El transcurrir de las semanas no hace más que acrecentar la somnolencia de la ciudadanía ante la falta de iniciativas políticas de consenso para unidos sacar adelante los designios del país en pandemia. Confieso que soy de los que comparto que el mejor ejercicio en política es la búsqueda del acuerdo para dar respuesta a las necesidades ciudadanas, para hacerles más fácil el día a día, para ser útiles y corresponsables con la situación tan complicada por los efectos del coronavirus. En mi tarea parlamentaria lo intento desarrollar siempre que tengo ocasión, y a nivel provincial propuse hace varios meses un Pacto por Segovia.
Cuando la última semana de febrero en el pleno del Congreso votamos un acuerdo entre los grupos parlamentarios del PSOE y Unidas Podemos que sustentan al Gobierno de España y el Grupo Popular, para el Consejo de Administración de RTVE, confieso que me sentí bien y con esperanza de que el bloqueo político se dejaba a un lado para caminar por la senda del consenso constitucional y de Estado, que terminaría con la renovación de todas las instituciones pendientes: Consejo General del Poder Judicial, Defensor del Pueblo, etc.
Pero “todo el gozo en un pozo”, cuando al día siguiente se vetaban los acuerdos por parte del PP, en órganos que llevan dos años en funciones y además tomando decisiones de nombramientos judiciales, como si no importara ese déficit de funcionamiento democrático.
Confieso que cuando escucho al líder del PP, el señor Casado, sus intervenciones, he llegado a pensar en varias ocasiones, que busca llamar la atención mediática, con exageraciones, sobreactuaciones y comete tremendos errores, que demuestran poco rigor e incluso bisoñez. Ahora además observo, demasiada atención a las barbaridades de la ultraderecha, falta de preparación y poco sentido de Estado, lo cual es nefasto para los intereses del país.
También confieso que en los últimos días, la posibilidad de la presentación de una moción de censura en Castilla y León contra el desgobierno de Fernández, Mañueco e Igea, está suponiendo que colectivos, personas individuales, algunas desconocidas para mí, me hagan llegar la ilusión por la consecución de un cambio de gobierno en la Comunidad ante lo que ven y comprueban cada día con un gobierno autonómico enfrentado diariamente con todos y con decisiones que cada día cambian y generan gran desconfianza.
Qué profunda reflexión deben hacer ‘los naranjas’, si quieren en el futuro seguir pintando algo o ayudando a la ciudadanía en la política de esta tierra.
Pero en esta semana tan marcada por la igualdad que irradia la celebración del 8M, quiero confesarles, que me parece inaudito que el PP provincial consienta mantener en El Espinar, a la concejala delegada por el alcalde para Igualdad, después de presentar una moción en pleno, contra la Ley de Violencia de Género o ahora precisamente contra la Igualdad. Por mucho, que el PP de Segovia luego intente ponerse la camiseta del feminismo o la igualdad, es incompatible y además cínico. Por mucho que el presidente de la Diputación diga que “lleva la igualdad a todos los municipios”, no es creíble. Les confieso que para mí, es más bien vergonzoso, aunque repetitivo.
(*) Diputado del PSOE por Segovia.
