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Escuela de Ingeniería Informática de Segovia: en búsqueda de nuevas oportunidades de mejora durante el Covid

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10 de diciembre de 2020
en Tribuna
Desarrollo de una clase en los nuevos laboratorios. / José Manuel Álvarez Martínez

Desarrollo de una clase en los nuevos laboratorios. / José Manuel Álvarez Martínez

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La Escuela de Ingeniería Informática acumula casi 30 años de experiencia formando ingenieros e ingenieras en Informática. Desde su creación en 1992 ha sabido combinar la exigencia académica con la atención personalizada a sus alumnos, con el claro objetivo de mejorar las aptitudes y capacidades de los futuros ingenieros para el desempeño de su carrera profesional en el campo de las TIC. La pandemia que estamos padeciendo está afectando a todos los órdenes de nuestra vida personal, social, económico-laboral y, en particular, al desarrollo de la docencia en el ámbito de la enseñanza superior universitaria. En este artículo, se quiere dar a conocer cómo se ha adaptado el Centro a la nueva situación derivada de la COVID-19, y más importante aún, cómo podemos encarar los retos planteados para reconvertirlos en oportunidades de mejora de nuestra labor docente. Estamos obligados a seguir ofreciendo a nuestros alumnos una enseñanza de calidad a la altura de las expectativas que nos demanda la sociedad.

En aras de una mejor exposición, vamos a presentar los cambios afrontados en tres niveles: equipamiento, organización docente y metodológico e innovación docente.

A nivel de equipamiento, la puesta en marcha del edificio del Campus María Zambrano, conocido como Fase II, supone un activo fundamental para reforzar y afianzar la presencia de la Universidad de Valladolid en Segovia. Sin duda, las nuevas instalaciones, junto con las del edificio aulario (Fase I) son las más modernas de toda la Universidad de Valladolid, y posiblemente, de todas las universidades públicas españolas. En el caso de la Escuela de Ingeniería Informática, la fase II alberga los despachos de dirección, de profesorado y cuatro nuevos laboratorios. Dos de estos nuevos espacios son laboratorios informáticos para desarrollar la docencia práctica del grado de ingeniería informática que suponen en torno al 50% de la docencia de la titulación. Ambos laboratorios están dotados del equipamiento necesario para impartir la docencia presencial o a distancia, y junto a los dos laboratorios, ubicados en la Fase I, constituyen la columna vertebral del equipamiento docente práctico del Centro. El tercer espacio se ha habilitado como un espacio de trabajo que facilitará el desarrollo de seminarios, talleres o actividades grupales, bien en el contexto de otras actividades extraacadémicas (que complementan la formación de los alumnos) o bien, en actividades propias de las asignaturas del grado, pero planteadas en términos del desarrollo de proyectos informáticos por parte de los equipos de trabajo. El último laboratorio pretende fomentar la participación de los alumnos en contratos con empresas o en proyectos de investigación, así como recibir profesionales externos o profesores invitados. La Escuela, gracias a estos nuevos espacios y la identificación y definición clara de sus usos y objetivos, ha incrementado sus capacidades para potenciar y desarrollar aún más su línea de actuación estratégica, orientada a la búsqueda de nuevas oportunidades en el terreno de la innovación docente y la colaboración con otros agentes del ámbito científico-tecnológico. Entendemos que un pilar básico, sobre el que asentar la calidad, actualidad, utilidad y valor añadido de nuestra oferta educativa, es el fomento de la participación de nuestros docentes y alumnos en proyectos/trabajos de investigación, desarrollo e investigación.

A nivel organizativo, el mayor reto planteado ha sido garantizar la presencialidad segura en las aulas. Para ello la Universidad ha elaborado el mapa digitalizado de espacios seguros diseñado fijando una distancia mínima de 1,5 m. Esto conlleva una significativa reducción del aforo nominal de las aulas condicionando enormemente la organización docente. Se ha considerado esencial que los alumnos puedan seguir sus clases de la forma más parecida a como lo hacían antes de la pandemia posibilitando su asistencia al Campus todos los días, sin necesidad de alternar con turnos semanales. La disparidad de asignaturas y grupos de clase han llevado a seguir diferentes estrategias para conseguir este objetivo. En primer lugar, el hecho de ser el Centro más pequeño del Campus ha permitido que un gran porcentaje de las asignaturas se puedan seguir impartiendo como en cursos anteriores en las clases de teoría. En el caso de las clases prácticas, sí ha supuesto un verdadero reto, que gracias a la duplicación de los espacios de laboratorio y a la dotación de sistemas de videoconferencia, ha permitido la puesta en marcha de las aulas espejo. En el caso en el grupo de clase exceda el aforo, los grupos se dividen en dos, el profesor imparte su clase en uno de los espacios a la mitad de los alumnos, y el resto sigue la clase por videoconferencia, y de forma simultánea, en el aula espejo. La virtud del aula espejo no es tanto que los estudiantes sigan la clase por videoconferencia, sino que el alumno puede organizar y compaginar su presencia en el Campus con el resto de las asignaturas que curse. De este modo, el estudiante puede mantener el contacto continuo con compañeros y profesores, facilitándose el seguimiento de las clases, que tal y como se detectó durante el confinamiento, fue uno de los mayores problemas que sufrió nuestro alumnado. En las asignaturas en las que el peso de la docencia práctica es aún más relevante, se ha desdoblado más la docencia de modo que los alumnos reciben presencialmente las clases prácticas con el profesor en el aula. En este caso, la docencia teórica se imparte utilizando la metodología de docencia inversa, el docente facilita los contenidos teóricos y los acompaña de videos y recursos audiovisuales complementarios. En todos los casos el profesor imparte su docencia en el aula, con lo que se facilita el seguimiento del proceso de enseñanza-aprendizaje. Los sistemas de videoconferencia complementan la docencia presencial, pero en ningún caso la sustituyen.

En el último nivel, metodológico y de innovación docente, la responsabilidad recae más específicamente sobre los docentes, ellos son los últimos responsables en decidir qué enseñar y cómo hacerlo, por supuesto, dentro del marco establecido por las memorias verificadas de cada título y bajo la supervisión del Comité de Título. En este contexto, la metodología docente es fundamental, pues es el vehículo para llevar a cabo este proceso de enseñanza-aprendizaje, y debe incluir, como punto clave y fundamental, los mecanismos utilizados para poder evaluar/medir este proceso. Las tradicionales pruebas finales escritas han sido, y siguen siendo, utilizadas. La evaluación a distancia de este tipo de pruebas es uno de los escenarios de los que el docente quiere huir a toda costa, pues la evaluación on-line dificulta extremadamente, desde un punto de vista técnico, el pleno control del entorno en el que se produce la evaluación, lo que compromete el carácter individualizado y justo de este instrumento de evaluación. Como alternativa, se plantea una una evaluación continua. En este caso, el tamaño del grupo de clase es relevante pues la carga de trabajo de este tipo de evaluación lo hace inviable en grupos grandes. Particularizando para el caso de la Escuela de Ingeniería Informática, hay una serie de condicionantes que facilitan el proceso de enseñanza-aprendizaje, incluida la evaluación. Una vez más, el número reducido de alumnos facilita la evaluación individualizada y continua, ya que la carga de trabajo es asumible por parte de los docentes. Por otro lado, una titulación técnica como la Ingeniería Informática tiene la ventaja de que las competencias a adquirir son más instrumentales y están más orientadas a la resolución de problemas o el desarrollo de sistemas en el ámbito científico-técnico. Consecuentemente, muchas asignaturas están utilizando metodologías docentes que incluyen el aprendizaje basado en proyectos: los alumnos desarrollan sus trabajos a lo largo del curso, realizan entregas, evaluadas y defendidas finalmente ante el profesor, de forma presencial o a distancia.

Como conclusión, desde la Escuela de Ingeniería Informática nos veíamos en la obligación de dar a conocer cómo está encarando la Universidad, en general, y nuestra Escuela, en particular, las circunstancias excepcionales ante las que nos ha puesto la pandemia que estamos sufriendo. Somos conscientes de que la institución, la Universidad, sobrevivirá a los que hoy conformamos la comunidad universitaria y nos ha tocado vivir estos tiempos “recios”, pero no podemos eludir nuestra responsabilidad de encarar estos retos con determinación y transformarlos en oportunidades de mejora de nuestra profesión como docentes. Todo ello, con la esperanza de contribuir al progreso intelectual y material de nuestra sociedad tras la pandemia.

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Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda

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