El juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz, instructor de la causa sobre la presunta contabilidad B del PP, cumple con el calendario fijado para las citaciones que convocó a finales del pasado mes de julio y que lleva hoy a su juzgado a los que fueran secretarios generales de este partido Javier Arenas y Francisco Álvarez-Cascos.
Pese a que la Fiscalía solo había dado su plácet para la declaración de quien actualmente ocupa este cargo, María Dolores de Cospedal, que está citada para mañana, el magistrado justificó que se llamara a sus antecesores por considerar sus testimonios «pertinentes, útiles y necesarios» en atención a su responsabilidad en la Secretaría General de la formación «durante los distintos períodos a que se extiende la presunta contabilidad B y la realidad de los apuntes en ella contenidos».
Durante su declaración ante el juez del pasado 15 de julio y cambiando radicalmente de estrategia frente a comparecencias anteriores, el extesorero Luis Bárcenas reconoció que los pagos al margen existieron, e insistió en que dichas cuentas y el cobro de sobresueldos eran práctica general que conocían los diferentes secretarios y subsecretarios del partido, que eran, además, de los cargos fijos que se beneficiaban de estas supuestas compensaciones.
El togado ha venido delimitando la investigación a los delitos fiscales que pudieran haberse cometido a partir del ejercicio 2007 y los realizados contra la administración pública desde el año 2002.
La jornada se inicia con la comparecencia del empleado de caja del PP Antonio Ortiz, que es el segundo responsable de este área que acude a la Audiencia después de que lo hiciera Luis Molero, quien aseguró que Bárcenas le llegó a entregar hasta ocho paquetes de dinero en efectivo en un día para que los ingresara, de forma consecutiva, en la cuenta de donativos anónimos del PP. Las acusaciones sospechan que con este procedimiento los responsables de las finanzas troceaban personalmente las donaciones anónimas para que nunca superaran el límite legal establecido por la Ley de Financiación de Partidos Políticos -de 60.000 euros hasta 2007 y de 100.000 a partir de ese año- y, así, burlar a Hacienda.
Seguidamente declara Cristóbal Páez, que fue quien sucedió a Bárcenas en la gerencia, pero la expectación mediática está puesta en Álvarez-Cascos y Arenas. Sobre este último, previsiblemente será preguntado por lo dicho por Bárcenas sobre que fue él, personalmente, quien le pidió en 2010 que entregara a Mariano Rajoy 4.900 euros que quedaban de remanente tras la liquidación de la caja donde se guardaban las donaciones del partido: «Chico, cógelos, los metes en un sobre y se los dejas al presidente».
También le preguntarán a buen seguro a Arenas sobre una reunión celebrada en marzo de 2010 en Génova en la que estuvo presente Rajoy, Arenas, el extesorero y su esposa, Rosalía Iglesias, en la que Bárcenas, presuntamente, pidió que se dijera a De Cospedal que dejara de intoxicar sobre él.
Por lo que se refiere a Álvarez-Cascos, además de sus conocimientos de cuando fue número dos del partido, el exsenador le atribuyó cobros de 10.000 euros todos los meses durante los años 1994, 95 y 96 para «compensar los gastos ocasionados por dedicación al partido», cantidad a la que habría que añadir los 4.000 euros que percibía cada mes como diputado.
