La localidad burgalesa de Aranda de Duero, de 32.000 habitantes, ha sido uno de los municipios que más ha sufrido las restricciones para evitar la expansión del coronavirus, que se descontroló en dos ocasiones y supuso dos aislamientos perimetrales, una situación muy distinta a la de ahora que ha convertido a su hospital en el primero de Castilla y León en desmontar su zona covid al dar de alta al último paciente contagiado al que trataba. Este desmantelamiento afecta solo a la zona de hospitalización ya que, para atender posibles nuevos casos, se mantendrán los protocolos anticovid establecidos en Urgencias y los cuatro puestos de la Unidad de Cuidados Respiratorios Intermedios (UCRI) puesta en marcha el pasado mes de noviembre.
Con el desmantelamiento de la zona covid el centro sanitario arandino cierra un ciclo que le ha llevado, en poco menos de un año, de ser una de las primeras localidades del país en sufrir un confinamiento perimetral debido a sus pésimos datos de incidencia a encabezar las listas de las ciudades con menor cifra de contagios. En las primeras semanas de la pandemia, a finales del mes de marzo de 2020, el centro sanitario arandino llegaba a contabilizar 48 personas ingresadas por coronavirus. Una cifra que se elevaba por encima de los 60 si se tenía en cuenta a los derivados al Hospital Universitario de Burgos, ya que en la capital ribereña no se dispone de UCI ni, en consecuencia, de sistemas de ventilación invasiva.
La elevada incidencia del virus en la localidad, que llegó a registrar hasta 120 PCR positivas en un solo día en una población de poco más de 30.000 habitantes, provocó que entre el 7 el 21 de agosto la Junta de Castilla y León decretara el cierre perimetral de la localidad, prohibiendo tanto la entrada como la salida de personas del término municipal.
Una medida casi única en aquel momento en todo el país que despertó numerosas críticas por el perjuicio que ocasionaba a una ciudad en cuya economía juega un papel fundamental el sector servicios y el turismo y a la que no se dejaban entrar posibles clientes en uno de los momentos álgidos del año. Sin embargo, la medida tuvo que volver a repetirse el 20 de octubre y ya en noviembre la capital ribereña sometió a la población a un cribado masivo que permitiera recuperar la trazabilidad del virus.
Los arandinos respondieron y acudieron masivamente a la prueba. En solo un fin de semana casi 12.000 personas participaron en un estudio que detectó 38 positivos asintomáticos, apenas un 0,32% de los test realizados. Pero, sobre todo, se logró recuperar la trazabilidad del virus, facilitando la lucha contra su contagio. Los malos índices han remitido en las últimas semanas, cuando la población arandina ha vuelto a ser llamada a un cribado masivo que ha registrado, eso sí, mucha menor participación.
En cualquier caso, los últimos datos facilitados por la Junta de Castilla y León reflejan una incidencia acumulada de 120 casos a 14 días y 63 a siete, muy por debajo de los establecidos por la Organización Mundial de la Salud como nivel de alerta. Este hecho ha provocado que desde el Ayuntamiento se solicitara a la Junta que se le permitiera desescalar en solitario. Su argumento: si cuando los datos considerados individualmente eran malos se confinó la villa en solitario, ahora que son buenos debería permitirse levantar las restricciones también de forma individual.
Una petición que ha caído en saco roto, puesto que desde la Consejería de Sanidad se ha considerado que los malos datos globales no permiten actuar de forma individual. Las buenas noticias han llegado ahora de la mano del centro sanitario arandino, con el anuncio del cierre de la zona covid al no haber ningún hospitalizado por esta causa. El gerente del Hospital Santos Reyes, Evaristo Arzalluz, en declaraciones a la Agencia EFE, ha considerado que esta buena evolución es consecuencia directa del trabajo en unidad que se ha llevado a cabo a lo largo de los meses.
«Hospital, médicos y sanitarios, fuerzas y cuerpos de seguridad, jueces, Ayuntamiento y, por supuesto, ciudadanos. Hemos estado todos a una para frenar al coronavirus. Y de momento lo hemos conseguido, aunque no hay que bajar la guardia», ha relatado. El responsable del Hospital Santos Reyes ha admitido que aunque la situación ahora mismo es esperanzadora, no hay que bajar la guardia, alertando de que en cualquier momento puede detectarse algún caso nuevo.
No obstante, ha informado que la buena situación del centro sanitario arandino le permitirá apoyar a otros que no atraviesan tan buenos momentos, como el Hospital Universitario de Burgos (HUBU). De hecho, ha informado de que ya se han realizado en Aranda siete intervenciones quirúrgicas de pacientes de la capital burgalesa cuyas operaciones se estaban viendo pospuestas por la crisis del coronavirus.
