La Fiscalía estadounidense solicitó ayer a las autoridades de Hong Kong que detengan a Edward Snowden, el extrabajador de la CIA que destapó el sistema de vigilancia electrónica empleado por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), después de que el tribunal de distrito de Virginia Este le imputara los delitos de «robo de propiedad del Gobierno y comunicación indebida e intencionada de información de Defensa e Inteligencia a personas no autorizadas» amparado en la ley de Espionaje de 1917.
Las autoridades norteamericanas emitieron una orden de arresto provisional y pedirán la extradición de Snowden a Hong Kong, a donde el joven de 29 años viajó el mes pasado tras abandonar su trabajo en la NSA. Allí permanece, según las últimas informaciones, a la espera de obtener asilo político en algún país que le ampare ante un hipotético proceso judicial en Estados Unidos.
El territorio asiático tiene un sistema legislativo y un entramado legal propio, pero, en última instancia, responde ante Pekín bajo la prerrogativa un país, dos sistemas. Aunque EEUU mantiene un acuerdo de extradición y una estrecha cooperación en asuntos de Seguridad, dicho convenio excluye las entregas por crímenes de «carácter político», un concepto que incluye la acusación de espionaje.
El jefe del Ejecutivo de la excolonia, Leung Chun-ying, afirmó la semana pasada que el Gobierno actuará «conforme a las leyes y los procedimientos actuales» para responder a la petición de ayuda de Washington.
No obstante, las autoridades estadounidenses, al interponer una denuncia por la vía pena, gozan del sustento jurídico suficiente para solicitar a Hong Kong que extradite a Snowden. De ahora en adelante, los fiscales disponen de 60 días para formalizar la acusación y pedir la extradición del analista informático para someterlo a juicio en territorio americano.
En su defensa, Snowden podría ralentizar el proceso en los tribunales asiáticos, una vez alcance la más alta instancia judicial local, el Tribunal Supremo. Llegado este punto, la trama podría dilatarse varios meses.
En ese sentido también podría contribuir el Gobierno chino si no considera que la entrega del informático concierne a sus intereses. Incluso evitaría ser extraditado a Estados Unidos si solicita asilo político en Hong Kong o en otro país -Islandia parece ser la primera opción- con jurisdicción distinta antes de que las autoridades hongkonesas actúen.
La orden de detención ha sido interpuesta en la jurisdicción donde está radicado el exempleador de Snowden, Booz Allen Hamilton, en Virginia Este, un distrito con una larga tradición en perseguir asuntos de Seguridad de índole nacional.
Pero Snowden no está solo. Y es que el topo de la CIA ha recibido numerosas muestras de apoyo y, quizás, una de las más importantes provengan de Wikileaks, cuyo fundador, Julian Assange, aseguró esta misma semana que está moviendo todos los hilos para conseguir que el joven abandone Asia y le concedan el asilo político en algún país europeo. De hecho, la red ha gestionado con empresarios islandeses para que el norteamericano pueda viajar en las próximas horas a Reijkiavik, donde podría refugiarse en alguna embajada.
