Este Ramadán quedará marcado por mucho tiempo en la memoria de los musulmanes por ser la primera vez -que se recuerda- que las mezquitas permanecerán cerradas durante este mes sagrado, en el que, tradicionalmente, la oración y vida en comunidad, se intensifican.
El presidente de la Federación de Comunidades Musulmanas de Castilla y León, Mohamed El Mizeb, explica lo que significa el Ramadán para los creyentes del Islam a las puertas de la mezquita Al Muhsinin, en el barrio de San Lorenzo, que permanece vacía desde seis semanas.
“La vida es un examen para todos y, cuando pasamos a la otra vida, cada uno tiene su libro con lo que ha hecho y ‘se dan las notas’. Durante este mes, tanto lo bueno, como lo malo, cuenta el doble para tu historia ante Dios, por eso la gente intenta hacerlo lo mejor posible”, ilustra el fiel.
El mes de Ramadán incluye diversos ritos, entre los que destaca el ayuno desde que sale el sol -no se debe comer, beber, fumar ni tener relaciones sexuales- hasta la noche, pero también las intensas jornadas de oración y los festejos con el resto de fieles, los amigos y la familia en la mezquitas.
Este año, debido a la crisis sanitaria del coronavirus, el Ramadán deberá celebrarse de otra forma, “cada uno desde casa”, según transmite Mohamed.
“Uno de los principios más importantes del Islam es proteger la vida. Si los rezos o cualquier acto puede poner en riesgo la vida de otras personas, el Islam lo rechaza”, expone el fiel, que añade: “Si contagias a alguien y este acaba muriendo, el pecado que cometes es como si lo hubieras matado tú”, añade.
Según los datos del Observatorio Andalusí publicados este año, hay 41.275 musulmanes en Castilla y León, de los cuales 15.003 son españoles y 26.272, extranjeros, la gran mayoría de estos naturales de Marruecos, como Mohamed.
Por provincias, la que más musulmanes alberga es Burgos, con 7.950, seguida de Valladolid, con 6.445; León (6.338), Segovia (5.111), Ávila (4.712), Salamanca (3.941), Soria (3.215), Palencia (2.423) y Zamora (1.140).
Para buena parte de ellos, este Ramadán quedará impreso en sus memorias por mucho tiempo. Algunos, como Mohamed, insisten en ver el lado bueno y consideran que este mes sagrado en tiempos de confinamiento puede ser “una oportunidad única”.
Dedicar más tiempo a la oración, la reflexión y la introspección para conocerse a uno mismo y pasar más tiempo con la familia son las mejores opciones para personas como Mohamed, que lo vivirá en casa con su mujer y sus tres hijos.
Sin embargo, para otra parte de la comunidad, será especialmente difícil afrontar este mes con disciplina: los creyentes que viven solos, en su mayoría jóvenes extranjeros que aún no tienen familia en España con la que compartir estos días y que este año tampoco podrán acudir a la mezquita con el resto de fieles para rezar.
También será todo un reto para aquellos en situación de vulnerabilidad, que durante este mes sagrado acudían a los templos sagrados, repletos de personas, para recibir comida.
Sea como fuere, Mohamed llama a la resignación, y lo ilustra del siguiente modo: “Esta pandemia ha podido venir de un acto humano, y Dios lo ha permitido, o del propio Dios; pero en cualquier caso, él quería que sucediera, así que lo tenemos que aprovechar de la mejor forma posible”, explica.
El marroquí lamenta haber conocido durante este mes la difusión de algunos bulos en los que se acusaba a la comunidad musulmana de querer saltarse el confinamiento con motivo del Ramadán, lo que para Mohamed es síntoma de la islamofobia presente en todos los rincones del país.
“Si es un vecino al que dices ‘hola’; si te contesta, bien, si no, ya no se lo dices más”, explica Mohamed, que añade: “El problema viene cuando son los funcionarios de la administración los que a veces te ven como un enemigo, y acaban poniéndonos obstáculos a la hora de ejercer nuestros derechos”, lamenta
