El ganador del último concurso de piano de Campillos en Málaga se presentó en Segovia rodeado de una tarde invernal con nieve, viento y frío. Pero el pianista ucraniano Stanislav Khristenko supo caldear el ambiente en el Juan Bravo con un programa centrado en el virtuosismo alcanzado por el instrumento durante el periodo romántico. Este virtuosismo, que a veces tiene un carácter peyorativo por suponerlo vacío de contenido, tuvo la demostración más clara de no ser así en la primera parte del programa con dos obras densas, difíciles y no muy frecuentes en los programas de los pianistas especializados en concursos de piano.
Desde el primer momento Khristenko demostró ser un pianista serio que va más allá de la técnica, por cierto excelente, y sirve al concepto de la obra de una manera clara como por ejemplo en el primer movimiento de la Fantasía en do mayor de Robert Schumann. Es un movimiento febril que describe claramente la bipolaridad sufrida por la mente del compositor entre sus dos mitades, descritas por él mismo como Florestán y Eusebius, y aquí provocando un desorden apasionado y brutal que el pianista nos sirvió con suma claridad. El segundo movimiento es un scherzo marchoso de triunfalismo contagioso que equilibra el esquema del primer movimiento. La obra está dedicada a Liszt y cedidos los derechos de autor para el monumento que estaba levantando en honor a Beethoven.
La segunda obra, la Fantasía en si menor de Scriabin, también es un ejemplo de obra con ardor apasionado y desordenado influenciada tanto por el carácter de virtuoso pianista que era Scriabin como por la forma, fantasía, siempre más libre y soñadora que otras. Fantástica la ejecución de Khristenko que puso claridad y cierto orden en una obra difícil entre tanto salto de octavas y acordes, y entre redobles de arpegios.
La segunda parte nos mostró un romanticismo más de salón, menos ideas pero mucho virtuosismo apoyado en el folclore, un poco exótico para la época como eran el español y el polaco. La rapsodia española de Liszt es ejemplo en el género. Con connotaciones para la jota aragonesa dentro de un virtuosismo en el teclado, el pianista la sirvió como lo que es, con mucho empleo en los armónicos y con seguridad y velocidad.
De Chopin nos dejó dos obras, el rondó a la mazurca que obra de juventud y la polonesa heroica con la que casi cierra la serie de este género y que ya parece un trasunto de él. Es vehemente, solemne y nostálgica, es decir, rezuma romanticismo por todas partes y ha quedado como la cima del piano de Chopin más conocido por el público. Khristenko la tocó con la suficiente calma para que resaltara la grandeza de la obra.
Un gran concierto terminado con un bis de Schubert y que nos dejó el ejemplo de un pianista joven, con buenas ideas y con una técnica excelente que no le hace olvidar la necesidad de trasladar al público la verdad de cada obra, escrita entre las notas de la partitura por el compositor.
FICHA:
Intérprete: Stanislav Khristenko, piano
Obras de : R. Schumann, A. Scriabin, F. Liszt y F. Chopin
Fecha: Miércoles 23 de enero de 2013
Lugar: Teatro Juan Bravo
Organiza: Sociedad Filarmónica de Segovia.
