Un club deportivo no llega a la élite por casualidad. Hay factores que lo propician. El Viveros Herol Balonmano Nava aprovechó la ‘Oportunidad’ porque estaba preparado: Estructura sólida con funciones específicas para personas con largo bagaje; cantera rica en efectivos y preparadores cualificados; afición entendida, comprometida y respetuosa con el rival y músculo económico aportado por un patrocinador privado. Milagros en deporte, los justos.
Era el ‘Momento’ de llegar a la competición
La Liga ASOBAL ha vivido mejores épocas. El FC Barcelona es, hoy por hoy en España, invencible. Solo Ademar León, Bidasoa Irún o Ciudad de Logroño siguen su estela a una distancia sideral. La mayoría de los jugadores internacionales de las potencias mundiales están en otras ligas y eso baja la calidad del juego, pero lo democratiza hasta permitir al equipo de una localidad de 2.200 habitantes formar parte de una liga en la que no debería tener sitio. Era el ‘Momento’ de llegar a la competición.
En el Balonmano Nava saben de caer y levantarse, de llorar ascensos cruelmente frustrados o de tener que ir a otro pueblo a jugar sus partidos de casa porque en tu pabellón no puedes. La ‘Resilencia’ es el motor que mueve su engranaje.
Su presencia en la élite es una cuestión de justicia, no de suerte
El equilibrio de los factores que conducen al éxito es delicado y la más mínima falla haría caer todo el entramado. En Nava tiene claro que su sitio, el que por potencial les corresponde, puede no ser el que ocupan y ahí emerge la ‘Humildad’ como cuarto factor. No hay organización deportiva más sensata y honesta. Su presencia en la élite es una cuestión de justicia, no de suerte.
