Después de haber escrito y leído lo que a continuación se dice, yo creo que ha quedado cocinado para ser asimilado por quien ose leer. Claro, que una cosa es que yo lo entienda y quien leyere se quede a dos velas. Que ‘pue’ suceder.
Salvo error, que corregiré a la mayor brevedad posible, el primer teatro-teatro que hubo en Segovia fue el del Real Sitio de San Ildefonso. Se lo cuento. Año 1735. La Compañía de Comedias Italiana solicita permiso para ‘levantar un teatro de madera’. Lo que hicieron no era, ni de lejos, una maravilla. Las tablas se movían demasiado. Quizás por ello, tres años después, observando los de la compañía que allí donde estaba la Corte había negocio, se lanzan a la construcción de un teatro ‘fijo’ en otra zona del Real lugar.
Era, he leído, una construcción sencilla —nada que ver con un palacio de los alrededores—, pero dentro de su sencillez exterior, reunía por dentro todo lo que se podía exigir a un teatro de la época. Tenía tres plantas y ‘cubierta de pizarra’. Contaba con tres puertas para el acceso: la izquierda para entrada de mujeres; la derecha para los hombres y la central para aquellos espectadores que habían comprado las entradas más caras.
Su ubicación estuvo en la que se conoce hoy como plaza del Teatro
Siguiendo la línea ‘argumental’ de los teatros del XVIII, tenía por dentro forma de herradura. Contaba con 36 palcos, un amplio patio de butacas y una capacidad total de seiscientos espectadores. Un gran local que, sobre todo en verano con la llegada de la Corte, tenía un gran éxito de público. Pasada esta época, las compañías ‘exponían’ sus obras en la capital.
Su ubicación estuvo en la que se conoce hoy como plaza del Teatro. Junto a la calle del Rey.
Habían transcurrido 24 años desde su construcción cuando el teatro fue adquirido por Carlos III. Su Hacienda pagó a la Compañía 75.000 reales. Era el año 1767.
Opúsculo.- Dejar constancia que fue en ese mismo año cuando el mismo Rey decretó la expulsión de los Jesuitas de España. Aquello no fue teatro.
La historia continúa. El referido coliseo sufrió un incendio en 1817. El Real Patrimonio lo restauró, extendiendo su funcionamiento hasta 1870. Desamortizado (?), pasó a manos privadas pagando por el edificio la cantidad de 20.000 pesetas. Ya en pleno siglo XX desaparece. El local se ‘convirtió’ en sala de cine, manteniéndose hasta 1965. Cuatro años más tarde fue derribado para construir viviendas.
Los franceses de 1808
En aquella época en la que el ejército francés se paseaba con sus tropas por España, la llegada a Segovia fue, primero, observada con miedo y después con la lógica preocupación. Aquí dejo un ‘pequeño’ episodio. En la ciudad existía un hospital ‘pa tó’: ‘la Misericordia’. En el mes de marzo de 1808 ya hubo de atender a enfermos franceses. Pero aquello se les quedó pequeño.
Extendieron sus redes, observaron que otro hospital, el que dirigían los Trinitarios (Plaza de José Zorrilla) se había quedado sin clientes y dado que los soldados heridos eran cada vez más, allí sentaron sus bases.
De hoy para mañana al Corregidor le exigen…
-Trescientas cincuenta camas.
-Mil doscientas sábanas.
-Ochocientas mantas.
-Seiscientos jergones.
-Doscientos colchones.
-Seiscientos cabezales.
-Cuatrocientas tarimas.
-Lienzo para vendajes; medicinas ‘variadas’…
Dado que donde no hay no roban, y la ciudad no
disponía de tal pedido, las amenazas al corregidor fueron constantes. Y así, con la comida, calzado…
No al juego de los dados
Estando Juan II en Segovia, año 1433, emitió la siguiente Real Orden:
“Ordenamos y mandamos que cuando nuestros vasallos nos vienen servir a las guerras, que en tanto que dure la guerra y estuvieren a nuestro servicio en ella, no osen de jugar al juego de dados ni de tablas de dinero. Si incumplieren, por cada jugada que pague cien maravedis de buena moneda y que sea esta para nuestro Alguacil, siempre que este prenda al que jugare. Pues si asi no fuere, que pague la dicha pena el Alguacil con el doble para la nuestra Cámara.
Y si otro cualquiera que alguna cosa ganare, así en dinero como en armas y bestias y otras cosas cualesquiera, lo ganado deberá retornar a quien se lo ganaron. Y el que no tuviere para pagar la dicha pena que este preso en cadena treinta días.
Yo, el Rey”.
Opúsculo: ‘lo’ del alguacil tiene… bemoles, o así.
