Pocas sorpresas deparan siempre las sesiones de pleno donde el equipo de Gobierno cuenta con mayoría absoluta. Es el caso de la Diputación, que ayer sometió a votación el proyecto de presupuestos para 2021, y del que ya se conocían lo que iban a votar los distintos partidos representados.
Se esperaba que el sobresalto apareciera en cualquier momento por el sorteo de la Lotería de Navidad que se celebraba de forma simultánea. Y por ello los diputados andaban más atentos a sus mensajes en los móviles, que a las farragosas cuentas, trilladas ya en intervenciones para la prensa.
Pero no fue así. Y no hubo premios ni alteraciones del orden del día. No hubo ni mociones siquiera. El escaso interés lo tuvo el debate político, que cada pleno gana en riqueza oratoria. Los portavoces agudizan cada mes su ingenio y elevan el arte de intentar doblegar y desbaratar los argumentos del contrario.
El portavoz del PP, José María Bravo se recrea en sus intervenciones, y hace gala de su gran memoria para basar su postura. Abronca a su oponente, Máximo San Macario (PSOE) echando mano por igual de la política del Gobierno de Pedro Sánchez, que de la gestión que el excalcalde de Cantalejo llevó a cabo en su municipio.
Por su parte, Máximo San Macario no le anda a la zaga, y también defiende a capa y espada la postura socialista, con continuas referencias críticas a los gobiernos de la Junta y a episodios nacionales protagonizados por el PP. Se crece ante la adversidad que le supone tener que contestar por doble partida: de un lado a su casi paisano diputado y alcalde de San Miguel de Bernuy; y por otro al portavoz de Ciudadanos, Ángel Jiménez, a quien le echa en cara “hacer oposición a la oposición”.
El portavoz de la formación naranja, el menos bregado en la arena política de los tres, no se queda atrás. Salvaguarda con soltura la postura de un Gobierno de coalición, sorteando los dardos de aviso que le lanza San Macario sobre el futuro de su partido, al que absorberá el PP.
Con educación y templanza, todos defendieron sus posturas. Pero en el caso de los presupuestos, se reprocharon mutuamente que los otros habían copiado las ideas y los proyectos del contrario.
Finalmente, con el resultado ya previsto, se aprobó el presupuesto, que asciende a 67 millones de euros. El presidente de la Diputación, Miguel Ángel de Vicente lo defendió asegurando que este presupuesto “contiene un mayor número de anticuerpos para atender eventuales situaciones de emergencia. Estamos más preparados y disponemos de los instrumentos para que este presupuesto alcance el dinamismo y la flexibilidad suficiente como para poder abarcar la totalidad de los problemas que, en nuestro ámbito de actuación, se nos presenten”.
Por su parte, el diputado de Hacienda destacó el “carácter inversor” de las cuentas que “han sido posibles gracias a la buena gestión de años anteriores en esta institución en que se ha conseguido rebajar la deuda en casi 24 millones de euros en los últimos 16 años”.
Ángel Jiménez (Cs) destacó “la ambición” de estos presupuestos que aumentan en 7,5 millones de euros las cifras de los del pasado año, lo que supone “una apuesta firme por el empleo y el desarrollo económico”.
