pieza que tiene a tiro el arquero es el rey, se considera jaque. Esta maniobra es muy valiosa en los finales para dar jaque mate.
Mi objetivo es que se pueda jugar algún día online a esta variante
En un deporte con un impacto cada vez mayor de la tecnología, subraya que su fin es divulgador; aportar una nueva idea para una disciplina con beneficios en la formación personal: el razonamiento para la resolución de problemas, la estrategia, la coordinación óculo-manual o la mejora de las relaciones sociales.
Alejandro defiende que el arquero encaja en el contexto caballeresco y no desmerece en el tablero como una defensa más al rey. “Mi objetivo es que se pueda jugar algún día online a esta variante”. Con todo, no se plantea hacer él la aplicación. “Lo que quiero es divulgarlo y ver si alguien está interesado. Pero lo primero es que las plataformas lo critiquen, tanto para bien como para mal. Hay muchas variantes, pero todas son muy fantasiosas”. Habla de ajedreces redondos, tridimensionales, figuras como el obispo o cardenal, híbridos entre caballo y torre o dragones. A ello se añade el ejemplo de Sheldon Cooper, el personaje de la serie ‘Big Bang Theory’ que pergeñaba formatos cada vez más exóticos. La idea del arquero valdría un episodio.

