Han pasado más de tres meses desde que la Biblioteca de la Fundación Caja Cega cerrara como medida preventiva, antes de la promulgación del estado de alarma. Los patronos de dicha Fundación anticiparon la decisión para proteger sanitariamente a los usuarios. Esta medida fue del todo acertada ya que, a los pocos días las decisiones gubernamentales iban en ese sentido.
Durante el tiempo de clausura de la biblioteca, los responsables fueron dotando a estos espacios de lectura de todas las medidas de seguridad. La Fundación Caja Cega elaboró un protocolo de funcionamiento muy estricto para la reapertura. No se escatimaron recursos económicos para dotar de todos los medios necesarios tendentes a recuperar la confianza de los lectores habituales, y que éstos pudieran disfrutar de nuevo de las actividades programadas.
Antes de abrir oficialmente la biblioteca al público, se procedió a habilitar una jornada previa reservada exclusivamente para los patronos de la Fundación para que evaluaran, minuciosamente y sobre el terreno, las condiciones en las que se encontraba dicho recinto, con el fin de subsanar cualquier pequeño inconveniente que se detectara y para plantear a la bibliotecaria escenarios de estrés y la forma de resolverlos al día siguiente cuando accediera definitivamente la población al servicio de préstamo de fondos bibliográficos. El resultado de esta evaluación se saldó de forma sobresaliente y así fue ratificado por parte la bibliotecaria (Nati Torrego) y por el público.
A pesar de encontrarse con limitaciones, las personas fueron comprensivas. En esta batería de medidas socio sanitarias, hay que destacar la colaboración del Ayuntamiento de Fuentepelayo y también por parte de Cajaviva.
