Si el sector de la cultura quería recrear su apocalipsis, el tiempo de ayer acompañó a la perfección. Como en los funerales de las películas americanas, más de medio centenar de artistas segovianos se pusieron sus abrigos negros y asistieron con el paraguas abierto a un acto fúnebre, una reivindicación que esperan sirva de llamada de atención más que de un desenlace premonitorio. Es el grito de unas 200 personas que se dedican en la provincia a este sector y que están recurriendo a otros trabajos -repartidores de Glovo, Amazon o Seur- a la espera de que el cielo escampe.
El sector recupera una de sus demandas históricas: “No tenemos ningún convenio colectivo, nada a lo que agarrarnos. Hay más de 70 CNAEs (Censo Nacional de Actividades Económicas) a los que están agarradas las diferentes empresas de la industria del espectáculo. Y a los autónomos nos pasa lo mismo; nos dan pinceladas pero nadie sabe dónde pertenecemos. No saben donde catalogarnos”, subraya el portavoz de Alerta Roja Segovia, Víctor Calle. Piden una ventanilla única y tratar cada caso individualmente, demandas incluidas en un manifestó que leyó en el atrio de la Plaza Mayor.
El sector, que se movilizó ayer en toda España, llama la atención sobre un día a día “muy duro” y reivindica a los compañeros que no tienen ayudas públicas. “Algunos han podido coger la última ayuda o limosna que sacó el Gobierno, pero otros estamos pagando la cuota de autónomos gracias a tres o cuatro bolos. Más aún cuando nos han subido la cuota entre tres y 20 euros en noviembre”, subraya Calle, pesimista ante las próximas fechas. “Vemos el futuro bastante oscuro, como el día. Seguramente después de Navidades haya algún repunte y vuelvan a caer los mismos sectores, como ha pasado al principio de la pandemia”.
Tampoco tienen esperanza en salvar las navidades, pese a que Segovia sea la provincia de Castilla y León con los mejores datos epidemiológicos. “En nuestro sector va a ser difícil. Con el frío y agua que está cayendo… No tenemos espacios para hacer nada, una carencia que llevamos muchos años sufriendo y que va a más. Antes había salas de conciertos, pero ahora cada vez hay menos”. Calle pone en valor la seguridad ante los contagios en Titirimundi, Hay Festival, y otros eventos en el teatro Juan Bravo. “Se ha demostrado por activa o por pasiva que la cultura que se está haciendo es segura. Pero no por medidas a nivel nacional, sino que las empresas afectadas hemos sacado protocolos como los que se están adoptando en Inglaterra”.
Sin eventos
Los hermanos Sofía y Juan Horcajo reivindicaban la falta de oportunidades. Sofía es bailarina y lleva sin eventos presenciales, desde que en junio volviera a Segovia desde Barcelona, donde participó en festivales como uno que se celebró en un autocine. “Antes trabajaba de maestra, pero cerró mi escuela y me di de alta de autónoma para dedicarme cien por cien al baile. Ahora mismo estoy dando clases online, organizando espectáculos, pero no es lo mismo”. Y pide organización a las autoridades: “En otros sitios se están haciendo cosas que aquí también se podrían hacer. No es tan difícil”.
Juan terminó hace poco sus estudios de animación. “No es un sector tan castigado porque es algo que se puede hacer con ordenador, pero ha bajado, hay muchos menos proyectos”. Ayuda a su hermana poniendo vídeo a los eventos, tiene proyectos propios y colabora con Gonzalo Borondo. Confiesa la frustración por acabar los estudios y verse en la tormenta perfecta. “Estaba buscando trabajo como camarero o repartidor, pero es que está casi más difícil eso que la animación. Estoy buscando a ver qué cae, pero de momento, nada”.

No solo había artistas, sino familiares como Diego Peñalosa, que tiene a un yerno músico. Reivindica como fundamental el estatuto del artista: “Tienen que hacer autocrítica, les ha faltado unión durante décadas”. Y pide más apoyo a la Administración: “La cosa estaría mucho peor si hubiera otro Gobierno, pero tienen que hacer más”.
La letra del manifiesto
El texto, compartido por los distintos colectivos culturales de Alerta Roja en España, habla de “nueve meses de una agónica carrera de superviviencia que está poniendo en peligro la forma de vida de cientos de miles de familias del sector de eventos y espectáculos”. Piden que se reconozca al sector como “especialmente perjudicado” y “medidas, concretas, realistas y, sabemos que extraordinarias, hasta poder recuperar nuestra normal actividad”. Lamentan “esta situación de desamparo, abandono y desatención por parte de las Administraciones Públicas”. Un funeral que todos quieren evitar sin saber cómo.
