Cuando José Mourinho aceptó la oferta del Real Madrid, los seguidores del club blanco se ilusionaron muchísimo. Se trataba de un técnico de enorme prestigio, que acaba de conseguir un triplete con el Inter de Milán y que, además, había batido al Barcelona de Pep Guardiola.
Sin embargo, la última derrota de la escuadra ‘merengue’ en Pamplona ha descubierto la realidad del proyecto, que ya comenzó a intuirse cuando el bloque sucumbió por 5-0 en el Camp Nou.
El combinado de Concha Espina ha mejorado con rotundidad en la Copa del Rey; ha pasado de caer en la primera ronda frente al modesto Alcorcón a encontrarse a las puertas de la final.
También parece mejor situado en la Champions, y se antoja más complicado que el Olympique de Lyon le vuelva a apartar del camino en octavos.
No obstante, la decepción en la Liga está siendo mayúscula. Pese a que en gran parte, la culpa la tiene el eterno rival, que está batiendo sus propios récords, la hinchada de la entidad imaginaba un futuro más brillante bajo el mando del portugués.
De hecho, los números del luso en el torneo doméstico de la regularidad no difieren en exceso de los firmados en la campaña anterior por Manuel Pellegrini.
A estas alturas, la plantilla guiada por el chileno sumaba 50 puntos y se hallaba a cinco del líder, el Barcelona. Ahora, el Madrid acumula uno más, 51, aunque figura a siete de los catalanes. En este sentido, la coyuntura se antoja un poco peor.
El técnico del equipo blanco no se caracteriza precisamente por morderse la lengua. Ese factor le convierte en un personaje muy valioso para los medios de comunicación. El problema para Mourinho viene cuando se transforma en esclavo de sus propias palabras.
En la previa de la contienda ante el Mallorca, el de Setúbal manifestó que la Liga quedaría casi sentenciada si el Barcelona aumentaba su renta a corto plazo. «Habrá torneo con una distancia de cuatro o cinco puntos, pero en cuanto vaya a más, estará terminado».
La situación ha obligado al entrenador a matizar su discurso, y en su rueda de prensa en Pamplona prometió lucha hasta la conclusión; de cualquier manera, no puede borrar lo que dijo.
Osasuna responde a Cristiano.- Cristiano Ronaldo terminó frustrado el partido en el Reyno de Navarra, y criticó con dureza lo que había vivido sobre el césped. El portugués atacó a la afición de Osasuna por lanzar balones al campo y también a la plantilla de José Antonio Camacho por, supuestamente, hacer numerosas entradas duras. Cabía esperar una respuesta del combinado ‘rojillo’ y quien asumió la labor fue precisamente el autor del único tanto de la contienda, Javier Camuñas. El futbolista se mostró categórico: «Cristiano Ronaldo no nos tiene que dar ningún ejemplo de nada».
