En la mañana del 22 de diciembre de 2000, mientras decenas de segovianos celebraban el ‘gordo’ de Navidad que inundó de millones la capital, Cristina Gala Enjuto, una joven universitaria moría a manos de un compañero de clase en un brutal asesinato que empañó la alegría de la ciudad. Quince años después, la familia Gala Enjuto mantiene vivo su recuerdo a través de un sencillo acto que se ha convertido en un mudo alegato contra la violencia en el que, sin estridencias, se pone de manifiesto la sinrazón de conductas criminales que causan un dolor irreparable.
La iglesia de El Salvador —el barrio donde vivió y creció Cristina Gala— albergó ayer una eucaristía en su memoria tras la que los padres de la joven, acompañados por hermanos, familiares y amigos llevaron a cabo una concentración a las puertas del templo en la que exhibieron una pancarta con la fotografía de la víctima y la frase «Segovia, contra la violencia» sobre el nombre de Cristina.
Un breve aplauso tras la concentración dio por terminado un acto en el que no hubo grandes discursos ni intervenciones acaloradas. Los rostros de dolor de los padres de Cristina fueron el fiel reflejo del sufrimiento que causa una tragedia que deja cicatrices en el alma casi imposibles de borrar. Este año, las redes sociales se han sumado a este homenaje, y desde el perfil de Facebook ‘Segovia contra la violencia’ los amigos de Cristina han querido recordarla subiendo fotografías retrospectivas de la víctima en las distintas facetas a las que se dedicaba antes del trágico desenlace de su vida.
