Era inevitable que las emociones, las lágrimas, la voz quebrada, aflorasen, porque después de trece años ayer llegó el momento de que la concejal del Grupo Socialista, Claudia de Santos, dejara el Ayuntamiento tras renunciar al acta hace días por motivos personales.
A su intervención, fiel a su estilo y a su manera de entender la política municipal, sin callarse nada pero tendiendo la mano al entendimiento, fue largamente aplaudida por toda la corporación que antes, con la alcaldesa y todos los portavoces, le brindó un reconocimiento sincero a su trabajo y trayectoria.
“Obituario propio se llama esto que he escrito –comenzó De Santos su discurso de unos diez minutos al final del pleno ante la sorpresa de algunos ediles–. Dios nos libre de las alabanzas. Eso es lo que dicen en mi pueblo aludiendo a que en los entierros todo el mundo habla bien del finado. Mi gran suerte es que llego vivita y coleando a este día de las alabanzas que agradezco porque se que son sinceras y nacen de ese sentimiento del corazón… Toda palabra con alma es siempre un consuelo”.
Confesó que hubiera preferido evitar lo que considera “un rito de paso para la constatación final de una etapa”, el final de un ciclo profesional y vital, dijo del que ha sacado “un maravilloso enriquecimiento personal, una inefable sensación de privilegio”.
Irónica como siempre, comentó que “es que estos días me huelo y huelo a nardos. Hasta creo que me voy casi casi en olor de santidad, envuelta y arropadita en una ola de cariño que me tiene perpleja y me obliga contante e insistentemente a buscar una palabra que no consigo encontrar, que vaya mucho más allá de la palabra gracias…”.
Hizo un exhaustivo repaso a las personas y equipos con las que ha trabajado y se ha relacionado durante más de una década de dedicación a concejalías como Turismo, Patrimonio Histórico, Urbanismo y Transportes, Tráfico y Movilidad.
No se olvidó de nadie, desde embajadas a conserjes, desde colaboradores y amigos a alcaldes y concejales de otras ciudades Patrimonio de la Humanidad, responsables de fundaciones, universidades, etc. etc.
Incluso tuvo un breve recuerdo para el diablillo de la calle San Juan, al que ella ayer nombró por su nombre artístico, Aqvaedvcti Artifex, que dice le ha proporcionado “un par de berrinches pero miles de satisfacciones”.
A sus compañeros del actual gobierno municipal y a los trece concejales de la oposición les dijo que “me habéis hecho más rica, más sabia y mucho más consciente”.
Por todo ello, asegura que se va “satisfecha; creo que no he defraudado ni a mis muertos ni a mis vivos. He servido el cargo como mayordoma de esta cofradía que es la función pública. Lo he servido lo mejor que he sabido y podido. Creo que con la ayuda de tantos he podido cumplir mi compromiso”.
Por último, tomó prestadas unas palabras de un poema del escritora zamorano Claudio Rodríguez: he ganado honradamente mi jornal y era alto. “Nada ha sido en vano”.
La alcaldesa, Clara Luquero, en un papel más institucional hizo un repaso a algunos de los “logros” de la acción de Claudia de Santos desde sus responsabilidades, con especial mención a la promoción turística de la ciudad y a sus herramientas y productos para este sector tan relevante en la ciudad. No evitó tampoco las emociones y se despidió de ella afirmando “querida Claudia, nos vemos por Segovia, en todos los sitios donde tienes tu huella”.
El portavoz socialistas, Jesús García Zamora, se movió más por el terreno personal: “de ti siempre se aprende” y bromeó al señalar que “hay que estar muy fino contigo”, lo que Luquero refrendó: “ha dicho la verdad porque es muy aguda, muy fina y muy rápida”.
En un guiño a la profesión de De Santos, antes de su llegada al Ayuntamiento, García Zamora se despidió así: “muchas gracias, seño”.
Galería fotográfica del adiós de Claudia de Santos como concejala del Ayuntamiento de Segovia
