El Barcelona acabó ayer con su ‘maldición’ de los tres últimos años en el Calderón, donde superó con merecimiento y autoridad al Atlético de Madrid, que nunca pareció un equipo capaz de responder a la superioridad azulgrana, en un duelo en el que un gran David de Gea evitó mayor castigo.
El meta, sobresaliente, impidió la sentencia anticipada de un choque que siempre se movió al dictado del cuadro visitante, muy seguro en defensa, incontestable en el medio campo e imparable en ataque para el conjunto rojiblanco, derribado ayer por los goles de Messi y Piqué.
El bloque de Guardiola, esta vez, no dudó ni un segundo en su visita al feudo rojiblanco. Desde el inicio ejerció un dominio absoluto, con el balón como propiedad exclusiva para manejar el partido a su ritmo, al que marcaban sus infinitos toques y su precisión milimétrica y que dejó al Atlético sin pelota y sin fútbol.
No la tuvo en todo el primer tiempo ni en el segundo, porque no se la dejó su adversario en ningún momento, ni siquiera con la presión arriba de los ‘colchoneros’, que generaron algún pequeño apuro a los defensas ‘culés.
Porque el Barcelona mandó con autoridad desde el primer minuto y hasta el intermedio. Y con merecido premio en el marcador, el 0-1 (m. 12) del argentino Lionel Messi tras una magnífica pared con Pedro, en uno de los múltiples espacios entre medio campo y defensa del Atlético, un paraíso para el talento de los visitantes.
Ni siquiera el 1-1, en un puntual saque de esquina cabeceado por Raúl García en el minuto 25, alteró el control de los azulgrana, superiores en todo en la primera parte, cuando Piqué resolvió un córner sin aparente peligro, con control con el pecho, disparo y gol ante un Godín demasiado blando (1-2, m. 32).
Fue un choque bajo el estricto dominio visitante, que también estrelló un balón en el poste por medio de Villa. Pero asimismo fue un encuentro con solo un gol de distancia y un duelo tan habituado los últimos años a imprevisibles cambios de guión que mantenía la incertidumbre para la segunda mitad.
Lo intentó el equipo madrileño en la reanudación, en la que Quique Sánchez Flores sustituyó al argentino Agüero, de inicio en el once aunque había sido duda toda la semana por una contusión en la pierna izquierda, y en la que las ocasiones correspondían, de nuevo, al Barcelona, que se encontró con un espectacular De Gea.
El arquero, excelente ante sendos disparos de Xavi y Pedro, mantuvo al Atlético en el encuentro, en el que los impulsos de coraje de los rojiblancos no fue suficientes para derribar al rival.
El choque tuvo un claro color azulgrana, lo había tenido todo el partido, solo inquietado por acciones esporádicas, como un disparo de Reyes, demasiado poco para responder a la absoluta superioridad del Barcelona, un monólogo de los visitantes desde el primer hasta el último minuto y del que Leo Messi se retiró lesionado tras una entrada de Tomas Ujfalusi, que le valió al checo la tarjeta roja.
De todas formas, esta victoria le puede salir cara al bloque catalán porque la lesión de Messi no tiene buena pinta. El argentino abandonó Madrid con muletas y hoy le realizarán más pruebas.
Distensión en el ligamento del tobillo.- El argentino Leo Messi sufre «una distensión en el ligamento lateral interno del tobillo derecho, sin afectación ósea», según informaron los servicios médicos del Barcelona, a la conclusión del encuentro que disputó el conjunto azulgrana contra el Atlético de Madrid. El futbolista salió del terreno de juego en camilla, sobrepasado el minuto 90, tras una dura entrada del defensa rojiblanco Tomas Ujfalusi, que le valió al zaguero checo la tarjeta roja. El delantero argentino será sometido hoy a nuevas pruebas, pero en principio se ha descartado la fractura, el gran temor del club catalán. «Estamos muy tristes por él. En principio se descarta la fractura, pero no sabemos más. Messi es muy honesto, es el jugador menos tramposo que conozco, sólo quiere jugar. Estamos muy tristes por él», afirmó Guardiola a la conclusión del duelo
