La lengua española, tan rica en todo tipo de matices, es también muy abundante en materia de refranes, un “dicho” popular que tiene miles de expresiones y asimismo miles de referencias. Y es que es facilísimo, en cualquier conversación y sobre cualquier tema que se trate, poder aplicar algunos de los innumerables refranes que usamos a diario.
El dicho popular que encabeza estas líneas viene a significar, por lo llano, que es “convencerse de la falta de razón para mantener una actitud”. Por lo que es perfectamente aplicable al reciente anuncio municipal de establecer en la plaza de la Artillería un Centro de Interpretación del Acueducto. Como se sabe, este centro se instaló en la Casa de la Moneda, a raíz de su restauración y consiguiente apertura al público; y allí está, a la entrada, en una salita ajena al resto de la construcción, como significando que “yo aquí no pinto nada”.
A raíz de aquella inicial decisión , en estos comentarios –y no han sido los míos los únicos en el mismo sentido- he expresado mi sorpresa y mi desacuerdo de que un centro de este tipo se encuentre tan alejado del monumento al que se refiere y del que quiere recopilar material referido a su historia. Es como si un Centro de Interpretación del Parque del Guadarrama se estableciera, por ejemplo, en Cuéllar o en Hontalbilla.
Ocurre en este pueblo nuestro que cuando a uno de sus no pocos profundos pensadores se le ocurre una idea, cuesta mucho trabajo que se apee de ella, y pasa tiempo –como ahora ocurre- hasta que llega un momento en que “se cae del burro”. Aunque luego se trate de justificar el tema diciendo, como sobre otras materias, que la decisión estaba tomada en el momento de hacer la relación de proyectos para un determinado ejercicio político, en este caso, el presente.
En consecuencia, que al final se concluye que la verdad –o el sentido común- como el aceite, según otra expresión popular, queda encima, porque es la que prevalece por muchos detractores que pueda tener. Felicitémonos, pues, de que la razón y el buen sentido se impongan. Y ahora a esperar a que se presente el proyecto de nueva instalación del Centro de Interpretación de nuestro gran monumento, que parece irá ubicado a la sombra del mismo. Cabe suponer que en él, además de lo que ahora se alberga en la estancia actual, se incremente en todo lo posible el material conducente a dar una amplia y completa información sobre los muchos aspectos que pueda ofrecer el Acueducto, auténtica pieza de asombro para propios y extraños, como también suele decirse. Porque yo creo que todos los segovianos, cada día que le contemplamos, nos admiramos más de su belleza, su grandiosidad y su esbelta silueta, sobreviviente a muchos siglos de historia hasta el punto de ser considerado como único ejemplar, en su estilo, en el mundo. Por supuesto, digno de figurar entre una de las grandes maravillas, aunque los “doctores” en aplicar estas calificaciones “aún no parece que se han fijado adecuadamente en él.”
Hay que suponer que en la nueva ubicación del Centro, que esperamos se hará con toda la dignidad que merece su protagonista, figure, entre los objetos relacionados con él, la imagen de la Virgen retirada de la hornacina hace algunos meses. Será su mejor ubicación y no a dos kilómetros de “la puente”.
Asimismo servirá el Centro para ofrecer la abundante bibliografía editada sobre el Acueducto, dando oportunidad a los futuros visitantes a conocerle bien a fondo con su lectura y con la contemplación de las miles de imágenes que desde siglos pasados se han ido acumulando en libros, litografías, cuadros…
En definitiva, una buena, y muy esperada, decisión del equipo municipal que llega un poco tarde, pero llega, que realmente es lo que importa. Porque, caramba, alguna vez había que acertar de pleno, después de tantos “tropezones”.
