“Más liados que la pata de un romano”. Con esta castiza expresión define Hernri Tshipamba la vorágine de trabajo que el sacerdote que integra el equipo que atiende la capellanía del Hospital General de Segovia está desarrollando en un año en el que la crisis sanitaria ha multiplicado la labor asistencial y religiosa que llevan a cabo en el complejo hospitalario.
Visitas a los enfermos y celebraciones de la Eucaristía conforman la parte mollar del trabajo de los dos sacerdotes y la religiosa que desarrollan su acción pastoral en el hospital, pero su labor va más allá, y en este tiempo de pandemia se ha convertido en una firme tabla de salvación para enfermos y familiares que buscan una palabra de consuelo ante el sufrimiento de la enfermedad.
“La Iglesia siempre se ha comprometido de forma entrañable con la evangelización, y para ello hay que estar al lado de la gente”, asegura el capellán, y «nuestra presencia trata de poner de manifiesto que Dios está donde están las personas”.
Para ello, la capellanía señala que dispone de un horario “a la carta” para atender las necesidades de las personas, que comienza a las 7,30 horas con la primera eucaristía que reúne a un reducido grupo de profesionales sanitarios en la capilla, siempre con el máximo respeto a las normas sanitarias. A partir de ahí, se sucede el trabajo en el centro, orientado a “la escucha y el testimonio” en las cerca de 25 visitas que, como media, suelen realizarse a aquellas familias que demandan la presencia de los sacerdotes.
“Creo que la principal enseñanza que podemos extraer de esta situación es que la crisis revela la profundidad de la identidad de cada uno, y de forma más notable, que somos personas vulnerables”, asegura el sacerdote. “El Covid es una enfermedad de aislamiento que acentúa la vulnerabilidad de las personas, y esa vulnerabilidad apela a la solidaridad que se hace efectiva y patente en el personal sanitario que se entrega en cuerpo y alma a paliar estos efectos”.
Asimismo, señala que también hay espacio para la esperanza, y así se lo transmiten los enfermos que aseguran “esto también pasará” cuando hablan con él, pero «siempre desde la prudencia y la responsabilidad como pilares que la sustentan”.
