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El lenguaje no verbal en tiempos de pandemia

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9 de octubre de 2020
en Tribuna
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Durante todo este periodo reciente hemos podido comprobar cómo se nos aconsejaba, para evitar la posible transmisión del Covid, saludos con el codo, evitar dar la mano, aislamiento o lejanía en el espacio social, u otras manifestaciones corporales distintas o alejadas a las que habitualmente veníamos realizando que se nos aconsejaba por eficacia comunicativa. Sin entrar en los fundamentos de estas medidas profundamente respetables, sí es conveniente hacer una mínima reflexión sobre las consecuencias de estas prácticas en el contexto, tanto personal como social, traen consigo y que pueden generar importantes trasformaciones tanto en el acervo cultural de la sociedad, como en la configuración de la propia identidad personal.

Desde un punto de vista comunicativo, el lenguaje básico y fundamental es el no verbal, porque debemos tener en cuenta que gran parte de las comunicaciones humanas se desarrollan a un nivel por debajo de la conciencia, donde las palabras solo tienen una relevancia indirecta, siendo el setenta por ciento del significado el referente al lenguaje corporal. Su fundamento se encuentra en que todas las emociones humanas son procesos corporales. Las emociones son acciones o movimientos visibles para los demás pues los producimos con la cara, las manos, … los gestos en general.

Toda conducta es comunicación y por ende toda comunicación afecta a la conducta, viéndose afectada en el contexto en que se desarrolla. Conforma una sistematización de la “particular” concepción del mundo. Los procesos de comunicación son una referencia de cómo nos relacionamos, cómo es nuestro contexto, cómo transferimos la información de una persona a otra. Representa un intercambio de informaciones que son el reflejo de la realidad de las personas, de su formación y funcionamiento social. Nos permite ver que continuamente recibimos influencia de la realidad y ejercemos influencia sobre ella. Manifiesta una conducta, y los modelos alternativos de pensar en situaciones complejas. Podríamos concretar, siguiendo a Habermas, que es un proceso a lo largo del cual los seres humanos se convierten en constructores activos de su “mundo vital”, y por tanto de su sociedad.

Las relaciones interpersonales exigen exteriorizar por parte de los interlocutores, entrar en contacto, y son formas de “intercambio”, que introducen compromisos personales que, a veces, genera resiliencia. En estas relaciones de comunicación los participantes, como dice Goleman, influyen de forma constante en el estado cerebral de los demás, y debemos ser conscientes cómo determinamos los sentimientos de las personas con las que interactuamos para bien o para mal. Por lo que es recomendable que la comunicación debe estar fundamentada en el mutuo respeto, en la confianza y en cierta igualdad.

Entre los aspectos corporales que tendremos en cuenta nos encontramos la postura, que nos revela no solo acerca del carácter de la persona sino también una expresión de la actitud. Nos habla de su pasado. La simple posición de sus hombros nos puede dar una indicación de las penurias sufridas, de su forma contenida o la timidez de su personalidad. El rostro refleja el carácter, pues las expresiones habituales suelen dejar huella. Pero el hombre es capaz de controlar su rostro y utilizarlo para trasmitir mensajes. Famosos son los trabajo de Ekman en su estudio – ahora discutidos por su empleo en el control social – para comprobar la veracidad del mensaje. Los ojos; cuando los ojos se encuentran no solamente sabemos cómo se siente el otro, sino que él sabe que nosotros conocemos su estado de ánimo. La mano, cada movimiento suyo en cada una de sus acciones lleva consigo el elemento del pensamiento, decía Heidegger. La calidez del apretón de manos y de su compromiso en un síntoma claro. El tacto, es el más primitivo de los sentidos y se realiza a través de la piel. También el de mayor connotación social. Tocar no es solo un estímulo placentero, sino también una necesidad biológica.

No podemos olvidar la semiótica de los contextos situacionales. El espacio, entorno donde se ubica la comunicación (el estudio de cómo el hombre estructura inconscientemente el microespacio, se denomina proxémica). Así nos encontramos: distancias personales, (hasta 45cm); lejana (75) o social (120). Cuando dos personas esperan competir se colocan enfrentadas, si esperan cooperar se ponen uno al lado de otro. De la selección y utilización de determinados objetos (ej. mascarillas), que bien por su utilidad o como medio de comunicación, generan un entorno y están cargados de valores. Las dinámicas de los grupos , en la participación de otras personas por propia necesidad en la búsqueda de la satisfacción de compartir y sentirse compartidos. En la ambivalencia del grupo, que aporta la actividad social y el contraste de lo diferente, y que termina por reafirmar su integración y en definitiva su individualización.

Las modificaciones de todos estos contextos en el que se desarrolla comunicación humana produce en el cerebro, igual que en el corazón la actividad física, modificaciones tanto en su estructura como en las conexiones neuronales. Por lo que se produce nuevas adaptaciones y genera nuevas órdenes desde el cerebro modificando las conductas y respuestas emocionales.

La evidencia de lo expuesto nos viene a definir que una modificación de todos los procesos de comunicación nos define que estamos en un momento de cambio, que será más profundo cuanto más dure la situación que obliga a modificar nuestros parámetros de conducta. Debemos aceptar que ha terminado una etapa de estabilidad. Todo cambio provoca inquietud, que será mayor cuanto más afecta a nuestras vidas y nuestro contexto. Las reacciones pueden ser variadas, pero la menos positiva es la que genera temor e incluso miedo. Por lo que debemos ser conscientes de enfrentarnos a la nueva situación con realismo, aceptación reflexiva de las nuevas perspectivas y generar en nosotros mismos las posibles aportaciones para lograr una mejor adaptación. La juventud, superado el duro momento, tiene un interesante reto.

—
(*) Catedrático de Secundaria. Jubilado.

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