El Ejército iraquí expulsó a los milicianos del Estado Islámico de Irak y Siria de la ciudad natal del dictador Sadam Husein, según han informado medios estatales y la Policía, dentro de una campaña para recuperar áreas del norte y el oeste del país que habían sido tomadas por los milicianos islamistas.
La escisión de Al Qaeda que lidera la insurgencia ha declarado un califato islámico de estilo medieval que en la práctica borra las fronteras entre Irak y Siria y ha amenazado con llegar a Bagdad para derrocar al Gobierno central iraquí, liderado por chiíes.
Las fuerzas del Gobierno, junto con combatientes chiíes, han retomado la localidad de Awja la noche del jueves, han indicado medios estatales iraquíes, la Policía y habitantes de la zona. Al menos tres milicianos islamistas han muerto en estos enfrentamientos y los combatientes del ISIS se han retirado hacia el sur.
Awja despejada
Awja ha sido «despejada por completo», ha afirmado el portavoz militar del primer ministro, citado por la televisión estatal. La fuente ha asegurado que han muerto 30 milicianos aunque la cifra no ha sido verificada de modo independiente.
El Ejército ha asegurado que ahora controla una franja de 50 kilómetros de la carretera principal del país que va al norte, desde la ciudad de Samarra hasta Awja.
Pero las principales comunidades suníes que viven a lo largo de esa ruta siguen siendo hostiles hacia las fuerzas del Gobierno, mientras que la ciudad de Tikrit, a unos pocos kilómetros al norte de Awja, sigue en poder de los milicianos islamistas.