Con “El nombre de las cosas” Andrés Catalán (Salamanca 1983) muestra un avance del trabajo de investigación que está llevando a cabo en su tesis sobre la relación de la pintura y la imagen en la generación del 27, atraído por “ese diálogo entre el lenguaje y lo visual, lo que no se puede decir y mostrar”, que en este poema le han llevado a la reflexión poética ante la “luz como cincel,/ como difícil constatación de belleza. Construir un paisaje digno de los termómetros./ El orden de la imagen como el orden de la vida;/ un hombre elige a otro hombre: nada sea/ ajeno pues al mundo/ que se me dio para posar los ojos/ en este inicio del siglo diecisiete/”. Estos son parte de los versos que conforman el poema ganador del IX Premio de Poesía Internacional Jaime Gil de Biedma y Alba que convoca el Ayuntamiento de Nava de la Asunción en memoria del poeta y su figura literaria, y dota con 2.500 euros al mejor poema presentado, no superior a cien versos. Muy al límite de los versos establecidos, Catalán se sumerge en ese cuadro que guarda la “pequeña y oscura” Capilla Contarelli, en Roma, del pintor Caravaggio sobre la “vocación de San Mateo”, para hacer una “descripción sobre los elementos del cuadro y de ese supuesto espectador que lo está mirando en una iglesia de Roma, en una capilla donde para verle tiene que introducir unas monedas en una máquina para que se encienda la luz y se abre una especie de juego entre la luz de la Capilla con la del cuadro y del poema”. Bajo el concepto de que el lenguaje nace de “una ausencia que junto a los imposibles siempre son un punto de partida y reflexionar de lo que se puede sobre lo que no se puede decir”, el poema resulta cercano al lector, sentimental, de emociones, donde la luz y la belleza toman juego principal.
Acudirá el próximo día 28 a la entrega del galardón y al mismo tiempo aprovechará la ocasión para conocer el lugar que cautivó a Gil de Biedma, cuya obra “siempre es un referente”. “Empecé leyendo poesía por Biedma y aunque no fue el primer libro sí influyó en el camino que iniciaba y su obra sigue siendo el libro de cabecera”, apunta.
disfrutar traduciendo Se muestra satisfecho del premio por lo que representa la figura literaria de Gil de Biedma, y lo suma al VI Premio Nacional de Poesía Jóven “Félix Grande”, obtenido en 2010 por su poemario “Composiciones de lugar”. Aunque estima que los premios literarios no avalan nada, reconoce que representan un reconocimiento “a los caminos que uno va tomando”.
A su vez considera que la crisis económica no influye en la convocatoria de este tipo de premios, ni en hacer poesía, ya que “con la poesía no se gana dinero, da para merendar, nunca para comer, la crisis puede espolear quizás un tipo de poesía o hacer una reflexión a un escritor que se siente en un equilibrio más precario, pero no creo que sea un impedimento para escribir o publicar”.
Además de la dedicación a su tesis y escribir en diversas revistas, su interés se centra en traducir a otros poetas, especialmente americanos, entre ellos Wallace Stevens, donde, a pesar de lo complicado de la tarea, disfruta de “ese espacio de libertad que permite traducir, porque es enriquecedor para lectura de esa obra o para tu escritura de otras derivadas, que permiten un juego que suene con una música y un áurea parecida, que ya es bastante”, mantiene el joven poeta.