Cuando a los vecinos de Balisa y Santovenia, dos pequeños pueblos agregados a Santa María la Real de Nieva, se les advierte que el siglo XXI será de escasez de agua potable para los seres humanos, ellos aseguran, con sorna, conocer de primera mano el problema desde hace años, muchos años… En cualquier caso, ambos núcleos han experimentado recientemente “un leve avance” en su suministro de agua. La novedad radica en que el Ayuntamiento ha decidido entregarles agua embotellada, una medida aceptada “con gran agrado” por el vecindario, según asegura el alcalde, Jaime Pérez Esteban (PP).
El problema viene de lejos. Hace ya más de una década se detectó en el agua de Balisa un elevado índice de nitratos. Al poco tiempo, Santovenia entró también en la ‘lista negra’. Así que hubo que empezar a buscar soluciones.
En el caso de Balisa, en su Plaza Mayor se colocó un tanque para el suministro de agua potable. La instalación, de poliéster, no gustó a los vecinos, al entender que sus condiciones higiénicas no eran las más adecuadas. Fue sustituido por un tanque de leche, que tampoco concitó la aprobación general. Las críticas llovían. En invierno se helaba. No se limpiaba adecuadamente. Y, de vez en cuando, alguien tenía que ahuyentar a perros que se acercaban a beber. Por si era poco, el camión de bomberos encargado de llevar el agua no se libraba de la reprobación de los vecinos. “Es muy viejo” o “está muy sucio”, eran comentarios repetidos.
Ahora, el regidor de Santa María la Real de Nieva reconoce que “no se cumplía la normativa” y, como consecuencia de ello, Sanidad había abierto un expediente al Ayuntamiento.
“Nada más ganar las elecciones decidimos cambiar el sistema; así no se podía continuar”, explicaba ayer Pérez. Así que los tanques se han llevado a un almacén municipal y los vecinos han comenzado a recibir, semanalmente, agua embotellada, en garrafas de cinco litros cada una.
De momento, el Ayuntamiento ha fijado una cantidad “simbólica” por cada garrafa: 20 céntimos. Pérez ha querido agradecer la “rápida implicación de la Diputación”, que abonará el 25% del coste del agua embotellada. En cualquier caso, la decisión tendrá un coste para Santa María la Real de Nieva, aunque Pérez lo da por bien empleado: “Vamos a cumplir con nuestra obligación de suministrar agua potable a la población”.
Más allá de esta solución “temporal” al problema, el alcalde ya ha empezado a buscar un arreglo definitivo. “Esperamos contar nuevamente con el apoyo de la Diputación, en este caso para la adquisición de un filtro que elimine este elemento”, concluye Pérez, que recuerda que algunos ayuntamientos, como Fuentepiñel, ya cuentan con ese sistema.