Las antigüedades también han sufrido los actos vandálicos durante las protestas populares de los últimos días en El Cairo, con un total de 70 piezas arqueológicas dañadas en el Museo Egipcio, según una primera evaluación de las autoridades. «Han sufrido daños, pero las restauraremos», afirmó ayer el egiptólogo Zahi Hawas, máximo responsable de la Arqueología en el país, quien aseguró que ningún objeto ha sido robado.
Tras la retirada de la Policía de las calles el pasado viernes por la noche, el recinto, que alberga joyas de la época faraónica, tales como el tesoro encontrado en la tumba del rey Tutankamón, fue víctima de la violencia.
Vitrinas rotas, estatuillas hechas pedazos y dos momias destruidas son algunos de los destrozos que han mostrado las imágenes de la televisión Al Yazira, que consiguió entrar en el interior del museo.
Hawas, recién nombrado ministro de Estado de Antigüedades, consideró que el vandalismo no llegó a más gracias a la intervención de ciudadanos de a pie que intentaron proteger las antigüedades. «Es el pueblo egipcio quien ha protegido las piezas arqueológicas», afirmó orgulloso Hawas.
Y es que, gracias a los objetos arqueológicos, el sector turístico es una de las principales fuentes de riqueza de Egipto, que en el 2010 recibió casi 15 millones de visitantes, según las autoridades.
Tan importante es el turismo para Egipto, que la noche del viernes, en plena refriega entre manifestantes y Policía, y con el Ejército desplegándose por las calles, los civiles se unieron a los soldados para crear una cadena humana alrededor del museo y evitar los saqueos, aunque al final los alborotadores lograron entrar.
Hawas, que no quiso entrar en detalles sobre los desperfectos, tan solo explicó que «algunos cráneos almacenados junto a la máquina donde se escanean las momias han resultado dañados, pero no han sido cosas importantes».
Además, negó las informaciones aparecidas en algunos medios de comunicación que señalaban que los maleantes habían quemado las momias reales guardadas en el recinto, que contiene más de dos millones de antigüedades, la mayor colección del país.
El mediático arqueólogo destacó que en la actualidad es el Ejército el encargado de proteger las instalaciones, aunque ayer también había civiles en las inmediaciones del museo formando un cordón humano. No obstante, esto no impidió que varios cócteles molotov lanzados por participantes en los enfrentamientos alcanzaran la zona, aunque el fuego no afectó a las instalaciones del edificio, sino a los jardines que rodean el museo.
Las que sí han conseguido escapar a cualquier tipo de vandalismo han sido las otras grandes atracciones turísticas de El Cairo, las Pirámides de Guiza y la Esfinge; aunque, para evitar sustos, los soldados, apoyados por dos tanques, se han desplegado en los alrededores del recinto.
Los uniformados no permiten siquiera detenerse a los vehículos frente a las Pirámides, que se encuentra desierto tras la marcha de miles de turistas por las revueltas populares. Además, una decena de tanques se han colocado en la carretera que conecta la explanada de Guiza con la pirámide escalonada de Saqara, la antigua necrópolis de Menfis.
En cuanto a los sitios arqueológicos en otras partes del país, como Luxor y Asuán, en el sur, Hawas apuntó que «todo está intacto. No ha pasado nada».
Tan solo «en un almacén de antigüedades en el Sinaí, en el este, los beduinos robaron 288 objetos arqueológicos, pero al final los han devuelto», indicó Hawas, que manifestó ignorar por qué habían tomado esa decisión.
