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La arquitectura y el paisaje de la tradición

por Redacción
21 de junio de 2020
en Segovia
Paisaje de la Sierra de Ayllón desde Grajera.
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Fernando Vela Cossío (*)

Es imposible comprender la verdadera dimensión del paisaje sin conocer las características de su geografía física (el relieve, la hidrografía, el clima, la vegetación característica). Pero también resulta esencial estudiar los aspectos culturales (sociales, económicos, simbólicos) que, en un extenso proceso histórico, lo han hecho posible.

La arquitectura tradicional es uno de los elementos vertebradores sobre los que descansa una parte fundamental de este trabajo de análisis integral para el reconocimiento y la interpretación del paisaje. ¿Por qué? Porque la arquitectura tradicional, popular y vernácula, constituye un extenso repertorio que se ha mantenido en los propios márgenes de la Historia y que ha sido separado de la fuerte evolución estilística y constructiva que la caracteriza. Conserva testimonios de edificaciones funcionales, sostenibles y normalmente poco costosas merced a una aplicación inteligente de los recursos, que han cristalizado en soluciones constructivas y tipológicas casi invariables a lo largo del tiempo y que se identifican con un medio social y geográfico localizado y bien determinado. Esta manera de construir presenta siempre formas, estructuras y materiales característicos, que tienen su razón de ser en condicionantes marcados y precisos, como la disponibilidad de los materiales, las condiciones climáticas, la economía dominante, la tecnología o las prácticas y rituales de la cultura de la tradición, que se han transmitido, de generación en generación, desde tiempo inmemorial.

Después de la Humanidad misma, ¿qué elementos podrían darnos una información más completa, representativa y transversal de la cultura y de su relación con la Naturaleza que la organización misma del territorio y del hábitat? ¿dónde podríamos reconocer con mayor nitidez los métodos y herramientas de adaptación al ambiente que en la conformación de la arquitectura y en la materialización del hogar y de sus componentes?

Estas formas ancestrales de construir el paisaje (a cualquier escala, ya sea la del territorio, la de la ciudad o la de la propia arquitectura) constituyen los testimonios más valiosos de la forma en que los grupos humanos han extendido su acción sobre la Naturaleza durante cientos o incluso miles de años.

Sin embargo, la arquitectura tradicional viene experimentando un inexorable proceso de destrucción y abandono en buena parte del mundo desarrollado desde mediados del siglo XX, sobre todo como consecuencia de los grandes cambios y transformaciones de los sistemas económicos y sociales y de los modos de vida, y especialmente por el desarrollo y la implantación de los materiales, técnicas y procedimientos de la nueva construcción. Tal como señalaba el preámbulo de la Declaración de Boceguillas. Principios para el estudio, la protección y la conservación de la Arquitectura Tradicional (2012): «a pesar de la importante labor de conocimiento y difusión que han llevado a cabo muchos investigadores, del desarrollo de políticas específicas de protección y de las continuas llamadas de atención acerca del estado de conservación y de la importancia del Patrimonio Arquitectónico Tradicional por parte de las instituciones, la precaria situación y el peligro de desaparición en que se encuentra esta clase de arquitectura, sin contar con la grave amenaza que han supuesto las innumerables intervenciones sin criterio alguno de que ha sido objeto en tantos lugares, continúan resultando especialmente alarmantes en el momento actual. Algunos de los principales motivos que permiten explicar esta situación tienen que ver con el desconocimiento generalizado de los valores que contiene este tipo de Patrimonio y con la ausencia de una política sistemática de inventario, catalogación y protección efectiva de muchos de los ejemplares más relevantes o característicos de los conjuntos representativos que aún permanecen en pie».

En este documento internacional, elaborado a iniciativa del Centro de Investigación de Arquitectura Tradicional de la Universidad Politécnica de Madrid (CIAT) y de la Fundación Diego de Sagredo, se señalan tres objetivos principales: en primer término, identificar y definir de manera precisa el concepto de “Arquitectura Tradicional”, para concretar así aquellas de sus características que han de ser conocidas, difundidas y preservadas, respetando su autenticidad. En segundo lugar, establecer las bases científicas que faciliten su conservación como un importante Patrimonio cultural presente en todos los ámbitos de la geografía humana. Y, por último, promover el reconocimiento y la difusión de las características y de los valores propios de esta clase de arquitectura.

Resulta paradójico como las últimas generaciones que han tenido la oportunidad de constatar en nuestra Europa desarrollada el proceso de agonía, abandono, olvido y desaparición de estas arquitecturas de la tradición, son las mismas que han hecho posible su patrimonialización, consagrada por ICOMOS en la Carta del patrimonio vernáculo construido (México, 1999). En el momento actual parece que el debate se encuentra centrado en problemas tan importantes como el de la conservación de la autenticidad o el de la aplicación y adaptación de los criterios vigentes en la restauración del patrimonio arquitectónico a esta clase de construcciones, pero lo cierto es que podríamos inclinarnos a pensar, en un ejercicio de cierto inevitable pesimismo, que el debate nos puede acabar conduciendo a discutir los criterios para la aplicación estricta del método arqueológico en el estudio de esta clase de bienes mientras los poderes públicos y los agentes sociales implicados en la protección y la tutela del patrimonio cultural miran para otro lado.

Lo cierto, en cualquier caso, es que sólo desde el concurso de las distintas disciplinas que rigen las ciencias humanas y naturales podemos abordar un estudio verdaderamente holístico, integral, de los numerosos valores de la arquitectura popular. La geografía, la etnografía o la arqueología, son algunas de las disciplinas que mejor han integrado los criterios y métodos de descripción y de análisis del espacio en su dimensión temporal, de manera que sea posible explicar y comprender la formación histórica de los lugares y sus características. Por eso, la arquitectura tradicional tiene que ser considerada, en todo momento, dentro de su contexto y como parte integrante de un conjunto, y ha de estudiarse siempre en el marco del paisaje del cual forma parte, atendiendo a las características del lugar en el que se encuentra y con el que se relaciona, y a los aspectos sociales y económicos de la estructura cultural en la cual se ha desarrollado. Hacer posible la conservación de este valioso legado para las futuras generaciones es una labor de todos.

—
(*) Doctor en Geografía e Historia. Arqueólogo. Profesor Titular de la Universidad Politécnica de Madrid y director del CIAT. Miembro de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce de Segovia.

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