Decenas de personas esperan pacientemente y al fresco, en la calle de Gobernador Fernández Jiménez, a que abra la Administración de Lotería número 7 de Segovia, una de las más céntricas y populares de la ciudad, para comprar un décimo del 95.295 del sorteo de Navidad del 22 de diciembre.
“Este año es alto pero bonito”, comenta una de las ‘agraciadas’ con un décimo cuya suerte todavía no está echada pero que de momento se siente afortunada porque no todos los que esperaban en la larga fila que llegaba hasta la avenida del Acueducto, pudieron conseguirlo.
Algunos ciudadanos que, durante las primeras horas de esta mañana, contemplaban ese gentío esperando pacientemente y, eso sí, con mascarillas y manteniendo la distancia interpersonal, comentaban con cierta sorna “son los del hospital, como el año pasado”, pero otros mostraban su extrañeza y se preguntaban si algún vidente había anunciado que iba a tocar el ‘gordo’ en Segovia.
Por segundo año consecutivo empleados del Hospital General han protagonizado una escena de ‘locura’ colectiva que representa de alguna manera lo que ocurre cada año en muchas empresas, familias, grupos de amigos o vecinos con la lotería de Navidad.
“Es el número que juegan todos mis compañeros”
Nadie quiere quedarse con cara de tonto el día del sorteo y menos si, como es el caso, “es el número que juegan todos mis compañeros”. Dicen que había empleados del Complejo Hospitalario que habían quedado a las 6 de la mañana aunque la administración abre a las 9,30 horas.
La razón de estas largas filas de finales de noviembre es que cada número consta de 172 series; es decir, 1.720 décimos. Se trata de una cantidad insuficiente para los aproximadamente 1.500 empleados del Hospital, a los que se suman los que hacen suplencias o cubren bajas laborales pero también personal jubilado e incluso algunos pacientes.
“Los responsables del Hospital no quieren saber nada, quien se encarga es un particular, creo que es celador. Este año ni siquiera se han puesto carteles pero ha dado igual. El día de la lotería ha corrido de boca en boca”, cuenta una empleada.
“Hay quien compra para toda la planta y, claro, no llega”
Otras dos, pero de la Administración de Lotería, despacharon en poco más de media hora los décimos del 95.295 y, como era previsible, no hubo para todos porque, además, “hay quien compra para toda la planta y, claro, no llega”, señalaba una de las ‘desafortunadas’.
