¡Advertencia! Lo que a continuación se describe es cosa del pasado. Seguro, de toda seguridad, que aquellas posturas y decisiones político-personalistas ya se erradicaron. La sociedad política española (incluida la ‘casta’) ha madurado un ‘montón’ y, para bien de los españoles, que no por otra causa y razón, han comprendido que el mejor camino es el de la honradez, tanto ‘física (1) como moral’, y con la llegada a España de lo último en democracia, —‘todo para el pueblo, pero… ¡al pueblo ni se le ocurra!—’, no hay político que se atreva a designar a dedo ni a un mínimo asesor.
Recomendación.- ¿Sería mucho pedir al lector que volviera a leer lo anterior e incluyera la lectura entre líneas? (2). Simplemente por comprensión lectora. Gracias.
Datos de agenda. Año 1862. En España gobernaban los liberales con Leopoldo O’Donnell, de ‘jefe’, siendo ministro de la Gobernación, José Posada Herrera.
En Segovia, la Diputación publica en el B.O., también la Gaceta de Madrid, convocatoria y normas por las que se regirá la contratación de un arquitecto provincial. A las pruebas se presentan cuatro candidatos. Revisados todos los expedientes, siete miembros (3) electos de la ‘Casa’ realizan la votación pertinente, incluido el presidente Félix Fanlo. Así queda la ‘clasificación’:
José Asensio Berdiguer, 3 votos; Manuel Oraá, 2; Miguel Arévalo, 2.
En el acta que la Diputación remite al Gobernador Civil, señor Fanlo, con la finalidad de que este envíe la terna al Ministerio de Gobernación, se insertan los nombres de los tres candidatos con el número de votos conseguidos por cada uno de ellos, dado que el cuarto, Ángel Cosín, no obtuvo ninguno.
Más, hete aquí, que el gobernador (4), que estaba obligado por norma a remitir el acta tal y como la había recibido, decidió alterar el orden de la terna, recomendando al señor Oraá para ocupar el puesto.
Su postura a la petición, enviada en nota aparte al señor Ministro, quedó así justificada:
‘Sin que desconozca ni sea mi ánimo rebajar en lo más mínimo los méritos y servicios que concurren en los señores Asensio y Arévalo, a los que por el contrario conceptúo aptos para el desempeño de la plaza de Arquitecto; me tomo la libertad de hacer a V.E. una recomendación particular de Manuel Oraá al que considero más acreedor a la obtención de la plaza, en vista principalmente de la relevante hoja de méritos y servicios especiales que ha presentado, contraídos en su profesión desde el primero de noviembre de 1846, ya como arquitecto municipal de Santa Cruz de Tenerife y en la actualidad arquitecto de la misma provincia, circunstancia que no reúnen los demás, y cuyos méritos y servicios (del señor Oraá), tuve ocasión de reconocer por mi mismo durante la época en que S.M. la Reina se dignó confiarme el gobierno de la repetida provincia’ (5).
Pues, mira tú. En el ministerio, más consecuentes y en defensa de la norma, no hicieron caso alguno de la recomendación y en mayo del referido año se nombraba por Real Orden a Asensio arquitecto provincial. Mas, y como en ese tiempo ejerciera también en puesto de arquitecto municipal, dimitió de este.
Corolario. Se dice que una mancha de mora, con otra verde se quita. Pero… no pongan toda su confianza en ello.
Cierto es, y en justicia decirlo, que Manuel Oraá, nacido en Burgos, realizó un extraordinario trabajo de Tenerife, siendo un defensor sin fisuras de su profesión de arquitecto. En 1853 había sido nombrado por R.D. arquitecto provincial de Canarias.
Cierto también. El referido profesional fue designado, siete años después y residiendo ya en la ciudad, arquitecto provincial de Segovia. Puesto que ocupó nueve meses por cambio de normativa.
Reitero que estas situaciones en tiempo de democracia ya no se ‘llevan’ …¿O sí?
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(1) Referida a la utilización de dedo.
(2) Antonio Marco, Francisco Quintana, Serapio del Rio, Siro M. González, Leandro Odriozola y Mariano Fernández.
(3) Entre líneas es una expresión que significa ‘de forma no explícita, sino sobrentendida’ (Fundeu).
(4) Felix Fanlo, en 1856 era Gobernador Civil y Presidente de la Diputación de Tenerife; y en 1858 tuvo los mismos cargos en Segovia.
(5) Miguel Angel Chaves, ‘Arquitectura y Urbanismo en la Ciudad de Segovia 1750-1950’.
