Los turistas que visitan estos días la iglesia de La Santa miran con curiosidad hacia el interior de la capilla del Nacimiento, eso sí, desde la puerta. Desde hace semanas, un cartel prohíbe el paso a esta estancia levantada sobre la alcoba donde se cree que nació la abulense más ilustre de todos los tiempos que ha proyectado Ávila hasta cualquier rincón del mundo: Santa Teresa de Jesús. Sin embargo, el deseo de entrar en este lugar para empaparse de Teresa lo frustra un gran andamio que impide el acceso a los que tratan de asomarse con su cámara.
Resulta extraño observar la capilla tan vacía. Los cuatro retablos de los laterales han desaparecido, con sus respectivos lienzos incluidos, dejando al descubierto paredes sin pintar. Tampoco están las vidrieras que narraban algunos episodios de la infancia de la Santa, ni el gran lienzo que llenaba el pie de la capilla. Por desaparecer, ha desaparecido hasta la imagen de San José que coronaba el altar y la de Santa Teresa, foco de todas las miradas. El consuelo del visitante, algunos de ellos llegados desde muy lejos, es que la imagen de la Santa permanece, por ahora, a las puertas de la capilla para escuchar sus oraciones. Pero el aspecto un tanto desolador que muestra la capilla forma parte de un proceso necesario para que de cara a la próxima primavera, con el V centenario a las puertas, pueda lucir en todo su esplendor. Los restauradores de la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León, responsable de esta intervención, y los padres carmelitas –que comparten su financiación al 50 por ciento- reconocen que es frustrante que los turistas no puedan acceder al templo, aunque saben bien que es inevitable.
Los elementos desaparecidos se han trasladado al claustro del convento que durante los meses de la restauración se ha convertido en un improvisado taller. Todos menos los dos grandes lienzos de los laterales que se ha decidido reparar in situ para evitarles cualquier daño. Son cuadros de más de siete metros de longitud que están muy ajustados a las dimensiones de la capilla, explica a Ical el jefe del equipo, Carlos Regaño. En realidad su estado no es malo, ya que no presentan rotos, ni las telas están demasiado dañadas. Su tratamiento seguirá el principio de manipularlos lo menos posible.
Sí ha podido desmontarse el tercer lienzo de grandes dimensiones que coronaba los pies de la capilla. A la luz que brinda el taller, Javier García Vega, arquitecto restaurador, va señalando con sus manos los puntos de interés de este cuadro tremendamente oscurecido y en el que cuesta distinguir algunos elementos. La limpieza que los restauradores llevarán a cabo permitirá que hasta un caballo ennegrecido recupere su blanco original. Una vez completado el tratamiento, el visitante podrá volver a contemplar con todo detalle los tres episodios que narra el lienzo: el nacimiento de Teresa, los juegos con su hermano y la marcha a tierra de moros. Carlos Regaño estima que la restauración de los tres cuadros podría estar culminada en mes y medio.
