Miedo, incertidumbre e incógnitas son las palabras que más se repiten entre los hosteleros segovianos al pensar en la campaña invernal en relación a la evolución de su actividad económica, la cual se ha visto clara y visiblemente perjudicada desde el mes de marzo, cuando tuvieron que echar el cierre a causa de la pandemia del Covid-19.
Los hoteles, bares y restaurantes comenzaron la reapertura desde el 22 de junio hasta la primera semana de julio, aproximadamente, adaptándose a las nuevas circunstancias. Aprovechando que coincidía con los meses de verano y que las terrazas podían permanecer abiertas, aunque fuera con un aforo limitado, los establecimientos vieron, de alguna forma, un haz de luz entre tanta oscuridad.
Apurando al máximo la temporada veraniega, hace unas semanas la Agrupación Industrial de Hosteleros de Segovia (AIHS) solicitaba al Ayuntamiento de dicha ciudad una reunión para afrontar el otoño y el invierno. La principal propuesta que defienden es la posibilidad de cubrir parcialmente las terrazas, teniendo en cuenta que la gente se siente más segura al aire libre, y así aproximarse al nivel de visitas que han tenido en los últimos tres meses.
“Queremos que se permita el cerramiento de las terrazas porque la gente quiere estar al aire libre, donde se sienten más seguros. Y esta es la única forma de poder mantener esa esencia que los clientes vienen buscando desde junio”, reclaman desde el Restaurante San Marcos, donde Nuria Gómez en representación de todo el personal, muestra su agradecimiento y satisfacción hacia el trabajo que están desempeñando.
Un balance agridulce
Hasta ahora, la temporada del verano se ha visto favorecida por el clima y sus correspondientes terrazas, el lugar más demandado. Sin embargo, el clima de Segovia no favorece al mantenimiento de estas durante mucho más tiempo. Es por ello por lo que los propietarios de conocidos y emblemáticos restaurantes de Segovia, así como la AIHS, se empiezan a plantear cómo afrontar los próximos meses haciendo balance del atípico verano.
“La verdad es que para nosotros el verano ha sido bueno. Es cierto que hemos echado en falta el turismo internacional que se ha visto reducido por la pandemia, pero el turismo local y nacional ha tenido muy buena acogida. Los meses de verano han sido buenos y hemos trabajado bien, aunque no se puede comparar con otros años”, apuntan desde el Mesón Cándido, uno de los restaurantes más conocidos dentro y fuera de las fronteras segovianas, y que en condiciones normales recibe a miles de visitantes.
Desde El Bernardino, en pleno centro, apuntan que “había gente que tenía miedo y otros que sí que han tenido una buena acogida teniendo en cuenta las circunstancias. Hemos tenido un 40 por ciento con respecto al año pasado”.
Los distintos establecimientos coinciden en la buena acogida que ha habido por parte del público. Y es que, aunque el miedo estuviera presente, el apoyo se ha notado desde el primer momento y esperan que este se mantenga.
En cuanto a las ayudas concedidas y/o planteadas por parte de administraciones locales, provinciales y autonómicas, se puede destacar que la Junta de Gobierno de la Diputación aprobó el miércoles día 9 algunas ayudas para el comercio rural minorista, la venta ambulante, la hostelería y restauración de la provincia que se contemplaban dentro del plan ‘ReLanza’ del programa de recuperación socioeconómica ‘Segovia, provincia Reactiva’.
A pesar de esta medida, los hosteleros reivindican que esto no es suficiente teniendo en cuenta la situación que están sufriendo, por lo que la AIHS se sumó al “cierre patronal” en un acto representativo de diez minutos.
Estaba organizado por Hostelería de España y respaldado por la Confederación Regional de Hostelería y Turismo de Castilla y León para protestar con las medidas que algunas administraciones estaban poniendo sobre este sector.
La incertidumbre invernal
En estos días son muchas las preguntas que surgen y brotan sin encontrar respuesta. ¿Cómo va a ser el otoño y el invierno para la hostelería? “Hay miedo por si hay un nuevo confinamiento y por lo que pueda pasar, pero nosotros no podemos hacer nada más, solo esperar a ver qué va pasando y que saquen la vacuna cuanto antes para volver a la normalidad. Queremos que la gente pierda el miedo, sobre todo teniendo en cuenta que las terrazas a partir de ahora no se van a poder utilizar por el clima”, confiesan desde el Restaurante El Bernardino.
Pero el problema ya no solo radica en las terrazas, su ausencia o su adaptación, sino que los restaurantes han tenido que moldear sus interiores para acoger a los comensales con una reducción del aforo considerable en sus comedores. “La verdad es que es una incógnita todo lo que va a pasar. Las previsiones son complicadas y dentro tenemos una reducción del aforo importante (alrededor de 150 plazas). Ahora vamos día a día y viendo cómo evoluciona la situación, la enfermedad y sobre todo el público, que no sabemos cómo va a responder. Es una situación difícil y compleja”, cuentan desde Mesón Cándido.
Por ello, cada uno está buscando distintas soluciones a corto plazo dependiendo del espacio que tienen y de sus posibilidades económicas y humanas. En Venta Magullo han apostado por la carta para llevar: “En ella está tanto la carta de comida como la carta de vinos. A nuestros clientes les gusta el servicio y ahora les hemos dado la posibilidad de llevárselo a casa para que sigan disfrutando de nuestra oferta gastronómica y vinícola. Además, vamos a abrir el ‘Salón de la Chimenea’ para que los que se acerquen se sientan como en casa, con un ambiente cálido y entrañable junto con nuestra cocina”.
Otro ejemplo es el Restaurante San Marcos, que suele realizar la Feria del Pulpo. Esta edición, a pesar de las circunstancias, han querido adaptarlo alargando los días, por lo que se realizará desde el lunes 21 de septiembre hasta el jueves 8 de octubre, incluso va a haber un pequeño concierto con gaita. “Ante todo va a prevalecer la responsabilidad y la seguridad como llevamos haciendo hasta ahora”, asegura Nuria Gómez.
Esperanza frente al miedo
A unas horas de que oficialmente comience el otoño, el trabajo, el esfuerzo y la constancia es lo único que, por el momento, tiene garantizado la hostelería segoviana. Y es que, a pesar de las circunstancias, las incógnitas, las dudas y el posible miedo de los clientes, lo que tienen claro es que van a seguir luchando.
“El esfuerzo es la principal clave que estamos siguiendo, y gracias a ello hemos salido y saldremos adelante, trabajando mucho y muy duro por y para nuestros visitantes”, afirman esperanzados y llenos de fuerza desde el Restaurante San Marcos.
Desde allí, lanzan un mensaje: “Hay que aprender a vivir con ello. No podemos asustarnos ni escondernos porque las empresas están ahí y hay que intentar ayudarnos entre todos”.
Aunque para la mayoría el balance económico no haya sido positivo y haya estado manchado por la pandemia, todos ellos se quedan con la gran acogida y el trabajo de todo su personal que se ha involucrado completamente y han estado más unidos que nunca.
“El balance emocional ha sido muy positivo. Lo que queremos es volver a ver a la gente sonreír aunque sea a través de una mascarilla y disfrutar de las interminables sobremesas que nos hacen felices”, confiesan Óscar Calle, chef de Venta Magullo, y Ángel Peña, sumiller y responsable de sala de dicho restaurante.
