La memoria canina recordará la Nochevieja del año 2020 como una de las más apacibles de la historia, ya que ningún perro tuvo que soportar el sonido estridente y molesto de los petardos con los que otros años los ciudadanos saludan la llegada del año nuevo. El leve consuelo para las mascotas no resta ni un ápice de decepción para los ciudadanos que recibieron 2021 con la lógica prudencia marcada por las medidas sanitarias derivadas de la pandemia, respetando de forma mayoritaria las recomendaciones y exigencias de las autoridades.
Las últimas horas de 2020, que en normales circunstancias hubieran estado marcadas por la alegría y el bullicio previo a que en la medianoche las 12 campanadas saludaran la llegada del año nuevo, carecieron de la brillantez de años anteriores. A las medidas restrictivas impuestas en los establecimientos hosteleros y el dispositivo que Policía Local y Cuerpo Nacional de Policía desarrolló en toda la ciudad –con especial incidencia en el centro histórico- se unió el mal tiempo con las bajas temperaturas y la nieve como protagonistas de la jornada.
Al igual que en la Nochebuena, los segovianos volvieron a mostrar su civismo y la prudencia a la hora de las celebraciones, que se limitaron a compartir un brindis y un aperitivo en los bares y restaurantes; cuyos propietarios extremaron las medidas de seguridad y los controles del aforo establecidos en este tiempo.
Para los menos rigurosos, los agentes de Policía Local y Cuerpo Nacional de Policía visitaban los establecimientos recordando la normativa; al igual que lo hacían a las personas que no usaban mascarilla o la empleaban de forma incorrecta.
Pese a ello, hubo espacio también para improvisados ‘minicotillones’ de seis personas, en los que no faltaron los gorros ni los matasuegras en las mesas de las terrazas de los bares climatizadas con grandes estufas a gas. También hubo quien no se resignó a correr la Carrera de Fin de Año tal y como lo hubiera hecho si se disputara, y recorrieron el trazado con divertidos disfraces poniendo una sonrisa a quienes seguían sus evoluciones.
A partir de las 22.00 horas, el cierre de la hostelería marcó definitivamente la jornada, ya que aunque el toque de queda se ampliaba hasta las 1,30 horas, nada había que hacer fuera de los hogares. Así, la Nochevieja tuvo este año un inesperado sesgo familiar donde los especiales musicales de las cadenas de tv y el seguimiento de las campanadas de fin de año en el canal elegido (variedad manda) hicieron pasar una velada inolvidable; en el sentido que cada uno quiera dar a este calificativo.
El cuerpo de Policía Local pasó una tarde del jueves “perfectamente tranquila” con “muy pocas sanciones y toques de atención” por motivos como no llevar la mascarilla en un momento puntual. “La tónica general que ha marcado la ‘Tardevieja’ y, sobre todo, la propia noche, era casi de la época del confinamiento. Sin apenas incidentes, tránsito por las calles ni llamadas a centralita”, subraya la concejala de Seguridad del Ayuntamiento de Segovia, Raquel de Frutos.

Nochevieja en silencio
Fue una Nochevieja en silencio, con menos llamadas por ruidos o molestias que cualquier otro año. Policía Local desplegó el máximo de sus efectivos habituales y el Consistorio preveía cortar el acceso a Plaza Mayor y otras vías peatonales si la afluencia de público se disparaba. No fue necesario. Se cortó el tráfico a las 14:00 horas para que pudieran subir solamente los equipos de emergencia, personal de hoteles o carga y descarga. “Todo transcurrió con menos afluencia que un día normal. Yo estuve por la zona de la plaza viendo cómo evolucionaba todo y había bastante menos gente que en la Tardebuena”, subraya De Frutos.
Ayudó el tiempo, muy desapacible, explica la concejala. “También hay que reconocer que los ciudadanos han cumplido las normas en Nochevieja como en la Tardebuena. Han actuado con completa responsabilidad sabiendo lo que tenemos entre manos para evitar lo máximo posible una tercera ola, porque los datos muestran un pequeño repunte y la ciudadanía ha cumplido como tal”. Tampoco hubo dificultades con el toque de queda, ampliado hasta la 1:30 entre domicilios –la hostelería, por ejemplo, cerraba a las 22:00- y las calles estaban desiertas. “Ni siquiera esos desplazamientos fueron significativos”.

