El ministro de Economía, Luis de Guindos, aseguró ayer que el Gobierno «no tiene que seguir al pie de la letra» lo que dice el Fondo Monetario Internacional (FMI), justo un día después que el organismo internacional recetara a España subir el IVA y bajar los tipos que pagan las empresas.
De Guindos volvió a recalcar, ya lo había hecho en anteriores ocasiones, que el Ejecutivo acostumbra a analizar «con cuidado» las recomendaciones, pero que tiene su propia «hoja de ruta» al respecto y pidió que se preste más atención al programa de estabilidad y al plan de reformas del Gabinete de Mariano Rajoy que «a lo que dice el FMI».
El titular de Economía, sin embargo, dejó una puerta abierta a las sugerencias de los hombres de negro al avanzar que se «tomarán más medidas en todo lo que tiene que ver con la reducción y la reestructuración de la deuda de las empresas». Explicó que se trata de salvar firmas que son viables, «pero que no pueden subsistir por la losa de la deuda» y que van encaminadas, en última instancia, a una situación de autoliquidación.
El político hizo hincapié en que el proceso concursal en España es una especie de «trituradora de empresas», y todas acaban en la liquidación. «Eso hay que modificarlo porque es la peor solución para todo el mundo. Cuesta más crear una compañía que evitar que desaparezca y el proceso concursal nacional lleva a la eliminación de todo tipo de empresas y, por tanto, ahí hay que actuar» subrayó.
Reducir salarios
El mandatario popular se detuvo en las recomendaciones concretas que sugirió al Gobierno de Mariano Rajoy el organismo que dirige Christine Lagarde, y recordó que el año pasado la institución abogó por que los salarios bajaran un 10%, y precisó que «evidentemente eso no era posible. No se realizó y se olvidaron de ello».
En cuanto a los impuestos, reiteró que «el Gobierno no va a modificar ninguno de ellos que no venga derivado de modificaciones estrictas de la normativa comunitaria».
Asimismo, el ministro señaló que la reforma fiscal que será presentada este verano para entrar en vigor en 2015 deben «notarla los ciudadanos» y supondrá que desde el primer mes del próximo año las retenciones por IRPF en las nóminas se vean reducidas.
En este sentido, De Guindos subrayó que esta reforma se enmarca «perfectamente» en un contexto de reducción del déficit y no va a ser compensada mediante aumentos de otros gravámenes. De este modo, el ministro precisó que la pérdida de ingresos netos estimada se cifra en entre 2.500 y 2.600 millones de euros en 2015 y otros tantos en 2016. «El objetivo fundamental del Gobierno es un impuesto más sencillo para todo el mundo y que implique unas menores retenciones de los rendimientos del trabajo a partir del próximo enero», añadió.
Por otro lado, el responsable de Economía apuntó que los potenciales elementos alcistas para las perspectivas de crecimiento de la economía española superan actualmente a los riesgos a la baja, y reiteró las proyecciones del Ejecutivo de una expansión del 1,2% del PIB en 2014 y del 1,8% en 2015.
«El Gobierno ha hecho recientemente estimaciones de un crecimiento del 1,2% este año y el año que viene se continúa con un 1,8% hasta un 1,5% medio»
El ministro señaló que España viene de una «profundísima recesión» en la peor crisis de las últimas décadas, aunque insistió en que «se está empezando a ver la luz al final del túnel».
Así, De Guindos recordó que el FMI señaló en su última evaluación que el país ha dejado atrás la recesión y que espera que el crecimiento se mantenga en el futuro.
Mientras tanto, el Ibex 35 encadenó su cuarta jornada consecutiva de subidas, animado por un sector bancario al alza, para despedir la sesión instalada en un nuevo máximo anual (10.757,2 punto.
En el mercado de deuda, la rentabilidad de los bonos españoles a 10 años marcó un nuevo mínimo del 2,804%, quedándose cerca de situarse por debajo del 2,8% por primera vez en su historia.
