Las polémicas alianzas políticas que están armando dos acérrimos rivales históricos, de la izquierda y la derecha mexicanas, buscan cerrarle el paso al PRI, que tiene bastantes posibilidades de volver a la Presidencia en 2012, según coinciden varios analistas.
Este año se celebrarán elecciones para elegir a gobernadores en 12 estados, de los 32 que tiene México, de los cuales en cuatro buscan aliarse el conservador Partido Acción Nacional (PAN, en el poder desde 2000) y el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD, uno de cuyos sectores no reconoce al presidente panista Felipe Calderón).
Las negociaciones para estos acuerdos han prosperado ya en el estado de Durango, donde PAN y PRD (con sus aliados naturales PT y Convergencia) han anunciado que postularán como candidato a un antiguo priísta, José Rosas Aispuro Torres.
Las negociaciones continúan en Puebla, Oaxaca e Hidalgo.
El analista político Salvador García Soto adelantó en una entrevista que estas alianzas son temidas por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que ha echado toda la carne al asador para estas 12 jornadas electorales -que se celebrarán el 4 de julio-, pues allanarían su camino a Los Pinos (casa presidencial) en los comicios previstos para 2012.
Por su parte, los priístas han calificado estos acercamientos entre rivales políticos como «vergonzosos» y «antinatura».
Sobre estas alianzas, García Soto afirma que no son políticas ni ideológicas sino electorales, con el objetivo de derrotar a Gobiernos caciquiles en los estados donde estas asociaciones tienen oportunidad de salir adelante.
Uno de los que más teme a estas coaliciones, afirma García Soto, es el gobernador del central Estado de México, Enrique Peña, a quien se considera el posible candidato del PRI a la Presidencia del país y que cuenta con el apoyo de los llamados poderes fácticos del país. Peña, explica el analista, ve en las alianzas entre derechistas e izquierdistas un «ensayo» y cree que si funcionan para 2011 en los comicios por el Gobierno del Estado de México -clave por el número de votos con nueve millones de electores-, PAN y PRD podrían armar una coalición opositora con un candidato fuerte.
Una derrota en el Estado de México podría dejar sin plataforma a Peña para lanzarse como candidato presidencial, de acuerdo a García Soto.
No obstante, estos pactos no están transitando por un camino fácil y algunos sectores políticos de ambos grupos han reaccionado ante lo que consideran perversiones de poder.
Andrés Manuel López Obrador, una figura relevante en el PRD y que no reconoce a Calderón como presidente, ha rechazado estas alianzas, al considerar que «representan lo mismo, a un grupo oligárquico» que domina como en la época del dictador Porfirio Díaz (1884-1911).
De los 32 estados que hay en el país, el PRI controla 19, siete el PAN y el PRD seis, incluida la capital. En 12 de estos territorios, el PRI ha mantenido su hegemonía durante más de 80 años, según el analista Jesús Cantú.
En los 12 estados en los que este año está en juego la gobernación, el PRI maneja los hilos en nueve, el PAN en dos y el PRD en uno.
Cantú recuerda que no son nuevas las alianzas entre el PAN y el PRD contra el PRI, al señalar que en nueve ocasiones estos partidos han postulado a un candidato con el objetivo de sacar a los priístas.
De estas uniones, en tres elecciones obtuvieron la mayoría en las urnas, en otras hubo un fraude electoral que derivó en la renuncia del oficialista ganador, en una quinta la alianza estuvo cerca de ganar y las restantes cuatro no prosperaron por diversas circunstancias. «De concretarse las coaliciones en las cuatro entidades, las distintas fuerzas políticas que las compongan se repartirían equitativamente los beneficios y no sufrirían mayores perjuicios, que eventualmente recaerían en el tricolor (PRI), lo que explica su virulenta reacción», apunta Cantú.
