Por una noche, los herméticos representantes políticos de Segovia son unos comensales más. Hay costumbres navideñas que llegaron antes que la adscripción política. El hijo que aprendió a tocar la pandereta, el amante de los villancicos, menús que sobreviven al paso del tiempo, las canciones de Gloria Stefan o Van Morrison, los juegos de mesa y esa televisión sin volumen para charlar.
El senador Javier Maroto estuvo pendiente hasta última hora de las restricciones en el País Vasco. “Para mi familia, la Nochebuena y el día de Navidad son como una fiesta sagrada”. No lo celebrará, pues, en Sotosalbos y estará en una mesa de siete –Maroto, su marido, dos hermanos, un cuñado y los padres- más el perro ‘Roy’, en Eribe (Álava). Cenarán en una casa de piedra antigua y cada uno asume su parte de la fiesta. “Cada hermano lleva alguna cosa. Igual yo llevo el vino o mi hermano una tarta. Y el plato fuerte lo cocina mi madre”. Como cada año, el menú es sorpresa. “Hace años, cuando vivían los abuelos, hacíamos lo del pavo con las bengalas pero era mucha comida y hemos ido quitando cosas. Al final son entrantes y un plato”.
En su familia, Maroto es el encargado del hilo musical. “Suelo hacer una selección de villancicos en castellano y en inglés. Tampoco la pongo muy alta para no distorsionar demasiado”. Es una lista imposible de renovar año a año, pero siempre hay añadidos. “Mezclamos los villancicos de siempre con las típicas versiones en inglés que escuchamos en los espacios comerciales”. Incluirá parte del último disco de Meghan Trainor con clásicos como ‘All I want for Christmas’, su villancico favorito por el recuerdo de la película ‘Love actually’, o ‘Last Christmas’, de George Michael. En su mesa predomina la conversación sobre los juegos. “Son conversaciones de familia, de cómo ha ido el año. Nos quedamos hasta que les da el sueño a mis padres”.
El diputado José Luis Aceves cenará con sus tres hijos y su mujer en Coca. “Otros años suelo tomar un vino con los amigos antes de la cena”. Va a ser la primera vez que lo celebre en su hogar, pues siempre lo hacía en casa de sus padres o de sus suegros, en rigurosa rotación. Cada uno tiene definidos sus roles. “La cocina la dejo para mi mujer y mi hijo, que lo hacen muy bien. Y yo me encargo de poner la mesa y el resto de cosas”.
Después de cenar, juegos de mesa. “Son días entrañables, no estamos hasta horas intempestivas. Somos muy de familia”. Aceves no pondrá villancicos “Este año no creo que haya ánimos. Es una noche de recuerdos, de todo lo que hemos sufrido este año y de la esperanza de que, con la unión de todos y la responsabilidad, nos regalemos la normalidad. No digo que tenga que ser una noche triste, pero no puede ser igual que años anteriores, por mucho que se quiera. Desde que tengo uso de razón no recuerdo una Navidad tan diferente”.
El diputado Jesús Postigo ha recudido una convocatoria que otros años alcanza la veintena a su mujer, tres hijos y él. Lo paliarán con un zoom para bendecir la mesa entre todos. “Es un día para celebrar, nos vengan las cosas como nos vengan”. La comida la encargarán. “Mi mujer ha pasado horas y horas y este año la he convencido para que no cocine. Aprovecharemos que la hotelería nos necesita para pedir fuera y matamos dos pájaros de un tiro”. Algo de marisco y embutido para esta noche; cordero para mañana.
El hilo de villancicos es innegociable en casa del diputado. “Son unas Navidades un poco tristes porque mi madre murió en enero y mi suegra a finales de diciembre. Echaremos mucho de menos a las dos madres”. Después de cenar, trivial y cartas: brisca o cinquillo. Y mucha pandereta. “Yo la maltoco, mi mujer la toca muy bien y mi madre la tocaba de maravilla. Pero siempre anda rondando”, sonríe.
El delegado de la Junta de Castilla y León en Segovia, José Mazarías, no se despegará del móvil para gestionar la logística de vacunas. “Este año nos acordaremos de mucha gente que no está”. Cenará el 24 con su mujer, sus dos hijas, su hermana y su cuñado. “Mi madre está en una residencia y hemos decidido no correr el riesgo de sacarla de ese entorno seguro”.
El menú lo elige él como anfitrión: puré de calabaza con langostinos más pavo trufado al horno. Sus hijas son mayores y la costumbre del Papá Noel que lleva los regalos queda en el recuerdo. “Lo que hacemos ahora es una sobremesa con ambiente navideño. Nunca falta Gloria Stefan. La televisión puesta con el volumen quitado. Muchas conversaciones sobre actualidad política. Y siempre acabamos con algún juego de mesa, pero este año, teniendo que estar en casa la 1 y 30, va a ser difícil”. Y habrá espacio para la emoción. “Buscaremos ese momento de alegría y de esperanza que, por desgracia, nos va a costar porque tenemos muchos recuerdos de personas que se nos han ido. Pero hay que hacerlo”.
La protagonista en casa de la alcaldesa de Segovia, Clara Luquero, es su madre, la señora Olalla. Esta mujer, de 90 años, obliga a la prudencia –su nieta pequeña se hizo una PCR preventiva- y centra un regalo estrella: una foto de su hija y sus dos nietas. “Siempre la mira cuando viene a casa y se la hemos enmarcado”. El marido de la regidora completa una mesa de cinco. Este año no habrá croquetas, marca de la casa. Habrá una ensalada con caqui, mango, langostinos o manzana; unas gambas a la plancha; de plato fuerte un solomillo sobre tosta, cebolla caramelizada y queso de cabra; y de postre, una crema de queso con chocolate negro.
“Sobre todo quiero disfrutar de con mis hijas, que no ha sido frecuente. Y darle mucha alegría a la abuela, que le encanta estar con las nietas y lo va a pasar fenomenal”. La alcaldesa respira espíritu navideño, pero no canta villancicos. “Estaremos conversando, riéndonos, charlando. Es el encuentro de la familia más directa y nos daremos algún detalle. Aunque los más importantes se dan siguiendo la tradición de nuestros Reyes Magos”.
El presidente de la Diputación de Segovia, Miguel Ángel de Vicente, cenará con su pareja, la madre de ella, su hermana y su sobrino. Él es el anfitrión. “Nos relacionamos casi diariamente, pero tendremos precaución en la distancia y en ventilar el espacio”. El menú viene de sus padres. Esta noche, unos entrantes, sopa de marisco, chuletas de cordero y tarta de manzana. Cada uno pone de su parte en la cocina; él se encarga de hacer las chuletas al ascua. “Las hago con leña de roble. Y nada, vuelta y vuelta. O un poquito más si te gustan pasaditas, como me gustan a mí”.
El hilo musical no es navideño; en su casa predomina Van Morrison. “Aprovechamos para compartir un vino previo y hablar”. En la cena, más conversión que ambiente. “Son días que aprovechamos para estar juntos y alargamos la sobremesa con algún juego de mesa. Este año, después de la cena cada mochuelo a su olivo”. Y en Nochevieja incorporan oro o lentejas a la copa de champán. “Ojalá venga un año de buenos augurios y de promesas que podamos cumplir porque los deseos de 2020 se quedaron en el cajón. Pero para anhelar o desear, lo primero es tener salud”. Un brindis que pide unanimidad.
