Un enamorado de la hostelería y especialmente del mundo de la coctelería. Así podríamos definir al fundador de la Asociación de Barmen Españoles en Castilla y León, organización de la que ha sido presidente durante tres mandatos.
Tras 53 años de profesión, hace solo unos días, justo al cumplir los 65 años, Garzón se ha jubilado. Le echarán de menos, sin duda, en las barras y en las cocinas de esta ciudad, pues a lo largo de su dilatada carrera profesional ha hecho de todo en bares, pubs, discotecas y restaurantes. Ni un grifo de cerveza, ni una sartén, ni, por supuesto, una coctelera se le han resistido a este profesional que, a buen seguro, echará de menos el contacto con la gente, uno de los valores que siempre destacan los que, como él, han amado la hostelería.
Salió muy pronto de su pueblo natal, con solo 12 años, para trabajar en el restaurante Tres Hermanas de Villalba (Madrid), propiedad de unos paisanos suyos de Villacastín. Tras una breve estancia en la capital de España, con 16 años se establece en Segovia. Trabaja en distintos sitios: La Criolla de Fernández Ladreda (lo que es el Maipe), Hotel Las Sirenas, Casa Duque, Casa Ricardo, El Abuelo, el Juan Bravo, La Meca y la discoteca Ladreda.
En 1980 abre el Voque. Más tarde tuvo el bingo de la Segoviana, el Fornos en la calle de Los Bares y la discoteca de verano Bebop. Sus últimos catorce años han estado ligados a “La Cocina del polígono El Cerro”.
Garzón cree que la coctelería se ha recuperado con fuerza. “Ningún restaurante que se prece en una capital grande puede prescindir de un rincón para la coctelería”, comenta. “Aunque no se trabajan mucho los cócteles-añade- en Segovia tenemos grandes profesionales, como lo prueba los buenos resultados que conseguimos en campeonatos de España y Mundiales”.
53 años de profesión dan para mucho: para servir a los Reyes de España y a famosos del mundo del cine y el fútbol; pero si de alguien quiere acordarse en el momento de la jubilación es de sus hijos María Isabel, Félix, Conchi yÓscar, y sus nietos: Marcos, Rubén, Álvaro, Paula, Dani, Juana y Bárbara; y de la espectacular “iglesia de Villacastín, que no viene en ningún catálogo”.
