Lolita Flores se subió ayer al escenario de La Cárcel-Centro de Creación convertida en Natalia ‘La Colometa’ y lució su bien hacer ante un auditorio repleto, ya que las entradas estaban agotadas hace varios días.
Y es que en ‘La Plaza del Diamante’ —adaptación teatral del director escénico Joan Ollé y de Carles Guillén, basada en la novela de Mercé Rodera— es el duro monólogo interior, costumbrista y desgarrador y lleno de simbolismos de una mujer de la postguerra, en el que se ponen de manifiesto todas las huellas que este periodo de la historia reciente de España dejó en todos los que lo vivieron y sufrieron sus consecuencias.
Antes de caracterizarse como ‘La Colometa’, la protagonista de la obra recibió en La Cárcel a los medios de comunicación —ya que durante la representación no se permitía tomar fotografías—, momento en el que reconoció el lugar y se fue familiarizando con el escenario que, en unas horas, se convertiría en la Barcelona de los años 40 del siglo pasado.
Críticas
‘La Plaza del Diamante’ está cosechando unas críticas excelentes en todas las ciudades a las que va. Han dicho de ella, por ejemplo, que es “una impecable adaptación de Joan Ollé, encarnada en un soliloquio estremecedor de una Lolita Flores, que abandona hasta la última lentejuela del estrellato” (Rafael Fuentes, ‘El Imparcial’) o “Lolita ha sabido meterse —y supongo, que no sin dificultad— en la figura encogida, sumisa, contenida y con esa voz profunda que le sale de las mismas entrañas, de una Colometa de la que puedo decir que «mejor, imposible»” (José Miguel Vila, web profesional ‘Ociocrítico.com’).
