Seguramente por la dinámica tan vertiginosa con que se vienen produciendo los hechos en la aldea universal, también en la más próxima a nosotros, la sociedad no es consciente del prodigio histórico al que estamos asistiendo como espectadores y que, aunque lo percibimos, no tenemos conciencia para asimilar suficientemente la dimensión que ha tenido y va a tener de pluralidad ese cambio entre estas dos épocas históricas con lo que sobrevendrá, puesto que de la que acaba somos —sin saberlo— testigos privilegiados de tan irrepetible momento. Han venido siendo hechos producidos casi diariamente en el planeta, que son transmitidos a gran velocidad yuxtaponiéndose frecuentemente no dando lugar con ello a que puedan ser suficientemente decantados, evaluados en justicia y finalmente retenidos Ha sido como una explosión de acontecimientos y de conductas que vienen dando lugar a reacciones y consecuencias impensables en el tiempo. Viene a ser como si se estuviera conformando una nueva sociedad despojándola de la piel y el estado de bienestar don habitaba, para dar paso a otra esencia de conductas. Pensemos que el futuro —el que conformará otra época— será bien distinto sobre todo en aspectos que arrastraremos: sociales (desempleo lacerante, desaparición o debilitamiento extremo del tejido empresarial, quiebra del estado financiero (e incluso político) y sobre todo un cambio radical en la convivencia y el estado de bienestar disfrutado, en el que se acusará una previsible hambruna.
Fijaros que a nivel internacional hemos asistido a la caída de regímenes políticos dictatoriales que puedan dar paso a más saneadas reconducciones democráticas. Ahí quedaron reflejadas si no el mito de Bin Laden, la caída de Arafat, de Mubara o de Gadafi (restos de cuyos Ejércitos mercenarios armados —junto con las intervenciones en los Balcane— están poniendo en situación de crisis e inestabilidad muy preocupante a buena parte del mundo; las turbulencias de Siria, Libano, Afganistán, por poner algunos ejemplos junto a las caídas poco ejemplares de Berlussconi, Sarzoky o la propia presidencia mexicana. El desmembramiento de la URSS o la caída del Muro de Berlín. Sin olvidar el aupamiento meteórico de Obama, en EE.UU y su defenestración poco después.
No hay que perder de vista tampoco las reacciones prepotentes de dictadores de América Latina, nacionalizando de forma muy preocupante intereses nacionales españoles. La conmoción universal derivada de la crisis económica y financiera mundial tampoco ha pasado desapercibida en España, ni mucho menos, transmitiendo una clara revulsión en la Unión Europea con caída de bancos e instituciones de solvencia financiera universal haciendo peligrar la unidad.
Coincide en España esta crisis con el cambio de sistema político de gobierno dejando atrás el tradicional sistema bipartidista con la llegada de otros pensamientos progresistas, comunistas, revolucionarios y separatistas, a lo que no ha sido ajena la reciente inhumación de Franco del Valle de los Caídos. En ese relevo del pensamiento de Estado, además, se añaden agujeros negros de deuda impensables y déficits desproporcionados que han dado lugar a profundos recortes sociales, sanitarios, educativos, políticos,etc. de gran calado. Se revelaron al tiempo –para gloria de la transparencia democrática deseada- el enjuiciamiento y persecución de conductas delictivas como los casos de Pepe Blanco, en Madrid, Camp en Valencia, José Antonio Griñán y Manuel Chaves en Andalucía. O lo de Bárcenas,que esa es otra. Salieron a relucir los chorizos en toda España (como la pitanza del “honorable” Pujol) y así se inician procesos a políticos, financieros, artistas o a fusiones oscuras como Bankia, Caja Madrid, Caixa, Cam,etc y afloran defraudadores de la pasta y la confianza hasta entonces escondidos.
Mas en otro orden de cosas se tambalea la cúpula del Poder Judicial (Tribunal Supremo y Tribunal Constitucional (hasta entonces de gran solvencia) o injerencias en la Justicia con el cuestionado nombramiento a dedo de la Fiscal General del Estado. Recordemos también la expulsión del incombustible Juez Garzón de la carrera judicial. Caía también el gobernador del intocable Banco de España Fernández Ordóñez y se registraban ceses fulminantes en la cúpula de los Cuerpos de Seguridad del Estado. Se cuestiona incluso la supervivencia del Senado y de buena parte del Congreso, de las Autonomías, de las Diputaciones e incluso de pequeños municipios asfixiados por la carencia de recursos y de márgenes. Es más, se resienten en esas turbulencias incluso la propia Casa Real con escándalos como el de Iñaki Urdangarin o las cacerías del Rey Juan Carlos.
Y mientras el desempleo crece vertiginosamente se dulcifica la política antiterrorista con excarcelaciones e indultos. Se libera el aborto y los matrimonios homosexuales. Nacía con gran virulencia el movimiento 15-M que quiere ser un revulsivo contra la situación (incluso, como se ve, con un cogobierno socio-comunista arropado por distintas banderías. Siquiera parcialmente habría que reconvenir también en los avances de investigación médica en campos como el sida o el cáncer (aunque no hayan podido todavía con el asesino coronavirus, de una convulsión tan trágica) y, sobre todo espacial, con el acercamiento a otros planetas y el hallazgo del Boson Higgs (el hecho más importante de la historia de la Ciencia.
Hemos asistido a la caída de dos Repúblicas que derivaron hacia una Dictadura perpetuada durante 40 años a una transición ejemplar con una Constitución sólida avalada por los españoles; la restauración de la Monarquía en la persona no de D.Juan de Borbón sino en la de su hijo Juan Carlos. Hemos asistido al advenimiento de la Democracia con un Pacto de concordia entre todas las ideas políticas, incluidas las comunistas, la caída del Movimiento y el desmantelamiento del sistema; asistíamos a un golpe de Estado y, más tarde, a la abdicación del Rey Juan Carlos en favor de su hijo Felipe VI.
Asi es que fijaros si hemos asistido a una época históricamente prodigiosa e irrepetible. Hemos sido una generación privilegiada como espectadores. A partir de ahora (cuando salgamos de esta pandemia vírica que nos ha confinado durante meses en un estado de alarma que secuestró nuestras libertades y nuestro estado de bienestar) creo que entramos en otra verdaderamente más incierta y bien distinta con que se abre un camino difícil de intuir. Un camino que tendrán que recorrer las generaciones que nos sucedan. Pero que seguramente no tendrán un privilegio tan fascinante como el que nosotros hemos tenido con la que dejamos atrás ahora.
