La práctica del señalamiento público, ya olvidada en las democracias europeas de la segunda mitad del Siglo XX, ha vuelto a la política española. Costó una Guerra Mundial y millones de muertos que los nacionalsocialistas dejaran de señalar con nombres y apellidos a personas por su ideología o creencias. Ya conocen lo que pasó… primero señalaban a los judíos… luego tu vecino… y tú crees que a ti nunca te van a tocar…
En Segovia, el señor Aceves ya va por la segunda parte (calumnia que algo queda…). Al rebufo de problemas de la corrupción política que ha existido en España en todos los partidos políticos (los mayores casos, más cuantiosos y vergonzantes en el partido del señor Aceves), y escudado en su inmunidad parlamentaria para asuntos políticos, lanza sospechas de duda sobre personas de su provincia. ¿Se puede ser más mezquino?
Siempre he creído que las tribunas públicas que nos ofrecen generosamente los medios de comunicación a los “responsables” políticos, deben ser utilizadas para llegar a la gente exponiendo ideas, hechos o acciones políticas, o para rebatir ideas del adversario político, siempre en uno y otro caso, basados en argumentos. Luego que juzgue el lector.
Sembrar duda en un artículo de opinión haciendo alusiones personales, es el mayor ejercicio de demagogia ya que la opinión corresponde a los periodistas o a los ciudadanos. Y los políticos deben responder de sus acciones, cada uno en la medida de las responsabilidades que durante un tiempo y en un ámbito determinado tenga asignadas.
No todo vale contra el adversario político. ¿O sí?
Siempre he escuchado en la sabiduría popular que el que más habla sobre un tema es el que más tiene que callar y que no hay que escupir hacia arriba porque, después te cae encima. No quiero introducir sospechas sobre el PSOE segoviano, aunque podría.
Le cae tan grande al señor Aceves el cargo (y yo lo sé bien) que intenta hacer méritos (en Madrid) denigrando al contrario (de Segovia). Y luego nos extrañamos de que la gente esté harta de los políticos.
Le voy a dar un consejo que, cuando comenzaba en las Cortes de Castilla y León, me dio un dirigente socialista regional de los de antes (y lo cito: Don Jaime González): no aprendas nunca lo peor de la política que es denigrar al adversario. Me temo que para el señor Aceves he llegado tarde.
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(*) Secretario general del Partido Popular de Castilla y León y procurador por Segovia en las Cortes.
