Las 22 piscinas públicas de titularidad municipal que no han abierto este verano han dejado este servicio a los casi 15.000 vecinos empadronados que tienen. A ellos hay que sumar los visitantes de cada verano, e incluso a quienes desde pueblos próximos se suelen acercar para sofocar los rigores del verano.
La delicada situación sanitaria ha provocado el cierre de una tercera parte de las instalaciones acuáticas y de recreo que hay en la provincia. Según los datos oficiales en la provincia están registradas 94 piscinas descubiertas.
De ese total, se encuentran abiertas al público 62 instalaciones. Otras 32 han comunicado a la Consejería de Sanidad que no abren este año. De estas últimas, una decena tienen carácter privado y pertenecen a hoteles, campings, asociaciones o urbanizaciones. Otras 22 son de ayuntamientos cuyos responsables han optado por cerrar este verano.
PISCINAS MUNICIPALES QUE NO HAN ABIERTO ESTE AÑO
En la mayoría de los casos, los vecinos han entendido el riesgo y han aceptado la decisión. En Fuentepelayo el dictamen para no abrir se aprobó por mayoría plenaria, tal como ha señalado su alcalde, Jesús Arribas (PSOE). “Siempre hay quien se queje, pero la mayoría entiende que no debemos de poner en riesgo a los vecinos; además de que es un servicio muy deficitario para las arcas municipales”, explica. Y aunque la piscina se encuentra cerrada, en próximas fechas podría abrir el bar anexo, ya que es una concesión aparte que el Ayuntamiento saca a licitación para todo el año y que se adjudicará en unos días.
Donde las protestas han salido a la luz pública es en Santa María la Real de Nieva. Su alcaldes, Pilar Ares (PP), mantiene que es preferible “salvaguardar la salud de los vecinos”. En un municipio, donde el Coronavirus ya causó numerosos estragos esta primavera, hay gente muy asustada. “Nuestra única razón de no abrir es la salud de los vecinos; si hubiera sido por otro motivo, lo habríamos asumido”, añade. Sí se encuentra en funcionamiento el bar situado junto a las piscinas. Pero por tratarse de una concesión de cuatro años de duración y que se adjudicó en 2019, era complicado no abrir. “Aún así, hablamos con el actual propietario para estudiar la situación, pero no encontró objeción en no abrir este año”. A pesar de las protestas de algunos vecinos ocurridas el pasado domingo, la regidora está convencida de que ha sido la mejor decisión. De hecho la situación en algunas piscinas abiertas está resultando menos ordenada de lo habitual.
De ello da cuenta por ejemplo un bando del Ayuntamiento de Turégano en el que se advierte a los usuarios que habrían incumplido las normas, de que podrán ser expulsados y denunciados ante la autoridad. “Algunos usuarios no solo no cumplen con la normativa, sino que incumplen con normas de higiene básica, como bañarse vestidos o en ropa interior, o tirarse con toallas, hechos que ponen en peligro y grave riesgo la salud y seguridad de los demás usuarios”.
Otra de las piscinas que no ha abierto este año es la de Coca, que con 1.774 habitantes es el municipio más grande del grupo. En un pleno y previo acuerdo con el adjudicatario, el Ayuntamiento decidió el viernes 26 de junio “por unanimidad” que este verano la piscina municipal permanecerá cerrada. “El motivo de esta decisión es que, debido a la crisis sanitaria del Covid, no se ha podido llevar a cabo una obra programada con nuevas mejoras en las instalaciones”. “No podemos asegurar el buen funcionamiento con todas las garantías sanitarias, a pesar de que el Ayuntamiento ha hecho todo lo posible para que la apertura fuese económicamente viable, incluso con las restricciones impuestas, primando en estas circunstancias la salud de las personas. Las obras se realizarán lo antes posible, para que las instalaciones estén en las condiciones que Sanidad lleva demandando desde hace varios años”, argumenta el Consistorio.
Los más de 700 habitantes de Vallelado tampoco podrán disfrutar de su piscina. El alcalde, Ángel del Ser Pascual (PP), dictó un bando en el que apelaba a un “ejercicio de responsabilidad, anteponiendo la seguridad y la salud del común de los vecinos”. El alcalde considera que las piscinas municipales son punto de encuentro de vecinos y visitantes de todas las edades, y lugar de esparcimiento, relajación y convivencia, “difícilmente compatible con la debida garantía del cumplimiento de todas las medidas de higiene y seguridad”. Por ello se optó por no abrir este verano.
Lo mismo se ha hecho en Navas de Oro, donde tras “mucha meditación” sobre si se debía abrir la piscina este verano o no, la cuestión se sometió a votación durante el pleno municipal del pasado 3 de julio. La decisión final acordada por mayoría fue no abrir. “Recordamos el hecho de que continuamos dentro de una pandemia mundial aunque se haya levantado el estado de alarma”, apostillaba el Ayuntamiento, que se dirigía a los vecinos recordando que no resultó fácil tomar la decisión y dándoles las gracias “por la comprensión”.
También apelaba a la “dureza y dificultad” para tomar la decisión del cierre de la piscina, la alcaldesa de Hontanares de Eresma. María Vallejo (PSOE), informaba de tal decisión tras reunirse el equipo de Gobierno, “debido a la falta de garantías en el cumplimiento de todas y cada una de las medidas de higiene que garanticen la salud de todos los usuarios y a la imposibilidad de organizar espacialmente su uso sin crear agravios comparativos entre nuestros vecinos y vecinas”.
En Aguilafuente sí están abiertas las piscinas, aunque más tarde de lo habitual: desde el 17 de julio. Pero se han extremado las medidas de higiene, de modo que a media jornada se cierra parcialmente la piscina para desinfectar entre las 15:30 y las 16:00 horas.
Otra localidad que ha optado por el cierre es Fuenterrebollo, donde el Ayuntamiento ha estudiado “la normativa de referencia y el informe técnico de los servicios sanitarios”. “Se ha tomado la decisión de no abrir al no poder cumplir con todos los requisitos exigidos ni poder garantizar la supresión del riesgo de contagio en este recinto”. En un comunicado dirigido a sus vecinos señala: “Lamentamos profundamente tener que tomar esta medida, motivada principalmente por cuestiones de salud pública y legales. La pandemia representa un escenario inédito, desconocido y aún imprevisible y dadas las circunstancias, consideramos que no estamos en condiciones de arriesgar lo más mínimo, entendiendo que la actual situación es excepcional y exige prudencia”.
Distintos criterios a aplicar
Algunos de los alcaldes consultados consideran que se han estado aplicando criterios distintos a la hora de realizar las inspecciones en las piscinas públicas, de modo que las dificultades para cumplir la normativa ha sido distinta para cada caso. Aunque no quieren citar nombres concretos para no poner en evidencia a ninguno de sus compañeros en las gestión municipal, señalan que la normativa sanitaria no resulta clara ni igualmente aplicable. Así, la Consejería de Sanidad señala que por regla general el aforo máximo en una piscina es del 75% sobre el total, si bien esta medida es “indicativa”, dependiendo de la configuración de la instalación, lo cual da lugar a confusión o interpretación.
Por otro lado en algunas piscinas de la provincia se ha exigido la realización de parcelas o zonas de separación para grupos de personas convivientes, y garantizar su separación de metro y medio; y en otras, no.

