Durante los últimos 20 años, el Ayuntamiento de Segovia ha trabajado en recuperar totalmente la Casa de la Moneda y su entorno, una labor titánica que acabó ayer con la apertura del Jardín del Rey, el Jardín Romántico concebido para el disfrute personal de Felipe II que luce un gran esplendor, sobre todo tras una primavera tan lluviosa y que poco a poco irá mejorando, cuando las especies plantadas vayan creciendo con el paso de los años.
“Tenemos que reconocer que hay satisfacción generalizada en el Ayuntamiento, porque abrimos las puertas de este Jardín del Rey”, dijo la alcaldesa, Clara Luquero, “un espacio de unos 1.400 metros cuadrados, concebido para el disfrute de Felipe II, que tiene un pabellón de pesca, en el que hemos recuperado las pinturas; con cuatro fuentes, tres ornamentales más una que hemos añadido para el público… Es un espacio en el que hay más de 30 especies diferentes y, con el mimo que se ha tratado, se han mantenido algunas de las especies que había entonces y parte del arbolado”.
El proyecto de recuperación del Jardín Romántico fue concebido por los técnicos de las Concejalías de Patrimonio Histórico y de Medio Ambiente, con especialistas en el tema, paisajistas, etcétera. “El Jardín recupera ahora su esplendor, con la recuperación de las escaleras, los murillos y todo lo que enlaza las diferentes terrazas del espacio; con un tratamiento muy cuidado de la iluminación, que es toda rasante, siguiendo el estilo de la que tiene la Casa de la Moneda; se han cuidado todos los detalles, buscando todos los elementos que encajaran en este proyecto”, añadió Luquero.
Claudia de Santos, concejala de Patrimonio Histórico, explicó los trabajos que se han llevado a cabo en el espacio desde que comenzó su recuperación. “La primera labor, la más costosa y la más larga, ha sido limpiar el Jardín, tras tres o cuatro siglos siendo una escombrera, así que lo primero fue limpiar y distinguir los elementos aprovechables de los que no lo eran. Fueron como tres meses, porque esto era una selva”.
“También destacaría —siguió la concejala— el trabajo importante de buscar y conservar las trazas; un trabajo botánico, para conocer las especies, porque la riqueza botánica y la biodiversidad del jardín es espectacular. Y luego el trabajo de hierro y forja, porque estaba todo destruido y ha habido que desmontar y arreglar. Y también la iluminación, porque no sirve cualquiera cuando quieres iluminar el Jardín pero también los árboles, así que no la damos por concluida”.
Al final, dijo De Santos, “ha sido un trabajo largo y, como siempre decimos en la Casa de la Moneda, con la suma de muchos milagros”, lo que hace más valioso el resultado obtenido. “Hace dos años nos parecía inalcanzable esto, estábamos buscando posibilidades de patrocinio… y aquí está el resultado”, recordó la concejala, para quien “hay que destacar la labor de equipo, de empeño común, con un trabajo hecho con ilusión, así que el resultado es bueno y estamos contentos”.
Clara Luquero concluyó anunciando que “habrá jornada de puertas abiertas hasta el 30 de junio, para que los segovianos conozcan este espacio donde yo veo música, poesía, paseos… Y como alcaldesa invito a todos los segovianos a que se acerquen a conocer este rincón que completa el proyecto de la Casa de la Moneda”.
Una vez terminados los días de puertas abiertas, el Ayuntamiento estudiará el horario de apertura y las condiciones de acceso al Jardín del Rey, que “no será libre”, dijo De Santos, “ya que en este espacio, por ejemplo, no caben balones” y hay que controlar el aforo para mantener el espacio en óptimas condiciones. Además, recordó que estará disponible para acoger celebraciones, como bodas, porque es un jardín adecuado para ello.
Seis siglos de historia
En el valle del Eresma encontró el rey Felipe II el sitio ideal para ubicar su innovadora Casa de Moneda, que se construyó 1583 y 1588, siguiendo las trazas de Juan de Herrera
Érase una vez un rey que paseaba por el valle del río Eresma hace muchos, muchos años. Era un entorno natural único, fuera de las murallas que envolvían Segovia, a los pies del cauce fluvial, y decidió que sería el espacio adecuado para instalar una fábrica nunca vista hasta ese momento.
Así, en 1583 comenzó a construirse la nueva Casa de la Moneda bajo las órdenes de Felipe II y siguiendo las trazas de Juan de Herrera, quien diseñó —en colaboración de técnicos alemanes— una planta fabril pionera, que se ha ganado el mérito de ser la muestra de arquitectura industrial más antigua de España.
Además de las novedosas técnicas utilizadas para acuñar moneda —desde aquí salía dinero para todo el imperio español—, se convirtió en la mayor Ceca de su época, símbolo del poder del monarca.
Llevando el nombre de Segovia en cada una de las monedas que recorrían España y sus territorios, en la primera mitad del siglo XVIII, ya con la dinastía de los Borbones, llegaron los cambios profundos, introduciendo en 1771 la acuñación a volante o balancín. Y finalmente, tras la centralización de la fabricación de moneda oficial en Madrid en el año 1869, se vendió el edificio, que desde 1879 albergó una fábrica de harina durante cien años.
Casi perdida, el Ayuntamiento la recuperó hace ya más de veinte años y, desde entonces, poco a poco, se ha devuelto su esplendor a esta Ceca que fue capricho de reyes.
Al igual que lo fue el Jardín Romántico que hay al lado, concebido por Felipe II para sus ratos de descanso y ocio, y perdido luego tras más tres siglos en los que se utilizó como escombrera.
El proyecto para su recuperación, diseñado en 2011 por los técnicos de las Concejalías de Medio Ambiente y Patrimonio
—con la colaboración de especialistas en arqueología y palinología, botánica y jardines históricos—, fue autorizado por la Comisión Territorial de Patrimonio Histórico de la Junta de Castilla y León y, desde entonces, no han cesado los trabajos para devolverle todo su esplendor. Así, ahora, cualquiera que pasee por él, puede sentirse como un auténtico rey de cuento.
Los detalles del Jardín Romántico
El Jardín del Rey es una pequeña joya histórica, situada en el extremo oeste de la Casa de Moneda, concebida para el disfrute personal de Felipe II. Se trata de un lugar especial, de ocio y desconexión de los reyes cuando visitaban la Ceca, que tiene también un pabellón para pescar y pasear —en el que se han recuperado parte de las pinturas murales que lo decoraban—, con balcón al río y un curioso cenador…
