Minuto 1 de partido. La Segoviana bota un córner que se pasea por el área de la Cebrereña, hasta que el balón rebota en el abulense Guille, y se marcha a escasos centímetros del palo de la meta visitante. Esa fue la ocasión más clara que tuvo un irreconocible equipo azulgrana durante muchos minutos de la primera parte de un partido en el que Manu González corrió demasiados riesgos en su once inicial, y a punto estuvo de quemarse.

Porque la Cebrereña ya ha jugado (y sufrido) los suficientes encuentros en La Albuera como para saber qué era lo que tenía que hacer para buscarle las cosquillas al líder, y bien que se las encontró durante todo el choque, sobre todo en el minuto trece, cuando un contragolpe que pilló lejos a Borao, a Almendáriz lejísimos de su marca, y a Javi Marcos llegando tarde a la acción de Perdi por la banda acabó con Christian en la tesitura de llegar antes que David Terleira a un balón dividido.

Y el portero gimnástico llegó tarde. Tanto que, cuando quiso darse cuenta, se había llevado por delante al ‘9’ de la Cebrereña. El árbitro señaló la justa falta, perdonándole una roja evidente al guardameta, que todavía con la jugada en la cabeza ni vio el lanzamiento de falta de Terleira, que entró por la escuadra sí, pero por la suya. Golazo y 0-1.

LA IDENTIDAD PERDIDA

Durante la primera media hora de partido, la Segoviana fue un equipo irreconocible. Con Calleja buscando sin encontrar un compañero con el que asociarse, con Nogueira muy desacertado, con Ivi y Arribas sin encontrar su sitio, las llegadas sobre el marco de Alberto se produjeron en muy contadas ocasiones y sin apenas claridad hasta que, cumplido el minuto 30, un lanzamiento de falta de Arribas se encontró con el palo, y un posterior remate de cabeza de Gómez fue desviado por un defensa a córner, también cerca del poste.

Bastó con que Nogueira se entonara un poco en la salida del balón, y que Manu intercambiara las posiciones entre Dani Arribas e Ivi para que la Segoviana comenzara a reconocerse algo más, controlando el balón y empujando a las dos líneas de la Cebrereña hasta el borde de su área.

Siempre percutiendo por la derecha, finalmente el equipo gimnástico encontró el premio del empate en el primer desajuste defensivo de su oponente, con un balón filtrado hacia la entrada por dentro de Adrián, que con mucho tiempo para pensar mandó el balón lejos del alcance de Alberto, llegándose al descanso con las tablas en el marcador, y el líder tentándose la ropa después de unos primeros cuarenta y cinco minutos difíciles de digerir.

MEJOR TRAS EL DESCANSO

La entrada en el campo de Manu, Conde y Borrego vino a poner mucho más dinamismo al juego de creación de la Segoviana, que se notó prácticamente desde el primer minuto. Gómez tuvo un balón para chutar dentro del área, pero el segoviano (bien en la presión y jugando de espaldas) no termina de asimilar que un delantero centro, cuando recibe un balón en el área, debe chutar primero y hacerse las preguntas después.

Ni una pregunta se hizo Nogueira en el séptimo minuto de la reanudación, cuando recibió un buen envío desde la banda derecha, y remató en un semifallo tan grande que el esférico se le quedó a un metro de su pierna buena. Como quiera que todos los defensores de la Cebrereña se habían quedado absolutamente quietos esperando el primer lanzamiento, el centrocampista gimnástico pudo orientar su segundo remate convirtiendo el 2-1.

Los goles de Adrián y Nogueira le dieron la victoria a una Segoviana que no fue, ni de lejos, la de otros encuentros

Castigado por la contundencia del líder, el equipo abulense adelantó sus líneas apretando en la presión, y tuvo sus opciones a balón parado, con un centro al área que Pakato no acertó a precisar, o un remate cercano de Pichu que de manera incomprensible se marchó alto. No serían esas sus últimas opciones de devolver las tablas al marcador.

Porque lo cierto fue que la Cebrereña no rehuyó el intercambio de golpes con la Segoviana. Y si bien es cierto que el equipo gimnástico llevó evidente peligró en cada balón que puso desde la esquina al corazón del área, y que Javi Borrego dispuso de una oportunidad extraordinaria para marcar tras una gran acción individual que terminó con un lanzamiento que sacó Titi de la raya de gol con la cabeza cuando ya se cantaba el 3-1, y que Nogueira dispuso de otra oportunidad que también sacó el defensor visitante, no es menos cierto que el conjunto de Pepe García dispuso de las suyas, sobre todo en un tramo final del partido en el que a la Segoviana se le vieron demasiado las costuras, sobre todo en el apartado físico, superado su centro del campo por la mayor fortaleza de los jugadores abulenses.

Así, tras un balón que Terleira puso en profundidad a Grillo, este se encontró con la respuesta de Christian en su lanzamiento desde la frontal del área. Y en una última acción en la que la Segoviana defendió por acumulación, que no por orden, Juanma se encontró con el balón franco a un metro de Christian, enviando su remate al palo y haciendo exhalar un suspiro de alivio a los tres centenares de aficionados que pudieron ver a su equipo ganar los tres puntos con mucho más sufrimiento del esperado, antes de marcharse ‘pitando’ a casa, que a las ocho había que estar bien recogidito, aunque lo verdaderamente incomprensible sea que la Junta reclame un confinamiento domiciliario, pero permita que haya público en los eventos deportivos al aire libre. Cosas de estos tiempos oscuros que nos ha tocado vivir.