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La Pista cumple 75 años

por S.G.H
4 de noviembre de 2020
en Segovia
Fachada principal de las conocidas como Viviendas Militares en la avenida de la Constitución. / Nerea Llorente

Fachada principal de las conocidas como Viviendas Militares en la avenida de la Constitución. / Nerea Llorente

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Contaba Felipe, un vecino del barrio de San José fallecido hace un par de años, que su cuñado Jesús había participado en la construcción de la Pista Militar de Segovia, en la actualidad avenida de la Constitución y antes de José Antonio, cuando hacía el servicio militar en la Base. Sospechaba este anciano que, además de lo penoso de una larguísima mili de dos años, al marido de su hermana le tenían enfilado en el Ejército, nunca mejor dicho, porque su familia, de la localidad toledana de Méntrida, había estado “en el bando equivocado” durante la Guerra Civil, pero esas eran cosas de las que no se hablaba en la familia. Lo curioso, según Felipe, es que luego, la Caja de Ahorros hizo casas en la Pista y a Jesús, que abrió una cartilla a sus hijos, le tocó una de las viviendas, “totalmente gratis en un sorteo”.

El Adelantado no ha encontrado constancia documental de que en la construcción de esta infraestructura participaran soldados ordinarios o incluso procedentes algún batallón disciplinario (que se nutrían de los campos de concentración de prisioneros hasta mediados de la década de los cuarenta) pero el historiador Juan Carlos García Funes no descarta que pudieran trabajar reclutas, teniendo en cuenta además que se trató de una obra de interés militar.

El caso es que a las 12,30 horas del domingo 7 de octubre de 1945, con puntualidad militar, el entonces ministro de Obras Públicas, el general Fernández Ladreda, inauguraba “la nueva gran Pista Militar” de Segovia. 75 años han pasado desde ese acto no exento de propaganda franquista en una ciudad que rondaba entonces los 25.000 habitantes y en un momento en el que, finalizada la Guerra Civil, las autoridades civiles y militares, tenían la puesta vista en una urbanización moderna, un crecimiento sin presión demográfica excesiva a través de nuevos ensanches como este, según sostiene la arquitecta Sonia Álvarez González en su tesis doctoral ‘El eje del ensanche durante la Autarquía en Segovia. La Pista Militar (2015, Universidad Alfonso X El Sabio de Madrid), publicada en la revista de investigación ‘Arte y Ciudad’).

El Adelantado publicó una amplia información sobre la inauguración de la Pista Militar en 1945, aunque en realidad se trató de 900 metros de los casi dos kilómetros que tiene la avenida.

El diario informaba entonces de que el proyecto obedecía a los deseos del que había sido hasta hacía poco antes gobernador militar, Eugenio Colorado Laco: unir diferentes dependencias militares, de Baterías a la Academia de Artillería, pasando por la Base Mixta e incluyendo la construcción de un nuevo cuartel de la Guardia Civil.

“El ancho es de 18 metros con andenes (aceras)… el necesario para que pueda desfilar el Regimiento en su formación normal de ‘columna de baterías’, que supone un frente de cuatro carruajes”, decía El Adelantado, circunstancia que había generado no pocas dificultades, por ser “poco acostumbrado en las obras corrientes”, así como el firme de adoquín, que elevó la inversión.

Las obras costaron un millón de pesetas, que sufragó el Ministerio de Obras Públicas, a lo que habría que añadir las 800.000 pesetas que abonó el Ayuntamiento por expropiaciones, aunque este último esperaba recuperar la inversión “gracias al valor que adquieren los terrenos municipales circundantes”.

La Pista se inauguró “sin ornato” aunque el periódico informaba de la existencia de proyectos para las aceras, el alumbrado y un gran monumento a los caídos.

En el acto inaugural, el gobernador civil, Clavero Núñez, se atrevió a sugerir nombre para la Pista: “paseo de Baterías” pero se ve que no tuvo muy buena acogida.

Segovia era una muy pequeña capital de provincias ligada a la Academia de Artillería y a la actividad del Ejército, aunque en las páginas de El Adelantado se adivinan por un lado los anhelos de mantener una actividad acorde con su patrimonio y su historia y por otro las limitaciones impuestas por la dictadura y la escasez de la posguerra.

La Segunda Guerra Mundial acababa de finalizar y en la portada de El Adelantado abundaban las noticias internacionales: “Es probable que los tres grandes vuelvan a reunirse en breve” (por el presidente de EEUU, el primer ministro británico y el líder del la URSS: Truman, Attlee y Stalin). La información local por lo general quedaba relegada al laberinto de las páginas interiores.

Sirvan de ejemplo titulares como “Inauguración de la temporada musical de la Sociedad Filarmónica –con un concierto de la Orquesta de Cámara de Radio Nacional bajo la dirección del maestro Argenta–, o el ‘parte’ del Registro Civil (4 nacimientos, 2 defunciones y un matrimonio el domingo 7 de octubre), la ‘paliza’ del Imperio Atletizado (filial del Atlético Aviación) a la Gimnástica (7-2) o la nota oficial sobre el racionamiento de artículos intervenidos en la capital y “los pueblos agregados” (San Ildefonso, El Espinar, Palazuelos y Zamarramala); por ejemplo, ración semanal de cuarto litro de aceite, cuarto kilo de garbanzos, 200 gramos de jabón y 50 gramos de café para adultos a precio inferior a la peseta, con la excepción del aceite (a 1,15 la ración) y raciones especiales para niños: cuarto kilo de azúcar, cuarto kilo de sopa, tres botes de leche condensada y 750 gramos de harina de trigo por niño.

En su tesis, Sonia Álvarez explica que la historia de la relación de Segovia con el Ejército viene al menos desde el siglo XVIII, con la creación del Real Colegio de Artillería en el Alcázar, y a eso se debe que los sucesivos ayuntamientos atiendan siempre sus peticiones, más aún durante la dictadura. Esta arquitecta recoge en las actas del pleno de 27 de marzo de 1945 la cita textual “velando siempre porque el Regimiento de Artillería permanezca en la ciudad” por los ingresos económicos que reportaba.

Un año antes, el Ayuntamiento hace un inventario de las trasmisiones realizadas al Ejército desde finales del siglo XIX con un montante total valorado entonces en 1.500.000 pesetas: cesión del edificio de Casa Grande (antigua industria pañera), cesión de los terrenos colindantes para instalaciones y servicios anejos, adquisición de trece casas y su derribo para la construcción de la Pista Militar y transmisión de 25.000 metros cuadrados para la instalación de la Base Mixta, lo que conllevó el derribo de casas limítrofes.

Obviamente, el Consistorio segoviano con la construcción de la Pista Militar buscaba también una mejora para el conjunto de la ciudad y paralelamente se proyectan la construcción de un edificio de viviendas militares, grupos de viviendas municipales, viviendas para la Policía Armada, para empleados de la Eléctrica Segoviana, para la Caja de Ahorros y el Cuartel de la Guardia Civil. También se proyectó un monumento al General Valera en la rotonda a la altura de la actual entrada principal de la Base Mixta, que no se llegó a realizar y se barajó la posibilidad de ubicar al final de la Pista Militar el Monumento a los Caídos, que posteriormente se realizó en las antiguas ruinas del Convento de San Agustín.

En las conclusiones de su tesis, Álvarez González indica que este ambicioso proyecto urbano no se logró en su totalidad, en parte debido al elevado coste y, por ejemplo, no se llevó a cabo el tramo de la Pista Militar comprendido entre la hoy plaza de la Universidad y la Academia de Artillería. Más éxito tuvo el ensanche de la ciudad por el sureste siguiendo el modelo repetitivo y en cuadrícula falangista de la arquitectura urbana de la época. Supuso, además, la creación de un nuevo barrio, San José Obrero y, solo en el entorno a la propia Pista, 72 viviendas promovidas por el Patronato de Casas Militares, 174 viviendas municipales, 24 para la Asociación Mutua Benéfica de la Policía, 40 de la Eléctrica Segoviana y 64 de la Caja de Ahorros. Fue “una de las mayores transformaciones urbanas que se han llevado a cabo en Segovia”, sostiene la arquitecta.

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Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda

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