El fútbol sala continúa con su particular vaivén a todos los niveles. En el deportivo, con un play off express por el título en la Primera División, más otro por el ascenso en la Segunda, y con uno más a la Segunda División B que está poniendo las cosas más que complicadas a los conjuntos amateur, que lo son (como mínimo) de tal magnitud como los de fútbol, con jugadores que no solo no cobran, sino que en algunos casos ponen dinero para jugar.
En el apartado institucional no bajan las aguas menos revueltas, después de que la Liga Nacional de Fútbol Sala se haya quedado directamente sin competencias para organizar la competición, que pasará a depender de la Federación Española de Fútbol sin tener que usar a la LNFS como ‘intermediario’ después de que expirara su último convenio hace once años, y no fuera hasta el año pasado cuando la RFEF decidió asumir las competencias de la gestión de las competiciones tanto en Primera como en Segunda.
Una petición lejos de la realidad
El último coletazo de la LNFS pidiendo al CSD que firme la calificación del fútbol sala como deporte profesional parece haber llegado algo tarde, teniendo en cuenta que ya no tiene las competencias sobre las dos máximas categorías del sala nacional, y que esa calificación obligaría a los clubes a convertirse en Sociedades Anónimas Deportivas, una verdadera utopía económica tal y como se encuentra el fútbol sala actual.
En varias de las modificaciones la FIFA asimila el futsal internacional al español, con especial énfasis en los porteros
Pues no contentos con el ‘panorama’, les llega ahora a los clubes la nueva normativa de la FIFA para el fútbol sala para la campaña 20/21, en el que se producen una serie de variaciones sobre las que deberán de estar atentos sobre todo los entrenadores de base.
El portero
Las novedades más importantes tienen que ver con el portero, ya que hay dos cambios importantes con respecto a las temporadas anteriores. La primera de ellas tiene que ver con su posición bajo el marco que decidirá la calificación de ‘ocasión manifiesta de gol’, por lo que ya no habrá tarjeta roja para el defensor si comete una infracción sobre un rival siendo el último defensor, salvo que se produzca juego brusco grave, si el portero está bajo los palos.
La segunda de estas novedades para el guardameta tiene que ver con la puesta del balón en juego, pero poco afecta a España, puesto que en las categorías inferiores de la competición española, ya existía la norma de que el portero no puede pasar del centro del campo con su saque sin que el balón haya botado antes, siempre que se trate de un saque de puerta. Las categorías senior se ‘salvan’ de esta norma, algo que ha sido criticado por no pocos técnicos que consideran que debería hacerse obligatoria en todas las categorías.
La bocina, y no el silbato
Otra de las novedades importantes tiene que ver con los finales de los partidos. Antes (aunque hubiera quien no lo tenía claro) era el pitido del árbitro y no la bocina quien decretaba el final del partido. Ahora será directamente la bocina la que señalará la conclusión del encuentro. Si en el momento del ‘bocinazo’ el balón ha sido lanzado a portería, ese lanzamiento tendrá validez siempre que no lo toque un atacante, y si mientras el balón está por el aire se produce una infracción, esta se señalará.
Además, en encuentros de eliminatorias que deban decidirse desde el punto de penalti, habrá cinco lanzamientos, y no tres como estipulaba la norma anteriormente. Nuevas normas a tener en cuenta de cara a una próxima temporada que sigue siendo una incógnita para todos.
