España, a diferencia del resto de países de la Unión Europea, ha sometido a la práctica totalidad de su sistema financiero, alrededor de un 95% a las pruebas de resistencia, mientras que la media continental se sitúa en el 60%. De hecho, los grandes bancos nacionales superaron holgadamente los requisitos de capital exigidos para resistir un hipotético deterioro extremo de la economía durante los próximos dos años.
No obstante, ocho de los 90 entidades financieras europeas llevadas a estudio, cinco de ellas españolas, suspendieron el test de solvencia, según informó ayer la Autoridad Bancaria Europea (EBA). En un supuesto escenario económico adverso durante 2011 y 2012, esas entidades no lograrían superar el límite del 5% de la ratio que mide la proporción de recursos propios, atendiendo a los criterios utilizados en las pruebas.
Se trata de un banco y cuatro cajas españolas -Banco Pastor, CAM, Caja3, Unnim y CatalunyaCaixa- además de dos bancos griegos -EFG Eurobank Engasias y Agricultural Bank of Greece- y uno austríaco, Oesterreichische Volksbanken.
Sin embargo, las cinco firmas que no lograron el pase no necesitarán más capital del previsto, ya que, o bien cuentan con provisiones y han salido al mercado a captar fondos, como el caso del Pastor, o tienen solicitada ayuda al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).
La EBA no estima como fondo de calidad las provisiones anticíclicas que el Banco de España obliga a las entidades nacionales a mantener con el fin de constituir reservas en las fases de expansión para hacer frente a potenciales pérdidas futuras, de ahí que no necesitarán captar dinero adicional.
Según la entidad europea continental, otros 16 bancos europeos tienen entre el 5 y el 6% de ese core capital (CT1) como estima el control de solvencia, llevado a cabo con la finalidad de fortalecer el sistema financiero internacional después de la crisis de 2008. En un comunicado, explicó que, a finales de 2010, 20 bancos suspenderían al caer más de un 5% su CT1.
El objetivo de estos llamados test de estrés es evaluar la capacidad para afrontar un caso de crisis económico, incluida la deuda soberana. En esta ocasión los casos hipotéticos de déficit se han endurecido por la EBA, que sustituyó este año al Comité Europeo de Supervisores Bancarios (CEBS), ya que fue criticado después de que sus controles diesen notas de solvencia a entidades con problemas de financiación, como ocurrió con dos bancos irlandeses evaluados en 2010, que acabaron siendo rescatados a finales de ese ejercicio tras el estallido en el país de la burbuja inmobiliaria.
A las pruebas se sometieron 90 entidades de 21 países europeos, que representan el 65% de los activos financieros europeos, siendo España la que más entidades analizó, al igual que el pasado curso.
Mientras que la Comisión Europea confió en que los bancos que habían suspendido los test de resistencia europeos tomasen las medidas necesarias para reforzar su capital, la ministra de Finanzas Elena Salgado, junto con el gobernador del Bando de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, coincidieron en que los resultados de las entidades nacionales «son los esperados» y rechazaron hablar de «suspensos», celebrando que «ningún banco o caja tendrán que incrementar su capital a raíz de los mismos», según las exigencias continentales.
«Aquellos que no han alcanzado el umbral y los que lo han hecho, pero reflejan debilidades sustanciales, esperamos que adopten los pasos necesarios para reforzar sus posiciones», relató un comunicado conjunto enviado por los comisarios de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, y de Mercado Interior y Servicios Financieros, Michel Barnier.
En este sentido, el Ejecutivo comunitario recordó que los ministros de Economía confirmaron en su reunión del 12 de julio pasado que cuentan con los instrumentos necesarios para subsanar todas las debilidades que quedasen reflejadas en los exámenes.
Así, Salgado aseguró que el resultado del control es «excelente» y muestra la «solidez» del sistema financiero nacional. La socialista puso en valor el «ejercicio de máxima transparencia» llevado a cabo por España al presentar a la prueba al 95% del sector, frente al 50% mínimo exigido. Además, señaló que pese a las hipótesis «particularmente duras» a las que se sometieron las entidades financieras, ninguna de ellas habría suspendido si se hubieran contabilizado las provisiones genéricas que no reconoció la EBA.
Discrepancias
El gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, celebró que «ninguna entidad nacional tiene que incrementar su capital, aunque el supervisor seguirá presionando a las entidades» al margen de sus resultados.
El dirigente remarcó que esto ha sido gracias a las medidas puestas en marcha por el Gobierno, en especial el decreto ley que se aprobó a principios de año para elevar los requisitos de solvencia a bancos y cajas. También remarcó que no son necesarias «medidas adicionales» para el sector y se negó a hablar de «entidades suspendidas», pues no se han tenido en cuenta instrumentos esenciales para el cómputo del capital.
Además, defendió los «esfuerzos realmente extraordinarios» de la EBA y apuntó que las críticas a su labor «no tienen razón de ser», máxime cuando se trata de un organismo que tiene apenas seis meses. No obstante, señaló que «discrepa» del criterio de la Autoridad Bancaria por no incluir las provisiones genéricas ni las convertibles, que suponen, según sus cálculos, un total de 17.572 millones de euros y 9.163 millones de euros, respectivamente, para el conjunto del sector.
