El artista y reconocido vidriero Carlos Muñoz de Pablos es el vicedirector de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce y representa a este centro de estudios locales en el Curso de Pintores Pensionados, una actividad vinculada a esta ciudad, desde 1949, con la que se pretende retomar el espíritu del inicial que dio origen al arte contemporáneo porque, a su juicio, “no existen vanguardias, hay que volver a las raíces para reactivar nuevos valores”. Dice que la presencia de los alumnos es el retorno, una fecha que marca un tiempo, como las cigüeñas.
El curso de Pintores Pesionados tiene una larga historia y destacadas figuras asociadas, desde Joaquín Sorolla a Pérez Villamil, entre los profesores, o Genovés, Antonio Zarco, Lucio Muñoz, Alcorlo, Margarita Zuloaga, como alumnos…
Es la historia de la pintura española con una variante que es la historia del paisaje español. Cuando se han transferido las competencias a las autonomías, la cualidad impresionante es que se trata del único acontecimiento académico donde están representadas todas las facultades del Estado español. Queremos recuperar el prestigio internacional intentando que vengan, como en los buenos tiempos, todas las facultades, de momento del Mediterráneo. Este año ya hay becados de Francia y Grecia.
Y sólo hay una premisa, pintar en libertad
En libertad en dos sentidos: no hay una dirección pedagógica, lo que supone salir del estudio al aire libre, con la caja de pintura y el caballete, como hicieron los impresionistas en el siglo XIX y principios del XX; y existe libertad total de espacio y tiempo, para sentir el sol, los sonidos del paisaje, los olores de las plantas… Y toda esa cosa envolvente que contribuya a enriquecer la percepción del paisaje, no sólo a través de la vista sino de todos los sentidos.
Eso generó en su momento la gran revolución del arte contemporáneo. Sales a pintar y mueves el árbol que no te conviene, haces un mundo propio, una armonía tuya. Queremos retomar ese origen porque no existen vanguardias; hay que volver a las raíces para reactivar nuevos valores
¿Qué le sugieren las palabras Segovia, paisaje, luz?
Segovia tiene una situación geográfica privilegiada, por encima de los mil metros sobre el nivel del mar, tiene un cielo azul impresionante y muy constante. Es un peñasco rodeado por dos valles verdes, muy parecidos y distintos al mismo tiempo, uno tiene agua y el otro no…
Hay una serie de cosas, como el paisaje verde y el no verde de la llanura, un paisaje abierto, que es el campo, y uno cerrado, que es la ciudad, la arquitectura, que es una maravilla. Una arquitectura con un color que corresponde a la tierra, es rosa, amarillo claro, tonos dorados, siempre tonos calientes debido a la piedra caliza y los revocos de los esgrafiados, que son de una arena muy determinada.
Hay que tener mucho cuidado con eso porque es el maquillaje y la entraña de la ciudad, el carácter de Segovia, por eso siempre decimos desde la academia que hay que esmerarse a la hora de tratar una fachada, no hablamos de decoración superficial, epidérmica, sino de algo que corresponde a una solidez geológica, es como la entraña de la ciudad, no se puede alterar hay que mantenerlo.
Sin el Curso de Pintores a Segovia le faltaría algo, cada verano
El lema del curso de pintores es siempre el retorno, que tiene que ver con la venida y la ida de las cigüeñas. Aparte de las fechas que marcan las estaciones del año, como la primavera, hay otras referencias, como las golondrinas, las cigüeñas o los pintores, que se marchan a final de agosto. En los sesenta hubo un año sin curso, fue traumático, no queremos que vuelva a ocurrir. El año pasado y el anterior lo pasamos muy mal, no teníamos sitio. Ahora reinauguramos el lugar histórico donde se fundaron los cursos en Segovia, en 1949, el Palacio de Quintanar.
IMPLICACIÓN Hay que agradecer a instituciones como la Junta de Castilla y León, el Ayuntamiento, la Diputación, Caja Segovia y otros, como el Alcázar o la Fundación Rodera Robles, pero, además, yo estoy agradecido a las personas que animan en las distancias cortas, como Silvia Clemente, Clara Luquero y Malaquias del Pozo. Se implican y animan. Independientemente que lo dan, el agradecimiento es por cómo lo dan.
Usted que ha sido embajador de Segovia 2016, ¿qué conclusión ha sacado de la experiencia?
La ciudad se ha examinado, hemos hecho como un análisis de valores y posibilidades, sobre todo para eliminar complejos. Ha generado una ilusión y hemos llegado a ser finalistas con ciudades muy poderosas, aguantando el tipo con dignidad. Con muy poco dinero, a veces con regateos de apoyos, se ha llegado donde se ha llegado.
Ha sido positivo, estaría dispuesto a emprender empresas como esas porque muchas veces hay que tener desparpajo y ser atrevido. La gente de Segovia responde maravillosamente a estas cosas, sobre todo con la austeridad de medios de una ciudad como ésta, con apenas 50.000 habitantes…
Muchas veces no nos damos cuenta la cantidad de cultura que puede hacer una ciudad tan pequeña, me parece fantástico.
Hablaba de la ciudad patrimonial, ¿pero se le mima?
Muchas veces el progreso se entiende mal, no es edificar todo, agrandar… La expansión tiene que ser también cultural. Este es un continente que debe tener un contenido adecuado, a veces es muy difícil crecer racionalmente. Hay gente que piensa que la cultura es represión, no es verdad, culturalmente es una joya que hay que cuidar porque son los huevos de oro de la gallina. Luis Felipe de Peñalosa contaba que, en Sepúlveda, derribaron el arco de la entrada, para que pasaran los autobuses, y al que llamaban el tonto del pueblo decía: “Vienen los turistas a ver el arco y tiran el arco para que pasen los turistas”. A ver si nos pasa igual…