Hemos vuelto a pisar las calles de Cuéllar y damos cuenta de que están más vacías que antes. Comercios, bares y restaurantes funcionan a medio gas. Son más evidentes aún las graves consecuencias de la crisis de 2008 sobre la economía cuellarana. La frase del pesimista es “en Cuéllar no hay nada”
La industria del mueble que, durante décadas fue el eje del empleo en Cuéllar, prácticamente ha desaparecido. Ha crecido una industria agroalimentaria, sobre todo en la comarca, basada en la precarización de sueldos y puestos de trabajo. Hay más empleo, pero no se percibe su incidencia en la revitalización del comercio y la economía la zona. Cuéllar está en una decadencia que se manifiesta en todos los campos de la actividad social y laboral.
No sirve buscar culpables. No sirven estrategias particulares, ni ocurrencias de unas Concejalías bienintencionadas. Necesitamos un Plan que englobe el campo, la industria, turismo y rehabilitación. Un plan que analice los medios y las capacidades de las que disponemos y que defina objetivos claros para encauzar los esfuerzos de todos. Ese Plan no va a llegar de la Junta de C y L. como pide la Vicesecretaria del PSOE. Ha de surgir de aquí, aunando regidores, empresarios, profesionales de distintos campos y jóvenes cuellaranos cualificados que desde hace años contemplan desde lejos la frustrante situación de Cuéllar. Más la ayuda exterior de profesionales de áreas diferentes. Nadie inventa nada, solo hay que ser capaces de adaptar soluciones, ya probadas, a la realidad de este lugar. Para sumar todos los brazos y voluntades de mejorar necesitamos ver más claro el futuro. Necesitamos un Plan.
