En cualquier actividad deportiva, cuando de la máxima categoría se trata, toda ventaja es poca. Y para el Viveros Herol Nava, sumido en una crisis que le ha llevado a dudar de casi todo, comenzando por la planificación deportiva, siguiendo por el entrenador, el sistema de juego, los jugadores o hasta de los que toman la temperatura al entrar al pabellón, el hecho de jugar con aficionados en las gradas no es solamente una ventana sino, literalmente, la vida.
A estas alturas de la película, resulta más que evidente pensar que en su segunda temporada en la Liga Asobal, el Viveros Herol Nava tiene que enfocar sus esfuerzos en mantener la categoría. Poco importa si la plantilla tiene más o menos nivel (que lo tiene), si los lanzadores están infrautilizados (que lo están), si la defensa ofrece demasiados dientes de sierra en su rendimiento (que también), o si la abuela fuma (que eso no se sabe). La realidad es que el club necesita que haya cuatro conjuntos por debajo de él cuando acabe la última jornada de la liga regular, y ello inevitablemente pasa por ganar partidos como el de ayer, frente a un rival directo como el Puerto Sagunto, que pasó del paseo al calvario en los últimos veinte minutos de partido.
De inicio, quiso el conjunto local poner ritmo al encuentro, todo lo contrario que su veterano oponente, que rozaba el pasivo en la mayoría de sus ataques tratando de bajarle las pulsaciones al choque, y fiando su suerte inicial a los lanzamientos de Pomeranz. En el bando local era Simenas quien sacaba el brazo a pasear en los primeros compases del encuentro, capitalizando las acciones ofensivas del Nava.
Pozzer saca el rodillo
Así, mediado el primer tiempo, el 6-6 reflejaba perfectamente lo que estaba siendo el partido, con dos equipos buscando sus opciones con más o menos fortuna, hasta que el Puerto Sagunto encontró el ‘chollo’ con Alexander Pozzer en el pivote percutiendo en la zona de defensa en la que trataban de frenarle (muchas veces sin éxito) tanto Nicolo como Moyano. El enorme jugador del Puerto Sagunto se hizo dueño de los seis metros, y comenzó a machacar una y otra vez el marco defendido en primer lugar por Yeray Lamariano, y en segundo término por Dzmitry Patotski, incapaces ambos de frenar los ataques levantinos, entre otras cosas porque hay muy pocos porteros que sean capaces de mantener un porcentaje mínimo de paradas si su defensa no les echa una mano. Que en la primera parte no fue el caso.
La defensa del equipo local en la primera parte fue manifiestamente mejorable, como se vio tras el descanso
Si al mejorable rendimiento defensivo se le une que en ataque llegó la tristemente ‘clásica’ pájara del tramo final de la primera parte, resulta casi hasta comprensible que el parcial fuera haciéndose cada vez más favorable al Puerto Sagunto, que en cada ataque conseguía anotar, y en defensa se encontraba muy cómodo cerrando por el centro y dejando que su portero Franzini se midiera en el mano a mano con los extremos. Óscar Marugán y Nicolo trataron de forzar sus lanzamientos ante el portero visitante, y tanto fue así que el segoviano se dio un buen golpe en la cabeza tratando de encontrar el hueco en un lanzamiento que le tuvo ‘groggy’ durante los siete minutos que restaban de primera parte, teniendo que salir a la cancha Filip Vujovic, que no está recuperado de sus problemas físicos, como se notó en la cancha.
Al descanso, ‘solo’ cinco abajo
Pese a que la afición local trataba de apretar todo lo que podía, sobre la cancha el equipo daba pocos motivos para el aplauso, y solo la segunda exclusión de Pozzer, y una mala gestión de los últimos ataques impidió que el Puerto Sagunto se marchara al descanso con una renta mayor de los cinco goles que obtuvo, con un 12-17 que hacía recordar a la parroquia del Viveros Herol Nava otros encuentros anteriores en los que esa renta se había convertido en una losa imposible de levantar.
En el intermedio, la evidencia se hacía más que patente para los naveros: El partido sería imposible de levantar si la defensa continuaba manteniendo su paupérrino nivel de los primeros treinta minutos. Así que el 6:0 con el que compareció el conjunto local en el segundo tiempo se pareció lo que un huevo a una castaña al que había jugado (o así) en la primera parte, con mucha más movilidad, lo que llevaba a llegar antes a las ayudas, y siendo más contundentes en la defensa sobre el pivote. Negar la aportación de Andrés Alonso en esta faceta del juego sería absolutamente injusto para el más que buen trabajo que realizó sobre la pista tras el descanso, y que contagió al resto de sus compañeros.
La ola navera acaba llegando
Pero aún se tardó en ver el rendimiento a ese mayor esfuerzo defensivo del Viveros Herol. El Puerto Sagunto, anulado Pozzer en el pivote, ‘tiró’ de Óscar García y Pomeranz para mantener la distancia en el electrónico, e incluso ampliarla hasta un 16-22 y ataque para coger una renta de siete goles que, en el minuto 36 de partido, auguraba otra jornada negra para el equipo de casa, al que la afición no paraba de animar después de que en la primera parte las gargantas se hubiera hecho un pequeño nudo visto el rendimiento que ofrecieron los jugadores. Porque ya se sabe que en Nava de la Asunción la afición regala lo que en otras canchas piden, pero también hay que ofrecer algo.
Y, como en el segundo tiempo el equipo sí ofrecía, el aliento de los 268 aficionados que se dieron cita en el ‘Guerre@s Naver@s’ se fue haciendo rugido cuando después de que Paco Bermabéu se lesionara tras lanzarse al suelo en un balón perdido por el Puerto Sagunto, Lukas Simenas volviera a perforar la portería, defendida en la segunda parte por Pau Guitart en una decisión difícil de entender, puesto que Franzini había hecho un buen primer tiempo en el bando visitante.
Óscar Marugán y Lukas Simenas aciertan en ataque, juegan su mejor partido con la camiseta del Nava
Un contragolpe bien culminado por Óscar Marugán hizo temblar al Puerto Sagunto, que comenzó a ver llegar la ola. El 6:0 del Viveros Herol no permitía las alegrías de la primera parte, y Yeray comenzaba a hacerse presente. Nicolo bajaba la diferencia a tres goles, y aunque Moyano erraba su lanzamiento que hubiera supuesto el 20-22 y Álvaro recibía una exclusión que le daba un poco de aire a los visitantes, la reacción segoviana comenzaba a fraguarse, y a ella comenzaron a sumarse más efectivos.
El tramo final, de cara
Aguantó el equipo levantino el tipo durante algunos minutos más, pero el Viveros Herol ya estaba en distancia de partido, dos goles por debajo a diez minutos para el final (23-25), y un nuevo arreón local marcó un parcial de 3-0 que le puso definitivamente por delante. Con Darío fajándose duro en los seis metros, más Óscar y Simenas marcándose su mejor partido con la camiseta del Viveros Herol en Asobal consiguieron que el equipo superara la barrera de los 25 goles que no había conseguido alcanzar en tantos partidos, y metiera en verdaderos problemas al Puerto Sagunto, que en cuando se vio por detrás en el marcador no tuvo ni fuerzas ni ideas para remontar.
Prueba de ello fue el ataque de más de un minuto que el cuadro de Vicent Nogués empleó para superar a la defensa segoviana, y que terminó con una exclusión para Guillermo Corzo por agarrar a Nicolo que se disponía a recuperar la bola.
Con lo más difícil ya hecho, tocaba cerrar el partido, y de ello se encargó Rodrigo, que tomó la responsabilidad de apuntalar la victoria, y no falló, llevando el 29-26 a menos de noventa segundos para la conclusión, con un pabellón absolutamente volcado con su equipo. De esta manera logró el Viveros Herol Nava acabar con una de las peores rachas que se le recuerdan, y aunque no estaría de más que los árboles de una puntual victoria no impidieran ver el bosque de la crisis del equipo, no cabe duda de que con triunfos siempre se trabaja mejor.
