El Real Madrid se ha acostumbrado esta temporada a vivir de los contrastes y lo ocurrido el pasado martes en Old Trafford no fue una excepción: recibió un impresionante refuerzo anímico, pero su juego ofreció muchas dudas.
El conjunto blanco culminó una semana excepcional que incluyó el pase a la final de la Copa del Rey, la clasificación para los cuartos de la Champions en el campo del Manchester United y las dos victorias conseguidas frente al Barcelona.
«La que pudo ser una ‘Semana de Pasión’ para el Real Madrid acabó en ‘Semana Grande’. En pocos días ha desplazado al conjunto azulgrana del centro de la escena, luchará por el título copero y ha dejado atrás a un potente rival en el camino hacia la ‘décima’. Habrá otros escollos, pero ahora todo le sonríe al Madrid», recordó As.
El bloque de José Mourinho encaró el partido del pasado 26 de febrero ante el Barcelona en una situación bastante angustiosa: en un plazo de una semana podía quedarse sin reto alguno para esta temporada. Pero no ocurrió. Más bien todo lo contrario.
El Real Madrid salió de los duelos con un espectacular refuerzo anímico, vital para encarar con ilusiones el resto de la temporada. Tanto para jugadores como para la parroquia del Bernabéu.
Si en la Copa del Rey dio un mensaje de autoridad frente a un rival que parecía totalmente perdido, días después repitió triunfo en la Liga jugando durante una hora con siete suplentes.
Y en el ‘Teatro de los Sueños’ ganó por 1-2 y consiguió remontar por primera vez en su historia una eliminatoria europea fuera de casa con un 1-1 en la ida.
Por eso, las principales casas de apuestas ya ha situado a la escuadra ‘merengue’ como primer favorito para conquistar la competición continental por delante del Bayern y el Barcelona.
Pero si el estado de ánimo de los blancos es incuestionable, otra cosa es lo que ocurrió sobre el césped. Y fue su propio entrenador, José Mourinho, quien alargó la sombra de la duda con su valoración del juego de su plantilla. Primero, por sus palabras tras el duelo en Manchester: «El mejor ha perdido». Y segundo, porque su equipo no le gustó.
«Estoy feliz por la clasificación, pero esperaba más de mis hombres. No hemos hecho un buen partido. Hemos aprovechado bien los 15 minutos después de la expulsión. Diego López ha sido la estrella», razonó.
Viendo la rueda de prensa del portugués en Old Traffrord y sus gestos, nadie diría que el Real Madrid se clasificó para cuartos.
Mucho sufrimiento
De nuevo, y como viene repitiéndose insistentemente esta temporada, el Real Madrid sufrió mucho ante un rival que se encerró en su área. El conjunto inglés jugó a todo lo contrario que suele proponer el Barcelona, cuyo fútbol de ataque favorece la forma de defender de los blancos y su vértigo a la hora de salir al contraataque.
El bloque de Chamartín lo pasó bastante mal durante la primera parte, porque no fue capaz de traducir en una sola ocasión de peligro una posesión del balón del 60 por ciento. El escenario cambió tras el paso por los vestuarios, pero buena parte de la prensa mundial destacó ayer la influencia que tuvo en el partido la expulsión de Nani cuando aún quedaba más de media hora por disputarse.
Saber qué habría pasado sin esa tarjeta roja es ya terreno para la especulación, pero la evidencia es que el Real Madrid sufre ante equipos que se repliegan y eso es peligroso para su futuro, pues los rivales lo saben.
Será una nueva prueba para Mourinho. Ya ha quedado totalmente demostrado que es muy capaz de motivar a sus futbolistas, y ahora deberá confirmar que sabe encontrar soluciones tácticas a sus problemas.
Críticas desde inglaterra
Mientras tanto, en el otro lado de la balanza, la prensa inglesa cargó ayer duramente contra el colegiado del encuentro, el turco Cuneyt Cakir, que se convirtió en uno de los protagonistas del choque.
A estas críticas se sumó el exfutbolista Gary Neville. «Voy a Old Trafford desde que tengo cinco años y jamás he visto una incredulidad semejante como la que hubo anoche ante la decisión del árbitro», apuntó el que fuera defensa de los ‘red devils’.
«Nani es un jugador que regularmente intenta controlar balones así por encima de su hombro. ¡Eso nunca es tarjeta roja! ¡Su expulsión cambió por completo el choque! Pobre árbitro. Los hinchas del United no estaban enojados ni gritaban, sino que tenían la boca abierta porque se quedaron en estado de ‘shock’», sentenció.
