Que la pandemia nos está obligando a reconducir nuestros hábitos de vida, es un hecho incuestionable. En mayor o menor medida nos estamos adaptando al toque de queda y a realizar algunas actividades que antes no contemplábamos. La imposibilidad de poder juntarnos con los amigos o la familia nos está llevando a asumir que la actividad al aire libre es lo más aconsejable.
En este sentido, lo más sencillo es atarse unas zapatillas y ponerse a andar. Perfecto. Pero a veces, los recorridos ya son muy conocidos o corremos el peligro de encontrarnos con amistades con las que nos detenemos. Lo ideal entonces es buscar lugares menos transitados, fuera del entorno urbano. Esto conlleva otro tipo de preparación, mucho más planificada que salir por la calle.
Primero, decidirnos si hacemos excursionismo (trekking) o senderismo (hiking). El primero demanda más esfuerzo físico e implica ir por parajes sin senderos, asumiendo más peligro. El segundo suele realizarse por rutas más conocidas. También debemos prever el tiempo meteorológico que va a hacer, fijar cómo me voy a desplazar para iniciar el recorrido elegido, cómo me voy a alimentar e hidratar y, por supuesto, cómo voy a ir vestido.
Precisamente en estas navidades, estos materiales se han convertido en uno de los regalos más demandados. Desde las zapatillas o botas impermeabilizadas, de Goretex; a los pantalones que aíslan, transpiran, paran el viento y tienen infinidad de bolsillos; pasando por las camisetas térmicas, los forros polares, las mallas, los guantes, los bastones, las mochilas… En definitiva, el que quiera complicarse que se complique, pero sobre todo que disfrute de la naturaleza.
