AMADOR MARUGÁN / NAVA DE LA ASUNCIÓN
En seis ocasiones desde septiembre de 1872 las fiestas patronales de Nava de la Asunción fueron suspendidas como consecuencia de la penuria económica que se padecía creada por los diferentes conflictos bélicos mantenidos en España, salvo en éstas del 18 al 27 de septiembre de 2020, donde por razones de seguridad sanitaria ante la pandemia generada por el Covid-19, los responsables municipales acordaban su supresión por el bien de la salud de los vecinos. La suspensión festiva de esos seis años nunca afectó a los actos religiosos que se celebraron como mandaba la tradición y en estas fiestas del día de hoy sucederá lo mismo, tan sólo el cambio afectará al lugar de celebración, que tendrá como punto de encuentro la iglesia por razones de espacio de seguridad, en lugar de la ermita del Santísimo Cristo donde debería celebrarse todo el novenario en su honor.
En 1872, tras el Sexenio revolucionario de 1868 y la proclamación de la Primera República en 1873, la causa efecto social y económica como consecuencia de la tercera guerra carlista y la insurrección del pueblo cubano ante el colonialismo español, mantenían al Estado y por ende al Consistorio navero en una penuria económica que le llevó a suprimir la celebración de los ‘festejos profanos’, como se les denominaba, que acogían la corrida de novillos, capeas y bailes públicos. Una decisión que no agradó a una parte de los vecinos lanzando sus protestas en contra de este acuerdo municipal. Manifestaciones que impidieron celebrar la víspera de fiestas, generando un alboroto al que tuvieron que poner orden las autoridades: “No permitieron celebrar estas vísperas los alborotadores con ocasión de haber el Ayuntamiento acordado no tener novillos el lunes siguiente: fue un verdadero y escandaloso desacato contra todas las autoridades, y lo pagaron con varios meses de reclusión en Santa María de Nieva en el invierno de 1877 y 1878”, dice el sacerdote Francisco Sanz de Frutos en el Inventario Parroquial de 1877, escrito por él y que representa una valiosísima guía de todo el archivo parroquial.
La siguiente supresión de las fiesta titular va a producirse el año de 1914, atendiendo a una Real Orden del Ministerio de Gobernación, remitida por el gobernador civil el 21 de agosto, por la cual se indica que “los créditos configurados en los presupuestos municipales para festejos y gastos imprevistos o extraordinarios, sean utilizados para remediar la crisis de trabajo producida por la actual guerra europea (primera guerra mundial 1914-1918)”. Se dan órdenes precisas del Gobierno Civil para su cumplimiento, indicando que si se produjera algún gasto al respecto sería a cuenta de los propios regidores. Al problema económico generado por este conflicto bélico se va a sumar el malestar reinante por la guerra del Rif en Marruecos. Situaciones que generan una gran indignación en la población alcanzando su mayor exponente con la Semana Trágica de Barcelona, donde el sector social más humilde mantuvo fuertes protesta en contra de la ‘cuota de soldado’, que libraba a los reclutados de ir al campo de batalla pagando la cantidad de 1.500 o 5.000 pesetas, con esta redención en metálico obligaba al sector más pobre a combatir en la guerra.
Ante un ambiente cargado de crispación y para evitar males mayores en el pueblo por la supresión de los novillos, el empresario Juan García toma la iniciativa de solicitar al Ayuntamiento la cesión de la plaza de toros para realizar una corrida de novillos a su cargo, petición que le es concedida por el pleno municipal para evitar que en la localidad “pudiera alterarse el orden público y por tal motivo tuviera sendos disgustos y quizás un día de luto en este pueblo”.
Cuatro años después, en 1918-19, se declaraba una pandemia mundial llamada ‘gripe española’, que aquí en Nava causó 89 muertes de los 160 fallecidos durante los años que duró (ver EL ADELANTADO DE SEGOVIA de fecha 10 de mayo de 2020). Las campanas no cesaban de sonar a muerto y tampoco pararon de replicar para anunciar la celebración de las fiestas patronales. Curiosamente, ante tanta desgracia los días de la Función tuvieron su cita, se corrieron los novillos, se jugó a la pelota a mano y se bailó a los sones de la dulzaina del tío Coche y los redobles del tamboril del tío Patato, posiblemente como consuelo a tanta desgracia. Desde Marruecos los reclutas naveros pedían al Ayuntamiento una ayuda económica para celebrar la Función allí. Por cierto, en la Función de 1917, ante la ausencia de dulzaineros locales, se quiso contratar al maestro Agapito Marazuela, pero no pudo venir porque ya estaba contratado para tocar por las mismas fechas en Etreros.
En el año 1936 ni siquiera se plantea celebrar la fiesta titular, la Guerra Civil envolvió todo en un manto de dolor y durante los tres años de duración solo se celebraron los actos religiosos y espirituales en torno al Santísimo Cristo de la Expiración. Ya en 1939, declarado el primer año de la victoria, las fiestas volvieron a celebrarse con todo el esplendor. Ocho años antes el industrial Mariano García Segovia encargaba al pintor del paisaje castellano y de temas taurinos, Lope Tablada de Diego, plasmar en el lienzo una estampa de la plaza de toros navera de 1931. En el balcón municipal lucia la bandera tricolor republicana y en julio de 1936 con motivo del golpe de estado del Alzamiento Nacional el pintor se desplazó hasta Nava para cambiar los colores de la bandera por el rojo y gualda por miedo a represalias. Detalle de alterar el original del óleo que no agradó al industrial navero, ya que como fiel servidor del bando nacional no hubiera permitido ninguna acción contra el pintor por tal motivo.
Históricamente, la ‘Fiesta titular’, como se la denomina en las actas del pleno del Ayuntamiento, llegaban a debate del alcalde y regidores a principios del mes de agosto, ya que las fiestas se celebran siempre el tercer domingo de septiembre antes del día 20, para designar los actos religiosos, que habitualmente comprendían misa y procesión en honor del santo patrón, procesión en la que sólo bailaban los hombres hasta que mediados del siglo XX dos mujeres se lanzaron a portar la imagen y bailar delante de ella ante el asombro de todos los participantes, rompiendo así la costumbre machista, según recoge el libro ‘Las palabras y la música de Nava de la Asunción’, más la misa por los difuntos de la localidad, actos religiosos por los cuales se pagaba una cantidad al cura. A su vez también se aprobaban los festejos profanos que se componían de festejos taurinos y bailes públicos al son de dulzaina y tamboril. También cada año se acordaba arreglar el frontón del juego de pelota, cuyo frontis era la pared lateral de la iglesia parroquial, para celebrarse los tradicionales partidos de pelota a mano. Se nombraba una comisión que gestionara el alquiler de los novillos y se sacaba a subasta el cierre de las calles del recorrido del encierro y construcción de tablados de madera. En aquellos años la fiesta duraba tres días, luego con el tiempo pasó a cinco y actualmente diez días ininterrumpidos.
Los novillos o los toros han formado parte indisoluble de las fiestas creando momentos de distracción y expectación por el ambiente en torno a ellos. Han generado situaciones de miedo las veces que se escaparon de la plaza o del propio toril y han tendido de luto la Función en dos ocasiones, una a principio de los años 1960, cuando una vaquilla golpeó fuertemente contra los palos verticales del tablado a Mauro Heredero, y otra en 1990, cuando un toro durante el encierro nocturno rompió de una cornada el corazón de Francisco de la Cruz. Hubo otras tantas cogidas graves en diferentes años pero no causaron la muerte. También la afición a los toros dio personajes reconocidos en el mundo taurino caso de Aniceto Ajo ‘Cuchareta’, de finales del siglo XX, con su maestría en el salto de la garrocha y después como apoderado, muchos de los trajes que llevaron sus toreros fueron usados en Nava, por mediación de su sobrina Marciana, por naveros en las becerradas populares. El otro torero fue Román Encinas ‘El niño de las Mercedes’, llegó a torear corridas picadas en Madrid y fue hombre de confianza de varios toreros, entre ellos el canario José Mata, quien toreó en varias ocasiones en Nava, mostrando siempre muchas atenciones y cariño hacia el pueblo que le hizo acreedor de ser nombrado hijo adoptivo y la dedicatoria de una plaza a su nombre en las inmediaciones del coso navero.
En estas fiestas patronales de 2020 la pasión del bullicio callejero quedará por dentro de cada navero, todo por salvaguardar la salud de uno mismo y de los demás.
