Las vacaciones escolares de Navidad han comenzado este martes sin abrazos entre colegas a las puertas del colegio, sin padres y ni abuelos aplaudiendo las actuaciones de los niños, sin festivales, ni rondas de villancicos por las calles de la ciudad. La responsabilidad se ha impuesto una vez más en la comunidad educativa segoviana que ha reinventado estas celebraciones previas a las vacaciones navideñas manteniendo su tono festivo, reforzando su sentido de fraternidad y aplicando las medidas que obstaculizan la propagación del coronavirus y contribuyen a cuidar la salud colectiva.
Los docentes han hecho un gran esfuerzo para no caer en la nostalgia de lo que antes se hacía y ahora no se puede hacer y poner énfasis en nuevas vías y maneras de celebración. Por eso las postales de correo, los vídeos, los mensajes grabados han reemplazado las visitas o las galas presenciales. Han extremado las medidas de seguridad “sin renunciar a la Navidad porque para los niños la ilusión no entiende de pandemias”, señala el equipo docente del colegio ‘Atalaya’ de Palazuelos de Eresma. La programación navideña del colegio de Palazuelos se ha basado en el propósito de que “la distancia social este año sea solo física y nadie se sienta solo”.
Las tradicionales tarjetas navideñas, elaboradas por los niños que enviaban masivamente otros años, se han sustituido por ‘audiopostales’ remitidas por correo electrónico días antes del inicio de las vacaciones. Llevan las voces de los niños relatando cuentos, recitando poesías o cantando villancicos. La mayoría van con una dedicatoria personal para el destinatario. Hay paquetes de envío muy especiales, como las felicitaciones enviadas a las empresas y servicios de los distintos núcleos del municipio. Las respuestas de agradecimiento se están plasmando en las redes sociales.
“Para nuestros amigos del Centro de Servicios Sociales ‘La Fuencisla’, con los que todos los años hacemos muchas actividades intergeneracionales, hemos preparado un envío más completo de cuentos, canciones y montaje de vídeo para que sepan que seguimos aquí, esperando el día en que podamos reencontrarnos”, comentan los profesores del centro escolar de Palazuelos.
Hay actividades tradicionales en el colegio que se han respetado, aunque se han llevado a cabo de forma escalonada, evitando aglomeraciones. Por eso no falta este año en el vestíbulo del colegio Atalaya su ‘Árbol gigante de Navidad’, en el que cada clase ha colocado una bola decorativa.
Las distintas aulas de los cursos han hecho adornos de Navidad con elemento naturales (piñas, madera, palos, por ejemplo) para decorar los árboles que hay en el patio del colegio que da a la Calle Escuelas Viejas, con el fin de que puedan ser vistos desde la calle por todos los vecinos.
Algunos grupos escolares han organizado el juego de intercambio de obsequios ‘Amigo invisible’ y abrirán sus regalos desde casa, reuniéndose todos para hacerlo a través de videollamada.
Los pajes de los Reyes Magos y el enviado de Papá Noel han pasado con su ‘buzón móvil’ por todos los pasillos del centro escolar de Educación Infantil y Primaria para que los niños, con distancia y precaución, pudieran salir a depositar sus cartas de ‘Buenos deseos’ a la puerta del aula.
La comunidad ‘Atalaya’ tampoco ha renunciado a su especial celebración del cambio de año pero lo ha hecho de forma diferente sin concentrar grupos muy numerosos. Poco antes de empezar las vacaciones el día 22 de diciembre, los escolares han tomado a la misma hora (12.00h) ‘los gusanitos de fin de año’. Los alumnos de quinto de Educación Primaria han dado las campanadas y la ceremonia se ha retransmitido por teams, con conexión a todas las aulas
